Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- Quiero ser punk. Aquí en Xalapa. Quiero gritar “¡Queremos roooock!” mientras pateo un bote de basura, pinto mentadas de madre en las paredes y destrozo jardines.
Quiero ser como los 400 Pueblos, tirar huevos a las ventanas, pintarle MOKOS al gobierno y orinarme en los monumentos históricos.
Quiero ser punk. Quiero imponer mi ley a base presiones, de desnudos y de taparrabos. Yo quiero ser punk, porque ustedes no pueden, pero yo sí, quiero ser punk.
Quiero ser como César del Ángel. Llegar a una ciudad, causar desmadre y salir impune. El que me diga gordo, cuatro ojos, greñudo y panzón, le voy a partir la jeta. Me voy a calabacear en su cráneo, porque soy punk. Porque soy rebelde y no me importa lo que digan los demás.
Quiero juntar mis 400 punks y armar mis movilizaciones en el DF. En “El Chopo” no, porque ya está muy choteado. Ya es fresa. Ya le caen puros intelectualoides que no nos respetan a nosotros los punk. Por eso me largo a Xalapa, allá donde le tienen miedo a los punk.
Quiero que mis 400 punks hagan anarquía. Que se instalen donde se les hinchen los testículos, que el gobierno no tenga de otra más que respetarnos porque somos punk. Podemos llegar a Xalapa y nos la pelan porque somos punk. Por eso nos encueramos: pa’ que nos la pelen y digan que somos sus papis-punk.
Quiero ser punk, así disfrazado de campesino, gritar que me muero de hambre, que hay mucha injusticia en el campo y causar desmanes porque soy punk. Si me preguntan “¿Por qué?”, les contesto “Nomás, nomás, porque soy punk… Masco chicle, pego duro, tengo viejas de a montón. Tururuuuuu…”
Quiero pintarme los pelos grises y ponerme sombrero vaquero. Quiero defecar donde se me antoje aflojar el mastique, quiero acampar en las jardineras y el que me diga algo, se me quede viendo feo o diga que apesto, le voy a partir la madre así nomás de huevos porque soy punk.
Soy punk y tengo 400 cabrones que me apoyan para hacer desmanes. Si quiero lana, pido millones y no pendejadas, porque soy punk y me vale. Yo sí soy punk y no como los demás que quieren ser punks, pero no pueden porque yo sí soy punk.
Con 400 punks impongo mi ley, viajo en trocas por las grandes ciudades con toda la banda; me hago el loco cuando me piden calma, me pongo erizo cuando me protestan y mando patear traseros a la gente que me jode. También a la que me encargan, porque cobro como punk, como mercenario, como corsario con patente de corzo para atracar a los enemigos de mis amigos.
Soy punk. Ustedes no. Pero yo sí soy punk. Puedo agarrar a un buey a madrazos, patearle la cara, apoderarme de su vieja, de su hija y hasta de su nieta nonata. Lugar al que llego impongo mi ley, ya les dije, porque soy punk, y a mi nadie se me acerca para decirme que me aplaque.
A mi me la pelan en Xalapa. Seguiré llegando a hacer desmadre, a crear anarquía porque el gobierno me quiere como punk. Seguiré como punk y que viva la causa… ¿Cuál causa?... Este… Vale madres, yo soy punk y se aguantan.
EPÍLOGO (Tomado de la Güiquipedia): El origen del punk se sitúa en una sociedad anglosajona entonces saturada de clichés y convenciones estereotipadas. Jóvenes de los dos países, inspirados por las actitudes transgresoras del rock -y en especial por el sonido del garage rock-, comenzaron a mostrar sus propias formas de rebeldía contra los roles socioculturales, que consideraban hipócritas y tensos, expresándolo a través de transgresiones y provocaciones estéticas, musicales y culturales. El punk fue primeramente un fenómeno estético-musical, que generó una moda generacional en los 1970, que más tarde fue tomando la forma de un movimiento estético-filosófico que se convertiría en una cultura.
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