29 de diciembre de 2010

Tras los pasos de Ruiz Cortines






Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com
Fotos: David Fernández


---Saco la cacariza-- quizás dijo Don Adolfo al iniciar la partida
---Para pito la güera, para la güera el pito, esos que se doblan a la primera.

(No se alarme, ni se persigne. Es así como se habla en dominó).

“Carolina vino como hace 15 días a desayunar a la cafetería”, dice Don Marcos, el cuidador de la casa del ex presidente Adolfo Ruiz Cortines. Don Marcos viene siendo como el último escolta, porque duerme en las habitaciones que fueron de los soldados del Estado Mayor Presidencial, hoy desbaratándose por el paso del tiempo… “Las lozas se están cayendo”.

De hecho, persiste el rumor de que el edificio de la guardia, parte de la arquitectura original del inmueble, va a ser derrumbado.

No sería la primera vez que modificaran parte del mismo, pues lo que fueron los cuartos de servicios y cochera, se convirtieron --respectivamente-- en un gris salón de usos múltiples y una cafetería. Irónico: el principal benefactor del rescate de la casa de Adolfo Ruiz Cortines, el ex gobernador Fidel Herrera, fue quien ayudó con dinero para su mantenimiento… y no olvidó dejar su huella nombrando al flamante saloncito “Mtro. Fidel Herrera Beltrán”, con todo y letrero rojo.

Entrar a la casa del ex presidente es entrar a oler historia, recorrer pasillos de una casona cuyos muebles son los originales que dejó el mandatario: “No siembro para mi, siembro para México” dice el busto que permanece frente a la casa, en medio del jardín.

Contrario a lo que se piensa, la casa es modesta, muy de acuerdo con la imagen que representa Ruiz Cortines: honestidad. El único mandatario que renunció a los lujos de haber sido Presidente de México y se regresó a su natal Veracruz para vivir con los placeres simples y exclusivos del jarocho: tomar café, jugar dominó.

Cuentan que cuando Don Adolfo jugaba con los soldados en su casa (las piezas originales permanecen en lo que fue su comedor) le encabronaba bastante, se ponía muy “peído”, que le “taparan” o le “ahorcaran” el juego. Que mejor lo dejaban ganar.

Y Don Adolfo, fiel a su estilo, caminaba desde su casa que está ubicada atrás de la Cruz Roja. Desde ahí, tranquilamente iba por toda la avenida Salvador Díaz Mirón hasta llegar al zócalo. Ahí en La Parroquia o en el Hotel Diligencias, Ruiz Cortines se juntaba con la palomilla para “hacer la sopa” y echar las blancas, los unos, los doses, treses, cuatros y cincos hasta llegar a los seises.

El recorrido es fácil de una hora hasta el centro, por una larga arteria. Mis respetos para don Adolfo para aventarse ese trote. La mera verdad, nos quisimos aventar a pie la caminata, pero el velador se nos quedó viendo con cara de “Pos tá lejos, loco”… --Mejor tomen un Vía Muerta-Xicotencatl, los lleva al centro.

CASI NO VIENE GENTE

El recibidor tiene unos muebles de roatán blanco, cuyas paredes tienen fotografías de Ruiz Cortines como presidente. Al fondo un Siqueiros, justo en la puerta de su despacho. A mano derecha está su sala, con un librero que tiene textos antiguos; destaca un Diccionario de la Lengua Castellana que tiene más de 100 años. Encima, imágenes oficiales de los presidentes de México: Carranza, López Mateos, Lázaro Cárdenas, Miguel Alemán, Díaz Ordaz y Luis Echeverría.

En otra pared se aprecia un juego fotográfico del tiempo: un Echeverría muy joven visitando al presidente Ruiz Cortines; en la otra, Ruiz Cortines visitando al presidente Echeverría.

¿Qué no se habrá discutido, secreteado, platicado en el despacho del ex presidente? Una silla, un escritorio pequeño con una lampara. Un cuarto solemne, casi oscuro, de no ser por la pintura clara. Sobre la base del escritorio, yace un libro para firmas de visitantes distinguidos. La última es una síndico de Michoacán. En las penúltimas páginas están el actual secretario de Gobierno, Gerardo Buganza, a quien le fueron estampar un comentario con todo y flechita que dice “Vendido” y ahí está la foto para los incrédulos.

