Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- Veracruz necesita de sus ayudas como nunca antes. El impacto del huracán KARL fue devastador; su rumbo errático y caprichoso tocó poblados que en su vida habían sentido la fuerza un fenómeno de la naturaleza de estas dimensiones.
Es indignante que la Secretaría de Gobernación, a través de su titular Francisco Blake Mora, anuncie que la etapa más crítica de KARL ya haya pasado, desmoralizando a los cientos de miles de afectados que existen todavía en territorio jarocho. Si la oficina de la cual depende Protección Civil da como tiempo pasado la desgracia, entonces ¿para ellos ya no hay nada qué hacer?
Para conocimiento de su secretario de Gobernación, la desgracia es peor y eso ojalá lo pudiera constatar con sus informantes políticos. Las lluvias que dejó KARL hicieron que los ríos provenientes de las montañas crecieran con golpes de agua históricos, que desaparecieron vías de comunicación y poblados poco conocidos como Berberecha, en Carrillo Puerto.
Señor presidente: entendemos que usted tenga diferencias con el gobernador de Veracruz. Entendemos que no tenga relaciones excelentes con el mandatario jarocho, que exista entre ustedes conflictos de orden partidista, políticos, o que también le fastidie el color rojo como a muchos de nosotros, pero no entendemos qué tiene que ver eso con las urgencias que necesita Veracruz.
Conociendo de antemano estas diferencias, usted, señor presidente, cuenta en el estado con miles de funcionarios públicos federales, cientos de dependencias a lo largo de todo el territorio veracruzano. Todos empleados leales a su gobierno, que si en el momento que se requieren, ahí estarán dando la mano.
Hay cientos de clínicas, oficinas, cuarteles, dependencias, donde usted puede concentrar la ayuda federal que quizás no quiera darle por desconfianza o simple negativa a las instituciones estatales del Gobierno de Veracruz y el DIF estatal. Su gobierno, identificado como de derecha --sin necesidad de que esto sea insultante-- tiene contacto histórico con la iglesia católica y varios líderes religiosos, los cuales pueden ser centro de acopio o distribución de víveres.
No optemos por la mezquindad. Fidel Herrera es un ser humano, con errores, político como usted con intereses propios y de grupo, porque así es en general la clase política, pero los enconos existentes no deben de pintar de colores la tragedia.
Incluso, si fuese así en Veracruz, usted, repito, cuenta con todo un ejército de empleados y simpatizantes que estarían gustosos de ayudar al vecino. En estos momentos, nos vale por quien votó el de al lado: lo importante es rescatar vidas. Ahorita nos vale si la despensa es roja, si la despensa es azul: lo importante es lo que contiene.
¿Qué los medios jarochos son leales o comprados por Fidel? Señor, eso es una visión muy pobre para quienes no les interesa la devoción hacia determinado gobernante. Además, bajo esa lógica, usted tiene en el Distrito Federal a los medios más influyentes del país. Tiene usted a las dos televisoras nacionales, los periódicos más leídos, las radiodifusoras que se escuchan en todos los rincones.
Pero esto tampoco debe ser motivo para impedir la ayuda; la lucha mediática se debe canalizar mejor en el llamado a la conciencia. Afortunadamente los colegas de los llamados “medios nacionales” han estado pendientes en la parte informativa, pero no es suficiente.
Así como hay campañas contra la trata de blancas, contra periodistas secuestrados, contra quienes estén en contra de la plenitud del pinche poder, esos espacios puedes ser usados ahora, tantitos minutos, tantitas picas, para pedir que nos apoyen constantemente.
Veracruz se los agradecerá enormemente. Usted presidente Calderón, ustedes colegas del Distrito Federal, son testigos de la hospitalidad jarocha, de nuestra alegría, de cómo sabemos tratar a quien nos visita, y no sólo en el puerto, sino en prácticamente todo el estado, porque ese es uno de los grandes errores que cargan los medios nacionales: pensar que Veracruz es sólo el puerto. Aquí se les agradecerá primero con una sonrisa, luego con un son, unas versadas, ya si quiere, danzón y unos toritos.
Señor presidente Felipe Calderón, usted que particularmente es twittero, basta con ver los mensajes de quienes usamos esa red social para darse cuenta de la dimensión de la tragedia, y no obstante no ha tenido la sensibilidad de pisar territorio jarocho. Ni siquiera puede usted argumentar razones de seguridad, porque ha visitado la ciudad más violenta de este país, que se llama Ciudad Juárez, y no le ha pasado nada.
Señor presidente, medios defeños: dejemos a un lado la necrofilia bicentenaria, del terremoto del 85, el sensacionalismo de los diariamente ejecutados, y vamos ver por el lado de la vida, de los que viven, de lo que se pueden rescatar, los que necesitan algo porque lo perdieron todo. Ustedes tienen ese poder de convocatoria que hace falta; no lo nieguen por cuestiones de intereses económicos y políticos, porque millones de jarochos no sabemos de eso ni nos interesa.
¿Sería tantito pedirles que por favor le digan al señor Slim que abra para la región aledaña al puerto de Veracruz las líneas de Telcel? Ahorita no están vendiendo recargas, ni tarjetas. Desgraciadamente hay rapiña en la oscuridad porque no hay el personal de seguridad suficiente. Tampoco hay suficiente gasolina, imagínense ustedes el caos de no tener luz, teléfono, combustible.
Son peticiones minúsculas, quizás les suenen hasta ridículas, pero verán que van a ayudar mucho.
Por sus finas atenciones, gracias.
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