21 de mayo de 2010
¿Mamí, por qué nací pobre? y la justicia VIP
El procurador Ba.baz, por el Cartún
Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- La clase política de este país más sus conocidos pudientes, influyentes, clase rica y cercana al poder; la misma que le paga las campañas, que también es asidua a tertulias para tomar cogñac, a compartirse secretos de alcoba, regodearse en la llamada élite, hoy nos recuerda que para ellos --o sea ¿no?-- justicia VIP; para la nacada, justicia a secas.
Los casos de la nenita Paulette y del Jefe Diego hoy nos vienen a ejemplificar como unas cuantas familias tienen el privilegio de tener amistades o poder para ocultar a la vulgar sociedad lo que prefieren que se mantenga en el ámbito de lo privado y para cafecitos o tragos en alguna casononona de Valle de Bravo.
Increíble desde un principio como en el caso Paulette, en ese afán de protagonismo electorero del gobernador Enrique “Gavioto” Nieto, se dijera que la niña inicialmente desaparecida era buscada por expertos peritos, perros entrenados, dizque agentes del FBI (que nunca se vieron) y casi casi el reparto de “CSI” y “La Ley y El Orden”.
La bazofia y tráfico de mocos y lágrimas también aprovechada por los medios, cómplice del teatrito de la familia de la nena, para vendernos una historia por demás enredada, patética, y cuya conclusión se da con un plumazo; engolosinados por el drama telenovelesco de la Procuraduría del Estado de México (y por ende, el Gobierno del Estado), hoy muchos en la conferencia al oír el dictamen final de 10 minutos asegurando muerte accidental, no habrán faltado los muchos que dijeron “Ay, no maaaaa… Bazbaz, otra vez”.
La realidad es que a Peña Nieto sí le hizo algo el viento a diferencia de Juárez: ha demostrado incapacidad para asuntos que podría tener control de daños; si éste era un ambiente fácilmente controlable, el caso se le salió de las manos a través de su procurador. Hizo un espectáculo mediático del cual no supo resolver al final.
En el caso de Chalco, ahí donde cada diez años terminan nadando entre caca, el gobernador mexiquense tardó en reaccionar, en aparecerse; mandó cobijitas y despensas para los descamisados, pero cómo pensar en irse a dar una vuelta en lancha o mojarse las piernas con aguas negras. Nel, menos con un forro como la Gaviota a la que seguramente no le gusta que huelan las patas a excremento.
Así Peña Nieto transcurre ya en dos casos graves (y falta la tapadera de su antecesor Arturo Montiel) en su entidad, y que quizás en medios no tenga un impacto negativo por la gran inversión publicitaria que realiza, pero ante los que mandan en este país, la mafia política que la controla, ya demostró que está muy verde, casi semilla, para aspirar a Los Pinos.
Pero volviendo al caso de la justicia VIP, en serio que indigna cómo se lleva el caso del Jefe Diego; ya su ex empleado Fernando Gómez Mont --quien también cobra en este país como secretario de Gobernación—pidió prudencia a los medios de comunicación para que no se informe del caso.
Televisa le atoró a lo anterior y de plano dijo que ya no iba a informar nada (aunque algunos malosos dicen que eso lo tienen haciendo como 30 años). Ahora ya se rezaga informativamente, porque la inercia de la importancia del caso rompe con esa sutil censura.
También impensable que un presidente de la república se haya encargado personalmente de coordinar la búsqueda del ex candidato presidencial.
Digo, ya sabemos que Fernández de Cevallos no es cualquier naco mexicano que pueda ser secuestrable; se trata del Jefe Diego, quien lamentablemente ilustra que pese a su “nivel social” y de “poder” también es víctima de la delincuencia que impera en el país.
Lo que sorprende es que aún estando desaparecido, todavía tiene la influencia para pedir callar a los medios, pone a su disposición al aparato del estado y quizás --esta ya es jalada mía-- crean una fiscalía especializada para localizar a Diego.
Neta, ma’, ¿por qué tuve que nacer pobre? ¿Por qué no puedo tener justicia VIP como esos fufurufos?
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