Otro mensaje muy significativo: “Un gran honor visitar la casa de un gran veracruzano, distinguido gobernador, y quien como presidente de nuestro país presentó la iniciativa para que el derecho de las mujeres a votar y ser electas, se realizara. Mi reconocimiento al gran ser humano”, firma Carolina Gudiño Corro, alcaldesa electa del puerto de Veracruz.

Creo que la parte más emblemática de la primera planta es el comedor. Es la parte medular de Don Adolfo en vida, donde están sus viejas fichas de dominó y la mesita al lado de la grande para comer. Por cierto, hace un calor invernal, así que Don Marcos prende el ventilador original de la época, de esos de aspas de metal.

Hay una mesa para baraja que tiene fichas y unos espárragos en conserva. Unos discos pertenecientes al jarocho más honesto que se conoce, con discursos, y que fueron grabados y editados en CD, cortesía de la alcaldesa electa.

En la cocina todavía funciona el clásico Frigidaire; una estufa, un lavaplatos. Otro ventilador de aspas de metal pegado a la pared, casi tocando el techo. No más. Subamos.

ALEMÁN NO DIO NI UN QUINTO

En la segunda planta hay tres recámaras, la principal, una especial y la de huéspedes. En el descanso un sillón con el teléfono. El baño con su tina y sauna de la época…

--Pues está muy bien conservado, Don Marcos.
--Podría estar mejor, si le metieran más apoyo.

Y es que la participación del Gobierno de Veracruz en este asunto de mantener la casa-museo de Ruiz Cortines ha sido un factor determinante el actuar de cada gobernante: con Chirinos se pintó cada año; Miguel Alemán Velasco, pese a pregonar constantemente su admiración por el ex presidente, no le metió ni un peso: sólo el salario para los cuidadores e intendentes. Fidel hasta salón se hizo.

“Casi no viene gente, la verdad. Ahorita porque yo creo que es diciembre y porque mañana (día 30) va a haber evento; la gente encargada pues anda en lo de la entrega-recepción del ayuntamiento, pero casi no viene gente”. Lástima.

En la recámara principal permanecen en el closet algunas ropas y utensilios personales de Don Adolfo. Impecablemente ataviada de blanco está la cama matrimonial donde murió.

--Ese día estaba aquí su amigo Manuel Caldelas, el que fue alcalde. Él estaba abajo cuando de repente dice que escucho un ruido, y subió a ver a Don Adolfo, pero ya estaba muerto-- comenta Don Marcos.

Según fuentes consultadas, Manuel Caldelas, íntimo amigo del viejo mandatario y quien lo cuidó en sus últimos días, atendía en la planta baja una llamada de Mario Moya Palencia, entonces secretario de Gobernación, a petición del presidente Luis Echeverría, quien estaba al pendiente de la salud de Don Adolfo.

--Su familia vive aquí a la vuelta. Ya murió don Manuel, pero quedan sus hijos. Uno es director de una escuela y su hija es quien vive en la casa aquí cerca-- apunta el cuidador.

La recamara especial tiene dos pequeñas camas individuales, pero muy barrocas en su diseño de madera. Una perteneció a la señora María de los Dolores Izaguirre Castañares, esposa del ex presidente y la otra a Don Adolfo. Ahí dormían juntos, pero en camas separadas. Cada una tiene sus iniciales y escudos particulares: el de Doña Mariquita tiene el escudo de México, el de Don Adolfo el de Veracruz.

Se separaron por los años sesentas, cuando el presidente decidió regresarse al puerto. Su esposa María se queda en la Ciudad de México, donde reside actualmente la familia.

En una nota del periódico El Dictamen, narra con emotividad el hijo de Manuel Caldelas cómo fue la muerte de Don Adolfo. Sus últimas palabras fueron “Ya me quiero morir”, porque ya no podía caminar del dolor e hinchazón en los pies. Ahí quedó en su cama el 3 de diciembre de 1973. Moría el presidente más austero, sencillo y leal a sus convicciones de honestidad.

Este 30 de diciembre de 2010 se celebra su cumpleaños, y su casa estará llena de gente por lo menos un día, con la presencia del gobernador Javier Duarte, así como autoridades salientes y entrantes.

