28 de noviembre de 2006

Raúl, un alcalde pusilánime

Pablo Jair Ortega - pablo.jair.ortega@gmail.com

Ya se veía venir desde la manera en que se llevaron a cabo las elecciones locales para el periodo 2005-2007: el candidato del PRI a la alcaldía de Minatitlán sería supuestamente definido a través de una encuesta entre los simpatizantes del tricolor, a propuesta del “jefe político” Pablo Pavón.

La candidatura del PRI por la presidencia municipal de Minatitlán (2005-2007) era disputada por la sociedad no petrolera a través de Robinson Uscanga, diputado local en la pasada legislatura. Entonces la “empresa encuestadora” propiedad del Inspector de Policía de ese entonces Normando Bustos Berthau (un funcionario policíaco resultaba ser estudioso de Warren Mitfosky) daría a conocer quién iba a ser el aspirante del PRI.

Los resultados: que Raúl Morales Cadena, entonces tesorero del sindicato petrolero, resultó ser el “mejor candidato”, pese a la labor que Robinson venía desempeñando en su función como legislador y a su precampaña con gran simpatía entre la población. Los resultados de dicha empresa los desconoció el ex legislador local ante el evidente capricho de Pablo Pavón por imponer a Morales Cadena como candidato; Robinson renunció entonces al PRI y decidió jugársela por la alianza Unidos por Veracruz, compuesta por el PRD, Convergencia y PT.

Ahora competían los más fuertes candidatos: uno contando con la simpatía de la sociedad civil, y el otro agraciado con la estructura partidista controlada por el sindicato petrolero y encabezada por Pablo Pavón. El ganador de los comicios fue Raúl Morales Cadena, en medio de un proceso electoral poco claro, donde los mapaches priístas patrocinados por el sindicato petrolero se encargaron de intimidar a los votantes.

Comienza su mandato e inmediatamente se vio quién mandaría en el palacio municipal, con todo y la bendición del padrino político Pablo Pavón: no era Raúl, sino Isabel Morales Aguirre, síndico y esposa del desaparecido ganadero Javier Gómez Gutiérrez, compadre de Pavón Vinales. Comenzaría la historia del peor trienio que ha tenido Minatitlán. Grave en cuanto a escándalos, fraudes, desfalcos y un alcalde sin carácter.

No sólo Isabel tomaría el poder y el mando del ayuntamiento, sino que sería el medio para los intereses del trío Gómez Morales-Pavón Vinales al tener el control de la policía municipal, al igual que sobre las obras públicas y demás recursos. La intención: más allá de robar descaradamente, era beneficiar a través del ayuntamiento a los negocios y empresas que Pablo Pavón y sus compadres comenzaban a establecer en Minatitlán.

Pese a la voracidad de este trío, Raúl Morales sólo se quedaba callado, haciendo como que gobernaba, siendo cómplice por omisión y vista gorda de los grandes desfalcos cometidos contra el ayuntamiento. A sus más cercanos colaboradores les decía “no se metan con esa gente”, solamente por el afán de no tener problemas.

Pasa la tragedia del 3 de marzo de 2006, cuando Isabel Morales Aguirre (ya embriagada de poder) mata a su esposo Javier Gómez Gutiérrez en su rancho “Los Javieres”, por causas todavía desconocidas. Como ya lo hemos mencionado anteriormente en esta columna, parecía la oportunidad para Raúl Morales de ahora sí tomar las riendas de la administración municipal y dar a conocer la manera en que Morales Aguirre lo tenía ahogado, con la venia de Pablo Pavón.
Pero Raúl prefirió seguir callado: como un extraño sentimiento masoquista de no darse cuenta que el único responsable de lo que sucede y suceda en el ayuntamiento, es y será él.

Desde entonces, ya a nadie le intriga el porqué Raúl ha dejado abandonada la administración municipal. Rara vez se para por el palacio, no recibe a nadie, ni siquiera las llamadas telefónicas del gobernador. Las únicas veces que se le ha visto, ha sido en las fotos de Comunicación Social, y eso, a veces, porque luego manda a los actos a un representante.

Y es que pese a que Isabel Morales anda huyendo de la justicia por el homicidio de su esposo, de que a Pablo Pavón le retiraron todo el poder del sindicato petrolero jubilándolo de su puesto de obrero comisionado, Raúl Morales Cadena no reacciona, actúa de manera extraña y se esconde más: se le ve tímido hasta con su propia gente.

Es increíble la manera en que no sólo ha perdido el piso Morales Cadena, sino la gran irresponsabilidad con la que ha dejado abandonada la administración. Ha tenido infinidad de ocasiones para hablar con la verdad y verse por lo menos íntegro en su dignidad como primera autoridad del municipio.

No obstante, calla. Todavía le ordenaron colocar como inspector de policía a Freddy Escobar Huervo, ex delegado de Tránsito, gente muy cercana a Pablo Pavón; tanto así que le ha sostenido dos patrullas de modelo reciente para ser los guardaespaldas personales de los hijos de Pavón Vinales. Todo con la complacencia del alcalde.

A estas alturas, Raúl Morales Cadena ya no tiene pretexto alguno para explicar porqué no ha dejado ser simple parapeto de su padrino Pablo Pavón, ni porque todavía sostiene a gente clave del trío Gómez Morales-Pavón Vinales en la administración municipal. Ni siquiera puede decirse amenazado de muerte, porque entonces no ha tenido la valentía para denunciarlo. No se concibe que una alcaldesa de Atzalan, por ejemplo, haya denunciado con gran valentía la presencia del narco en su región, y que Raúl Morales Cadena no tenga los pantalones para denunciar que está amenazado de muerte por parte de grupúsculos remanentes bajo el control de Pablo Pavón e Isabel Morales.

La verdad es que ya no es sólo la timidez, ni la desidia, ni la irresponsabilidad de dejar plantados a mandos policíacos estatales que llegaron a Minatitlán el sábado pasado a destituir a Freddy de la Inspección de Policía: Raúl se acobardó y como regularmente sucede, se escondió y sostuvo como jefe policiaco a Freddy; no fue hasta que los mandos de Seguridad Pública le insistieron en la destitución de Freddy Escobar, que este pasado lunes lograron convencer al alcalde de tan necesario cambio en la Policía Municipal.

A Raúl Morales Cadena ya lo rebasa la pusilanimidad. ¿Qué comunicará ahora en su segundo informe de gobierno? Sólo falta que también se esconda.