Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- Viajamos, vemos periódicos, leemos noticias en el Internet, y las noticias convergen en una sola: los caminos de Veracruz se encuentran destrozados.
Al norte, en El Chote, el camino que va hacia el río Remolino desde la zona arqueológica de El Tajín, literalmente está abandonado, sin asfalto, asemejando más a un camino rural de terracería donde los vehículos y los pocos que caminan terminan empanizados.
Al centro, justo cuando se pensaba que debido a las Fiestas de Xico en honor a Santa María Magdalena se asfaltarían los huecos que todos los años se hacen, pues esta temporada no hubo presencia de camineros ni de la Junta Estatal (hasta el día de hoy) siendo la carretera Coatepec-San Marcos la más llena de huecos.
Al sur, los tramos de la carretera Minatitlán-Cosoleacaque están igual para llorar.
Para vergüenza de las autoridades, no faltan aquellos que de manera ingeniosa toman tierra de algún lado para rellenar los huecos a cambio de unas monedas. Nos ha tocado ver hasta niños bajo la lluvia, exponiéndose en carreteras de tráfico pesado, pero ahí andan jugando a trabajar, divirtiéndose en un tema serio, pero poco retomado por el Gobierno de Veracruz.
Todos los caminos tienen la característica de que con tantita lluvia sale a florecer la pésima construcción y se convierte en algo así como suelo lunar. Los trabajos por lo regular se llevaban con una periodicidad como en el caso de la carretera a Xico, pero de buenas a primeras, todo está paralizado.
Se desconoce que tanto pueda saber Agustín Mollinedo Hernández al frente de la Junta Estatal de Caminos, pero es claro que está demostrando que el cargo asignado le quedó muy grande para su perfil; que el simple hecho de haber renunciado al Partido Acción Nacional por lealtad a Gerardo Buganza, y premiársele con el puesto, ha salido muy perjudicial para el Gobierno de Veracruz y los veracruzanos.
El asunto es que Mollinedo ha demostrado desconocer el estado y al menos tampoco ha demostrado acercarse a los trabajadores para conocer de la agenda que la Junta Estatal debe cumplir en temporadas como la de lluvias.
En consecuencia, lo que para el ex diputado federal sólo pueda significar un cargo para estar dentro del carro fidelista (y a lo mejor hasta los seis años que vienen), para los cientos de miles de automovilistas que circulan diario por las carreteras de Veracruz significa daños a sus vehículos, accidentes que pueden desembocar en fatalidades (ya va uno en el tramo Coatepec-San Marcos, afortunadamente con lesionados), retrasos, molestias por ver que un estado tan rico en Veracruz no tiene ni para llenar un huequito, ni pensar en los cráteres.
La Junta Estatal de Caminos está paralizada. Ni porque fueron tiempos de vacaciones se podría decir que Veracruz mantuvo contento a sus “millones” de turistas
Este martes, el fotógrafo Jesús Singüenza, en la agencia Marcha, da a conocer que la carretera que lleva al municipio de San Andrés Tlalnelhuayocan lleva 17 años sin rehabilitación por parte de las autoridades.
Claro, de lo anterior no tiene la culpa de origen Mollinedo, pero si toma el cargo, debe igual tomar conciencia de las responsabilidades que implica, tomar compromiso de la silla donde está sentado, que además significa una de las partes vulnerables del estado.
Hace tiempo, nos dábamos cuenta como al salir de Veracruz y al entrar al estado de Puebla, las carreteras cambiaban en su totalidad. Saliendo de Tabasco, ni se diga: es puro concreto.
No puede ser que los cientos de kilómetros de caminos en Veracruz se queden a la deriva. ¿De qué sirve tanto puente, libramientos, tanto anuncio de obras? ¿Para qué promover turísticamente el estado si no hay caminos seguros para andar?
Urge que Mollinedo se ponga las pilas, porque su renuncia al PAN no ha garantizado nada en materia de trabajo.
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