Este día debe ser simbólico por dos variables en común: las mujeres y la honestidad. La alcaldesa Carolina Gudiño anuncia que integrará a féminas como agentes de Tránsito Municipal en aras de terminar con la corrupción que impera en esa dependencia. Don Adolfo es quien les da una activa participación política al decretarles el derecho de votar y ser votadas; él, quien siempre tuvo el sello de insobornable, íntegro.

Carolina va tras los pasos de Don Adolfo, ahí caminando hacia el zócalo, donde este 31, a las 11 horas, hará su propia historia.

27 de diciembre de 2010

Carolina, en la historia del puerto de Veracruz

Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- Un cuadro de cemento atiborrado con ritmo, de lozas; en medio. Una de la tarde, y el calor del puerto se extraña, parece inexistente… Se siente el ‘frejco’.

Pero las calles tienen los mismos retratos: vendedores de relojes “original pirata”, los que venden puros Cohiba; los viejitos viéndolas pasar, mientras se sientan en la plaza, en la banqueta, se cuentan chistes con picardías y toman café o jugo de naranja para evitar la gripa de la temporada.

De día se ven las mangueras enrolladas en las palmeras sobrias de sol, que en la noche las iluminan como cetros sesenteros.

Llega el primer vendedor de la mañana, de esos que se pasean por el zócalo jarocho como buenos fenicios: “Ahí tengo la artesanía del Rosario, jefe… El metal es aluminio, jefe, muchos dicen que es plata pero no es plata, es aluminio”.

--A ver los relojes, loco.
--Acá tengo el Ferrari, jefe.
--¿Cuánto?
--300, jefe, pero te lo dejo en 250

La rebatinga comienza. Entre choro y cotorreo, nos dice el negociante “Mira, no quiero salar mi primera venta, te lo dejo en 150”

--Vas, pues.

Se despide: “Gracias por las sonrisas, porque las sonrisas son el alimento del alma”. Sabio vendedor.

Y es que en el puerto, donde se expiden las Leyes de Reforma en 1859 y 1860 de la mano de Benito Juárez (ahí cerquita del ayuntamiento, donde está un faro que muchos piensan que es iglesia), se viene a discutir del diario. Se “grillea” porque desde que amanece, en el puerto de Veracruz el que no habla, resbala.

Aquí bien podríamos decir que más que tiburones, más que pescadores, el puerto bien podría ser un puerto de piratas y pericos… No se ofenda, mi gente, les voy a explicar porqué.

Siendo puerto, siendo ciudad de las tablas, el comercio fluye, crece con los pescadores que eran los porteros del nuevo mundo en tierra firme. Literalmente aislada del peligro y defendida fuertemente por San Juan de Ulúa, el puerto transcurrió 200 años desde su fundación sin ataques de piratas, hasta que le tocó al poblado frente a San Juan de Ulúa, lo que es el actual Veracruz-Boca del Río.

En mayo del 1683, el pirata holandés Lorenz de Graaf (conocido como Lorencillo) llega entonces con su banda y espanta a todos los jarochos, manteniéndolos encerrados en la iglesia por 5 días. No conforme con eso, se llevó 30 mujeres a su refugio en Campeche. De ahí decidieron amurallar a la ciudad, vestigio que puede verse con el Baluarte de Santiago actualmente.

Esa historia, esa leyenda, impregna a Veracruz. Si uno se pasea por sus calles antiguas todavía uno puede imaginarse a la gente corriendo asustada por el paso de Lorencillo, como igual pueden pasar al Altar a la Patria donde están los restos de los caídos en la invasión norteamericana de 1914.

Caminar por el centro histórico del puerto es recorrer la magia. Así como la historia de los parientes de Lorencillo que llegaron al puerto y no terminan por irse:

“Órale mi jefe, 100% original pirata”, dice mientras ofrece relojes.

BULLICIO

Para comer, se llega a Pescaderías frente al Notiver para irse escoltado por 3 o 4 anfitriones que invitan de buena gana o casi obligando, a acercarse al changarro que uno le guste. Sentarse a comer en medio del bullicio de cientos de gentes que a esto de las 4 de la tarde ya tiene hambre y se comienza a abrigar por la entrada del viento.

Alimenta al ruido, a la sinfonía de olores y pláticas, un dueto de norteños que cantan “Tristes recuerdos”; irónico que en el puerto se escuche música del norte donde se espera escuchar son jarocho y montuno.

Entonces serán Los Portales. Ahí pegadito al Palacio Municipal, cuyo reloj en torre no sirve.

Hasta allí llega el bullicio. Hay plática de todo: unos japoneses se ríen quién sabe de qué chirimoyas, pero entre ellos se entienden. Hay quienes recuerdan de sus hazañas en Carnaval, otros chelean, los gringos se emocionan tomando fotos a la marimba.

Queso, queso, quesito… Ahí está la botanita, tegogolos, botanita de pepita, garbanzo… ¿Le boleo, jefe?... Mire, cacahuate enchilado, pruebe sin compromiso… Flores, rosas... Mire, su nombre en una llave, mire… Traigo pluma Mont Blanc… Tic, tic, tic, tic (suenan los metales de la maquinita de toques).

--Jefe --nos saluda quien nos vendió el reloj temprano por la mañana-- ahí regreso al rato por ustedes… Ya pedos, aflojan… El billete, el billete.

Las chiapanecas dan vueltas con sus camisas tejidas, las gitanas se ofrecen a leer la mano, y en medio de la plaza, aquí justito frente al Regis, una grúa comienza a desinstalar el arbolito navideño; las gradas ya van tomando forma para algo que va a haber para el 31, al mediodía.

La plaza luce y desluce: hoy a las 6 de la tarde, sería el último lunes de honores a la bandera del alcalde saliente Jon Rementería; pese a ser un día emotivo, nadie llegó, sólo la síndico Rosa María Jácome y el infaltable niño patriota que todos los lunes viene vestido de soldado para honrar al lábaro patrio.

En medio de un friíto veracruzano (que suena como algo imposible para la mayoría de este país) la Plaza de Armas, la Iglesia de la Asunción se van preparando para ser nuevamente testigos de una larga historia política jarocha. El ayuntamiento se ilumina decembrinamente. El 31, serán otro tipo de reflectores.

En tantos años, desde que en 1519 Hernán Cortés fundará el primer ayuntamiento de América Continental, venir al puerto es nuevamente vivir la historia al saber que a partir del año venidero, Carolina Gudiño será la primera mujer que tome las riendas del ayuntamiento.

Veracruz, ¿así o más histórico?

24 de diciembre de 2010

La odisea de Santa Clos en Veracruz

Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- Viene llegando desde lugares donde ya anocheció. Allá donde hay pueblos que nos llevan por horas adelantados, que a estas horas de escribir --2 de la tarde tiempo del centro de Mexico-- ya deben estar durmiendo o bebiendo licor para el frío.

Santa Clos ahí lleva su trineo cargado de juguetes y regalos que debe depositar por todo el mundo, pero mientras venía cruzando el océano Pacífico, pensaba si era seguro entrar a tierras “mexinacas”, ya que muchos países ya mejor piden de plano que tomen vacaciones en otros lados o que si van a México tomen las precauciones debidas como “mejor ni salgan a la calle”.

Pero pensó que Veracruz no era así. Cuántas veces ha leído en los últimos años que Veracruz es un estado seguro. Que aquí no hay narcos, sino nacos. Que Veracruz es un estado que está en paz, está en calma, que vienen las inversiones, que bla bla bla bla bla bla y un largo etcétera.

Luego entonces llegó entrando por Pánuco, pero no contaba con que lo iban a recibir con una ráfaga de sendas AK47 que le dejaron dos renos muertos y el trineo agujereado. Ahí por Moralillo pasó con precaución porque había cuerpos tirados en las calles, así que se siguió de largo a Tempoal, donde otra balacera se suscitaba y mejor se quedó en el Hotel Zapotal, pero con el inconveniente de que ahí se refugiaron los malosos y hasta ahí llegaron los plomazos.

De ahí se fue de volón a Tuxpam, pero cuando estaba rolando por las calles vio que una camionetota lo perseguía y acosaba con las luces altas; cuando vio por el retrovisor, se dio cuenta que se trataba del alcalde Juan Ramón Ganem con su cara de pocos amigos, quien buscaba darle una madriza al gordo panzón.

