Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- Cerca de Xalapa está Coatepec, un pueblo que se ha desarrollado por sus propios méritos a la par de la capital de Veracruz; su economía basada en el café, en el turismo y el comercio lo han sostenido.
Siendo cercano a la capital, los cuerpos de rescate eran prácticamente inexistentes hasta que se dio la explosión de una gasolinera clandestina (a la vista de todos, menos de las autoridades) que conmocionó a toda la región: decenas de muertos, millones de pesos en daños y un juicio que terminó con la madre del dueño en la cárcel por tener todo a su nombre.
A raíz de dicha explosión, donde además hubo fotógrafos como el gran Alberto Morales que salieron lesionados, se creó el cuerpo de Bomberos de Coatepec, con la idea de ya no depender de los servicios de rescate y urgencia de Xalapa; aunque la ciudad es cercana, toma al menos 10 minutos llegar por la carretera, dependiendo de las condiciones del camino, clima, tráfico.
Así como Coatepec, muchas ciudades grandes de Veracruz tienen el privilegio de contar con su cuerpo de Bomberos y por lo menos los municipios más pequeños tienen su unidad de Protección Civil.
Hace unos días en el llamado Pueblo Mágico desapareció la Unidad de Protección Civil con todos sus integrantes. Se habla de dos versiones: la falta de recursos para sostenerla (condiciones que al parecer se están repitiendo en otros lados) o la politización de su ex director, César Antonio Bravo, quien no tuvo empacho en irse a la campaña del diputado con licencia Julio Hernández, quien finalmente perdió.
Es penoso que algo tan sustancial como las Unidades de Protección Civil se politicen. De por si los cargos de director o coordinador se han convertido en puestos sólo para amigos o simpatizantes del alcalde en turno, desplazando a quienes posiblemente cuenten con mayor perfil para cubrir el cargo.
Hay lugares donde a veces --por el reducido tamaño de población o de la mancha urbana-- no se requiere personal de Protección Civil, pero de todas maneras se crea para ingresar al amigo, al compadre, al ahijado, todos a la nómina. La Policía Municipal es la que hace los trabajos de rescate, ambulancia, y hasta de Bomberos.
Así también hay que recordar aquel famoso caso de “El Tritón”, Martín Sánchez, célebre personaje que de ser guarura, chofer y mandadero de alcaldes panistas como Ángel Deschamps y José Ramón Gutiérrez de Velasco, se convirtió en flamante director de Protección Civil, desde donde se sabe que realizaba los trabajos sucios para Joserra, agredió a vendedores ambulantes y hasta a fotógrafos del inigualable Notiver.
En Minatitlán, al legendario profesor Guillermo Urbina lo dieron de baja de los Bomberos y Protección Civil este trienio, pese a haber parte de los fundadores y pieza importante. Incluso el haber formado parte de la primera generación de entrenadores del Pentatlón que formó el fallecido padre de la alcaldesa, no le valió el mérito para quedarse en el ánimo de Guadalupe Josephine Porras. A su salida, lo nombraron coordinador de la región sur, pero por parte del Gobierno de Veracruz: méritos le sobran al profe.
En Coatzacoalcos, el ex comandante del sector naval, Naín Domínguez Cuevas, hoy director de Protección Ciudadana, ha destacado por ser un jefe muy disciplinado, pero con poco tacto para la tropa y hasta con la población: en el pasado Carnaval nadie olvida las palizas que un grupo especial de seguridad dirigido por Domínguez Cuevas arremetía contra los trasnochados y borrachines. Haber tenido formación castrense no necesariamente significa que sea la mejor opción.
En el caso de Coatepec, se mencionaba que el director de dicha unidad dejó a un lado el asunto de Protección Civil para irse a cubrir campañas de un candidato perdedor. Ante tal irresponsabilidad la Unidad de Protección Civil quedó abandonada, a la suerte del personal de Bomberos, que en la temporada de lluvias no se dan abasto para cubrir situaciones de emergencia.
Dichos cargos deberían obedecer más seriamente a los perfiles y no a los caprichos del alcalde en turno, mucho menos a los de quienes más que servir, buscan seguir en el cargo por motivos políticos.
La poca seriedad que se le dan a los cargos, el amiguismo, el “mi cuate no se va a quedar sin chamba”, se trasladan a partes medulares de la protección ciudadana, exponiendo personal, civiles, sólo por desconocimiento de donde están parados. ¿Quién puede asegurar que el personal esté capacitado, tenga las herramientas, sepa qué hacer en caso de desastre?
Urge que se haga algo en materia de poner orden en Protección Civil. Es muy triste que los cargos se cambien cada periodo de gobierno sólo porque al gobernante en turno así le apetece. Ni que fueran cortesanos.
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