Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- Cuentan por ahí que en enero por aquí andaba el embajador de India disfrutando de la bella Xalapa, cuando entonces el Gobierno de Veracruz, fuera de agenda, lo invitan a comer y a reunirse con el gobernador Javier Duarte de Ochoa.
Debido a unos compromisos, el mandatario llegaría un poco retrasado a la hora y al punto, mientras tanto funcionarios del gobierno estatal tenían la encomienda de, digamos, entretener al señor embajador mientras el gobernador se aproximaba.
No obstante, resulta que de todos los funcionarios, de tantas dependencias, de tantas direcciones, no había disponible nadie para hablar en inglés. Nadie se aventó el trompo de hacerle por lo menos al Vicente Fox o a Speedy González, en lo que usted entenderá era necesario que alguien se comunicara con el embajador.
Ni Turismo, ni SEDECO, los que se suponen velan por el turismo y las inversiones en el estado.
Ya entre los cientos de funcionarios que están en Xalapa, encontraron a uno que por fin hablaba inglés, pero que ni usaron como traductor y le dejaron todo el paquete de hablarle de las grandezas de Veracruz al embajador, quien para estas alturas ya se reconocía que la paciencia es una de las grandes virtudes de los habitantes de India.
Se cuenta que, al no estar entrenado el angloparlante, en la plática éste le hablaba de que Veracruz y la India no se parecían tanto, y que incluso el estado era lo mejor, un acto de patriotismo innecesario obviamente.
Dicen que sólo faltó que presumiera de los rastros y frigoríficos donde se mata el ganado de Veracruz, por aquello de que son sagradas las vacas para India.
El gober llegó y finalmente todo mundo respiró. El único que pudo meter orden al asunto, porque a nadie se le ocurrió buscar en la UV o siquiera en una escuela de inglés o algún académico que hablar hindi, como si en Xalapa no hubiera gente culta.
El asunto pasó a ser parte de las anécdotas que se cuentan por ahí sobre las andanzas de funcionarios incipientes.
Pero ese tipo de historias quedan atrás, porque ahora finalmente se concreta que las buenas relaciones con India van viento en popa. Este lunes nuevamente se reúne con representantes del país asiático donde (agárrese usted) plantean establecer en la entidad una fábrica que procesa el humo negro, y lo crean en productos automotrices y de aeronáutica.
Otros, dados a la chacote, dicen que aprovechando la picardía jarocha, deberían poner una fábrica para procesar el “humor negro” que tanto abunda en Veracruz.
Y así simple y sencillo, nuevamente se habla de buenas relaciones con un país que ha aumentado su potencial, que produce más películas que Hollywood y va dejando de ser un país en vías de desarrollo, como el que ustedes ya saben.
Námaste, habrán dicho.
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