Pasó a Papantla para ver las majestuosas ruinas, pero estaban en huelga trabajadores del INAH, y quesque estaban en mantenimiento, así que no podía pasar. Aparte le iban a cobrar por exceso de peso en caso de que se le ocurriera subirse a una de las pirámides. Pudo ver a los voladores: eso sí valió la pena.

No podía dejar de pasar a Tecolutla para echarse unos buenos mariscos, pero como que se sentía denso el ambiente con gente armada.

Mejor pasó a comprar harto limón y naranja a Martínez de la Torre, aunque le salió casi gratis porque los cortadores regalan los cítricos a quienes pasen por la carretera. Un gesto aplaudido de los jarochos del norte hacia los demás.

De ahí pasó a Misantla para darle su regalito a la niña Eleaney y a los niños de El Chiltepín, que este año se portaron muy bien.

En Naolinco pasó a comprar unas botas nuevas porque en el camino se las pidieron unos federales quesque por ser botas hechas con piel de animal en peligro de extinción. De paso tuvo que entregarles unos cuantos regalos que iban para niños jarochos, que porque el programa Paisano así lo estipula y si no “ahí hable con mi pareja, que está bien perro”.

Ya una vez con botas nuevas, emprendió hacia Xalapa donde dio regalos a niños de Multigráfica, a los de ImagenVer, a los de Fotover, Gobernantes, El Grillo Jarocho, Seis en Punto, al niño Toby, al Diario AZ, La Gazeta.Tv y otros más que se le escapan a su memoria de corto plazo; tuvo que irse con cuidado por los cables que atraviesan la ciudad y cuando quiso darle regalo al niño David, este salió como “gasedo” por su túnel secreto.

También les dejó sus regalos a los niños de EnlaceVeracruz212, que este año se portaron requetebién, aunque anduvieron haciendo travesuras.

Pasó al puerto donde, ingao, parada obligada en La Parroquia para el lecherito y canillas; nieve de los “Güero, güero, güero, güero, güero”. Comenzó a repartir regalitos, pero como lo vieron vestido de rojo, no faltó quien comenzó con las grillas diciendo que era enviado de Elvia Ruiz Cesáreo para congraciarse con la desgracia de los huracanes a favor del PRI. También pasó al ayuntamiento para darse su regalito al Jon, pero éste le dijo que primero le preguntaría a su mujer y cuñado para ver si lo podía recibir.

Antes de salir del puerto, dio regalos para los niños Víctorito Ochoa, Manolito Victorio, Fidelito Pérez, al “castrológico” Mike y a la niña Pucca Tijeras Buendía.

A Boca del Río de plano ni se acercó, porque allá en el Palacio Municipal odian con odio rabioso todo lo que huela a rojo. Lástima porque pensaba echarse otra mariscada de esas que hacen record Guiness.

A Córdoba pasó a darle su regalo al niño Hugo Morales Alejo, que es su nuevo disco de poemas. A los niños de La Nigua también les llevó presentes. De ahí salió por piernas porque dicen que luego secuestran gente en pleno centro, en pleno ayuntamiento, y los polis no meten ni las manitas.

A Orizaba ya no fue porque el alcalde Diez es muy mamila.

Paso de rapidito a Tierra Blanca porque dicen también que es territorio apache y aparte hace un calor de la chingada en pleno invierno. Abrigado como anda en el Polo Norte, Santa Clos de plano mejor se quedó en chones, sin camisa y unas chanclas que traía por casualidad. Pasó a darle su abrazo y regalito a la linda niña Selene Bravo.

Pasó a Cosamaloapan donde el alcalde Chiunti le quiso cobrar por derecho de piso, uso de vehículo extranjero, uso de animales de carga no autorizados, y así cualquier cantidad de tontejadas que se le iban ocurriendo… Justo como pasó estos tres años en el ayuntamiento.

Chacaltianguis de plano lo pasó de largo porque dicen que ahí los hombre se dan (no entendió el chiste, así que evitó la pena de averiguarlo).

Fue a Tlacotalpan para echarse unas cervezas y ver que los tlacotalpeños siguen viviendo con la sonrisota y la versada, y que una trinche inundación le hacen lo que el viento a Peña Nieto.

