28 de julio de 2010

Mucha lluvia

Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- Las lluvias, el mal tiempo, y hasta un tornado en Veracruz nos hacen regresar de la lucha electoral al mundo real; del mundo de las mentadas, guerras de dimes y diretes, al mundo de lo que se tiene que hacer ante una madre naturaleza que debe estar poco menos que encabronada por el desastre en el Golfo de México.

Sí, no sólo tuvimos el peor derrame de petróleo en la historia de la humanidad por una compañía que parece que va a sufrir lo mismo que mi tío Carlos Slim por su casita de interés social de 44 millones de dólares que se compró en la vieja Nueva York.

Bola de envidiosos los que hablan mal de mi tío.

Aparte del derrame de la Bloody British Petroleum, no faltó el zopenco que se fue a estampar contra un pozo y nuevamente se está derramando el que llaman “oro negro” en aguas del Golfo.

Nos preguntamos si también el Cartel del Golfo y los Zetas no interpondrán una queja ante la ONU por la afectación de su territorio de facto (lleno de “balactos”, “ejecutactos”) porque también es pérdida del combustible que dice PEMEX que se roban los narcos de los ductos; capaz la paraestatal está más enfocada ahorita en vender alguna nueva gasolina rescatada con propiedades naturistas y olor a mar.

Por eso la madre naturaleza no nos deja de mandar lluvia, desbordar el Pánuco, tener los ojos en el Coatzacoalcos y el Uxpanapa, bloquear con deslaves en Huatusco, Misantla y la Sierra de Zongolica. De paso mandó un vendaval allá a Boca del Río, donde al parecer se portaron muy re mal este año porque no dejan de pasar penurias de todo tipo.

En la carretera Xalapa a Coatepec, este miércoles por lo menos hubo tres accidentes: una patrulla de la policía, un Tsuru que se echó un clavado a un barranco, un Platina que a raja tabla dejó prensado al chofer y un deslave a la altura de la desviación a Pacho Viejo.

Los recientes eventualidades tienen mucho que ver con la carretera mojada y el exceso de velocidad. Las precauciones tienen que ser tomadas en cuenta: las autoridades no dejan de repetirlas, pero también como conductores y peatones debe haber conciencia de cómo se debe manejar bajo los incesantes aguaceros y como cruzar las avenidas ante la poca visibilidad.

En las noticias, un restaurantero detalla algo muy curioso: la gente acude más a los restaurantes a comer en el puerto de Veracruz en tiempo de lluvias. Que en estas vacaciones de verano no han estado tan concurridas. Mala señal.

Triste porque las olas del mar, que no cesan y se van (o que no cesan ni un momento) bien podrían servir para inspirarse como el poeta Agustín Lara. Ver en la espuma el cabello ondulado de una musa, así entre pairos y derivas, con tormentas y ratos de sol.

Allá en el rancho natal, Minatitlán, la banda está tan acostumbrada a las inundaciones que las cantinas se ubican en segundas plantas; así llega uno en cayuco, trepa las escaleras y a cahuamear.

A lo mejor la falla está precisamente en eso: no se ha aprovechado el turismo pluvial. Habiendo tanto ingenio jarocho, no sé cómo no se les ha ocurrido algo pa’ aprovechar tan preciado regalo de Tláloc.

No hay comentarios.: