Columna sin nombre - www.columnasinnombre.com.- A lo lejos se venían venir. Así de fondo con el solecito de la mañana, con la clásica toma de western con las sombras de los forajidos en su caballo, apareciendo desde el horizonte. La música de Ennio Morricone lo explica todo.
Llegan con sus camionetotas pagadas por los ciudadanos, el gobierno, el maldito petróleo que se supone es de todos; decenas de ellas, con música de corridos o reguetón. Ahí van los federales, encaramados, armados hasta los dientes, fusiles lanza-mentadas con rayos láser, van con cuchillos en los hombros, casco y uniforme hecho de mithril, radios con 5 mil kilómetros de alcance, botas blindadas con calcetines hipoalergénicos que combaten a los juanetes, gafas de rayos X e infrarrojos. Balas “mata-poleceas” y “mata-guarros”.
Setenta de ellos arribaron a Chalma.
Uno pensaría “chingao, que bueno que vienen tantos policías a cuidarnos y llevarse a los malos de esta comunidad”; y llegaron tantos porque tenían miedo de una espantosa radio comunitaria que tenía asolada a la región… ¡Que narco, ni que delincuencia organizada!… “La Chalmerita” es peor, más infame, más sanguinaria que cualquier mafia “mexinaca”, china, italiana o rusa.
Y así en un vistoso superoperativo, donde afortunadamente no resultó lesionado ningún “polecea” por algún locutor terrorista fundamentalista armado con su Mic-Steren, los polis avanzaron con mega imágenes satelitales, visión nocturna (a lo buey, porque era de día) y casi casi transmitiendo en tiempo real como la serie televisiva favorita del presidente Calderón.
Un atentado estuvo a punto de darse cuando a uno de los polis, también por buey, casi se le cae en las patas una mezcladora que seguramente terminará en la fiesta de algún jefe policiaco, o en alguna conferencia de prensa de Genaro García Luna, o en Tepito, vaya usted a saber.
Estos exitosos operativos se han dado a lo largo de Veracruz: en Jáltipan, desmantelaron a lo que sería la primera estación de radio en la tierra chogostera, para no andar oyendo las marihuanadas de Coatzacoalcos ni la chunchaca apaisanada de Minatitlán.
Pero no, los super-federales llegaron ya, y llegaron repartiendo moquetazos para enfrentarse al peligroso jaltipaneco Gonzalo Toledo (a) “El Chalo”, junto con otro peligroso sicario del micrófono, y quienes encabezaban la peligrosa banda de “Radio Malinche, nunca jamás estarás solo”.
Tan chidos les han salido a los federales este tipo de operativos contra las peligrosas radios comunitarias, que también en Paso del Macho se enfrentaron contra la peligrosa banda de “Radio Diversidad”, comandada por el peligroso capo de la frecuencia José Maza Galindo, quien por cierto es discapacitado y tenía en su poder todo un arsenal de cables, discos, micros, consolas, etc., armamento que ningún mafioso desearía tener.
Esta peligrosa banda se dedica a organizar anualmente el “Juguetón”, para llevar regalos a los niños pobres cada mes de enero; forma parte del grupo social que se organizó para apoyar a los damnificados de los huracanes Karl y Matthew en el pasado año; y crearon una estación de radio comunitaria en una zona donde las noticias viajan poco, donde las comunicaciones son escasas.
Estos delincuentes, enemigos públicos número uno de la nación, afortunadamente no han logrado salirse con la suya… Bueno, sí: en Paso del Macho tuvieron que afiliarse a la Comunidad Internacional de Radios Comunitarias para que los “federicos” dejaran de estar jeringando.
“La Chalmerita” no sólo transmitía peligrosos mensajes de ayuda a la comunidad, o información local interesante para quienes habitan en los alrededores, como sucede con Radio Teocelo (con la cual no se meten, porque hasta Premio Nacional de Periodismo es).
No, no se crea ese disfraz de radio comunitaria, eran verdaderos delincuentes, según la óptica de la Secretaría de Comunicaciones y Transporte, Seguridad Pública Federal, y el gobierno en general, que anda despidiendo locutores a su antojo.
Así es la SCT y los federales: buenos para andar haciendo estupideces como quebrar una aerolínea, llevarse a una prostituta en un microbús para tener sexo multitudinario con ella, tener un secretario con nombre de helados que es pésimo tuitero, y andar como chillones por las radios que no le hacen daño a nadie, al contrario de la porquería nacional (mejor dicho, chilanga) retransmitida que nos tenemos que chutar a la de a blanquillos.
Así de “héroes” son los federales. Así los quisiéramos ver actuar contra los verdaderos malos de este país. Así bien machitos, machines, machotes para asaltar una estación de radio comunitaria… ¡Carajo, tantito sentido común no les hace daño!
Pero no, prefieren estar jugando al ensarapado y hacerse los mismos con lo demás.
EPÍLOGO: Y como a la Policía Federal le encanta eso de andar metiéndose con radios comunitarias, justo al cerrar esta columna hubo otro operativo en Omealca, donde medio millar de “federicos” llegaron al mercado de la ciudad para dirigirse a la estación de radio “La Cabina 88.3 FM”, donde entraron de forma directa para proceder a decomisar todo el equipo de trabajo de un grupo de jóvenes que ahí realizaban sus prácticas de locución, al no poder contar con los permisos que emite la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), a través de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel). La gente, al ver a tanto vato loco armado en la zona, obviamente salió despavorida a resguardarse, al ver semejante operativo policíaco, de elementos federales armados de forma exagerada para un evento así.
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