A Alvarado pasó a echarse otros marisquitos, ahí frente al río y los viejos barcos camaroneros. También se chutó un cóctel de mentadas de madre cortesía de la casa.

Jaló para los Tuxtlas, donde huele a tabaco, huele a verde. En San Andrés compró unos puros para el Jefe Diego recién liberado. En Catemaco comió tegogolos a la orilla de la lagunota y dejó que los renos se echaran un chapuzón porque, carajo, Veracruz es caluroso. Para evitar que lo siguiera la mala vibra fue con el Brujo Mayor que le sacó como 3 mil dólares quesque porque era extranjero y tenía que convocar espíritus más careros que cobran en dólares y euros.

En Acayucan no dejó pasar la oportunidad de comer en el Kinakú y saludar a los intelectuales que se reúnen en la plaza para hablar de lo que se les ocurra. A los niños Benigno, Sandra, Sixto, José Luis, Maritza, les dejó sus regalitos. A los antropólogos también, aunque no creyeran en Santa Clos.

Agarró rumbo a Jáltipan donde compró chogosta para el camino; regalos para los niños Fabián, Margarito y toda la familia Santiago Hernández, en especial para Don Margarito. Reposó un rato en la palapa de La Guadalupe, al cabo que ahí Pablo Ramirez no dice nada y siempre tiene chelas. Ahí se encontró cotorreando a David Haro y Víctor López Nassar, quien nomás dijo: “Uuuuuff”.

A Cosolea nomás fue de pasadita porque luego los agentes de Tránsito son muy perros y esos ya cobran más caros que los federales. Aparte que así como andan las cosas, capaz que le prohíben pasar nomás por puro berrinchito. Ahí compró pan.

Llegó a Minatitlán donde de inmediato se dio cuenta que apestaba a petróleo y gas y caca. Para esto ya estaban bloqueadas las entradas otra vez por gente de Cosolea, transportistas y uno que otro chismoso que decía que Doña Lupe Josephine Porras se estaba yendo lisa con la lana, ya que remodeló casita, tiene camioneta blindada y también ya remodela la de su señora madre. Fue un caos pasar porque la avenida Hidalgo tenía plantón frente al ayuntamiento.

No obstante, no podía dejar la oportunidad para comer chanchamitos, tacos de “Janitzio” y comprar carne de Chinameca con la paisana, xapapa. Dejó regalitos para los niños de Sotavento Diario que también este año se portaron muy bien y todos hicieron sus tareas y se lavaron los dientes antes de dormir.

De paso dejó unos encargos que amablemente este autor le pidió entregar: muchos besos, mucha salud y mucho amor a su familia que esta Navidad se libraron de darle de comer a este niño Dios… picio llamado Pablo Jair. Para el año que viene se desquita.

Jaló rumbo a Coatza (ya merito terminaba la ruta de entrega por un Veracruz complejo, diverso y enorme). Dejó regalitos para los niños de Notisur, en especial para la niña Samy, la niña Puchis, la niña Brenda, la niña Ale, el niño Lázaro, el niño Miguel y otra vez José Luis, que le tocó doble regalo; todos se han portado requetebién. También los niños Melquiades y Nallely.

Ya de salida se fue rumbo a Nanchital donde le pedían que le besara la mano a Don Ramón, pero como no le hacía a eso mejor se fue de corrido a Las Choapas, donde entregó regalos a los niños de Diario Presencia que también se portaron muy bien este año, en especial el niño Roberto Morales. Al niño Renato Tronco --aunque no se lo merece-- le regaló un sombrero nuevo, porque ya apesta el que nunca se quita. Dicen que el olor viene de más adentro de la cabeza.

A Moloacán fue de rapidito a entregar regalos al inquieto niño Errava, pero salió de inmediato porque dicen que una banda de malosos andaba secuestrando a extranjeros indocumentados, y como Santa Clos no anda con eso de papeles, capaz terminaban extorsionando a la señora Clos para pedirle las perlas de la virgen, matando a los renos que le quedaban, y de paso sus cuerpos fueran desaparecidos así como por arte de magia navideña.

De ahí siguió a Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, pero créame usted que Santa Clos no se olvida el próximo año de traer chaleco antibalas para pasar el norte, unos abrigos extra para el centro montañoso y un trineo climatizado para el sur de este Veracruz tan fregón.

16 de diciembre de 2010

Niño Dios, quiero un pollo

Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com

Querido Niño Dios:

Este año yo sé que estás ocupado con otras cosas más importantes; que allá por tu rancho se siguen peleando desde que te fuiste al cielo y proclaman la muerte en tu nombre. Diles que ya no se peleen, que hay Niño Dios para todos: para palestinos, para israelitas; bueno, hasta en China hacen cruces.

Este año me he portado bien, aunque tengo que aceptar que le vi los calzones rosas a mi vecinita. Perdón. Saqué buenas calificaciones, ayudé a mi mamá en la casa, tiramos el librero viejo del abuelo que ya era un multifamiliar de termitas, aprendí a manejar y hago todas mis tareas.

Quiero decirte, niño Dios, que fue un año difícil. Mi papá es operador de un trascabo y este año se quedó sin trabajo porque la constructora donde trabaja tuvo recorte de personal. No sirvió de nada que el trascabo lo pintáramos de rojo un domingo soleado, por órdenes de Doña Petra, la enojona gerente. Ese día se supone que íbamos al rancho a visitar al abuelo enfermo. Ese día falleció.

Doña Petra yo sé que es buena persona, aunque le grite e insulte a sus empleados, les quite dinero con el pretexto de que no hay porque el gobierno no ha pagado. No creo que sea mentirosa y creo que sus carros lujosos, sus casas, sus terrenos que regala a funcionarios de Gobierno del Estado, deben ser de mentiritas. Doña Petra además es viuda y tiene que ayudar a su hijo que este año lo encontraron con un polvito blanco que ataranta. Te pido que la ayudes.

También quiero pedirte ayuda para mi tío el periodista. Este año le prometieron que le iba a ir bien, pero le fue mal. Al final de cuentas no le querían pagar las facturas que le debían, y tuvo que dar de baja a su fotógrafo, dejar de publicar su semanario y dejar el Jack Daniel’s por necesidad.

Empeñó todo: su computadora portátil viejita por la cual le dieron 800 pesos. Una cadena que le dio mi abuela el día que se graduó de la licenciatura de Ciencias de la Comunicación y que empeñó también para pagar la titulación. Para ahorrar, se quedó a vivir a escondidas en la oficina que rentaba, porque ya no le alcanzaba para su vivienda. Te pido, por favor, si lo ayudas, porque dice mi papá que mi tío, el terco de su hermano, “ya se le ven las costillas”.

Te pido que cuides a mi hermanito mayor que este año se fue para Ciudad Juárez. Y aunque le ofrecieron regresarse para ir a votar, prefirió quedarse con sus nuevos amiguitos con quienes trabaja y le va muy bien: el otro día vino con su camionetota que me dijo que era “glindada” o algo así. Me llevó al cerro para enseñarme a disparar con un juguete “cola de chivo” o algo así.

Fue bien padre, nomás que la otra noche vinieron otros amiguitos con más “colas de chivo” y preguntaron por él; se lo llevaron y desde ese día creo que se regresó a Ciudad Juárez porque no hemos sabido nada de él. Te pido, niño Dios, si le puedes avisar que llame a la casa, porque mi mamita llora todos los días por él y para avisarle que el abuelo se murió y tenía muchas ganas de ver a su “flaco”.

Te pido también que este año ya no dejes que se nos vengan otros huracanes porque mi tío Carmelo, hermano de mi mamá, perdió todo: sus cosas, su carro, su perico Guaripolo. Su vecino dicen que le fue peor porque perdió a su mamá, a su abuelita, a su tía, pero… no entiendo… decían que no se había muerto nadie. A lo mejor sólo están extraviadas y ya están regresando. Te pido que las ayudes a encontrar el camino a casa.

Te pido también por el alcalde entrante del pueblo, porque se ve que necesita mucha de tu ayuda. Don Justiniano Arango-Villa Pérez, el presidente, no pudo tapar los huecotes de las calles, ni pagarles a los trabajadores del palacio; para lo poco que le alcanzó fue para hacer una casita en Jalcomulco y un caminito en el cerro que después dijeron no se podía porque el cerro es protegido o algo así. Ayuda al que viene, para que le vaya bien y se gane una camionetota como la que tiene Don Justiniano.

Te pido también por los niñitos y niñitas --ciertamente-- que andan en la calle vestidos como inditos chiapanecos vendiendo chicles y flores. Que sus papis ya no los regañen y que les regalen muchas carreolas porque chistosamente todas las niñas y mujeres tienen bebés y los andan cargando en el rebozo. Te pido también que cuides a los más chiquitos que ponen a vender por las noches, ahora que hace frío, y que todo mundo tenga un peso para darles.

Te pido que cuides a mi mami. Ella es la persona que más quiero en este mundo y si la hago hacer tantos corajes, prometo ya no ser tan travieso. ¡Ah! Y dile que me regale mi Fender Stratoscaster o Gibson Les Paul para trabajar en eso del rock.

Te pido por muchas cosas, por mucha gente: por mis amiguitos y amiguitas --ciertamente-- de la escuela. Por mis vecinos, incluida la que se levanta tarde y dice mi mamá que le avise cuando se le acerque a mi papá. También por el que quema “nota” o algo así, una hierbita que huele como a petate.

Te pido también por mis amiguitos de Internet, por mis maestros, porque a mi papá no le falte trabajo a sus 65 años y que la carretera en donde anda trabajando no se termine pronto. Te pido por la Jackie (mi gatita) aunque luego me aruñe la cara.

Pido también por el padre Marcial, y que este año ya no me haga enseñarle el pitirrín en el confesionario.

Lo único que te pido para mi, es que me traigas un pollo para esta navidad. Uno gordito, jugoso, de rancho, de esos que salen en la tele… cuando la teníamos antes de empeñar.

Atentamente, Pablito.

15 de diciembre de 2010

"Insocnio"

Y súbitamente, así como si nada, el sueño chingó a su madre

A estas alturas del asunto, no sé si sea bueno, sea malo, pero estos despertares de madrugada no me parecen nada bien

Claro, se puede seguir durmiendo el resto del día, el problema es que uno no quiere eso porque hay cosas que hacer

El problema radica en que no entiendo porqué carajo no puede dormir uno de corridito sin que lo levante el menor ruido o la ansiedad del brazo

De igual manera dan ganas de escribir, pero eso implica tener una cobija para estar envuelto como la virgencita de Guadalupe

Finalmente, creo que debo dar gracias por despertarme de madrugada; viéndolo por el lado amable, puedo ver un fantasma

También puedo ver a un pitufo, a un chaneque, a una hada, a un alma en pena, olor a mota; chance logre ver ectoplasma o un espíritu

Chance, en una de esas, logre un maldito duende llevarme hasta donde guarda su ollota llena de monedas de oro. Luego entonces, me largo

Es por eso que he decidido también en entrenar para convertirme en Batman, pero la neta me da mucha hueva aprender tanta mamada

Podría aprovechar estos desvelos para ser velador en alguna empresa importante; llevar a la musa para hacerlo en la oficina del jefe

O simplemente trabajar de gárgola en alguna iglesia gótica; servir como demonio petrificado, mudo, testigo, nocturno

El pedo es que no hay iglesias góticas y mucho menos con gárgolas. Casi todas son con santitos, cruces y así

Mejor escribir pendejadas, a ver si así, en una de esas líneas, se recupera el sueño perdido

8 de diciembre de 2010

No creo en John Lennon



Tengo entendido, me lo platicaron las primeras veces, porque no me acuerdo muy bien y quizás sea porque entonces mi memoria era como de un mega o porque tenía como año y medio de edad.

En ese entonces, ese 8 de diciembre de 1980, estaba más preocupado por aprender a caminar bien, pelearme por juguetes con el Jerónimo, comer chayotes rellenos, tirar juguetes desde lo alto del departamento, tocar la batería (bueno, hacía como que tocaba) de El Mesón de los Pájaros, y quizás más sobrevivir por comer y vivir.

En ese entonces, la influencia musical de mis padres estaba en su apogeo: por el lado maternal, la música disco y baladas románticas de los setentas: Barry White, KC & The Sunshine Band, The Carpenters, Carole King; por el lado paterno, Creedence Clearwater Revival, Santana, y demás pachequeces.

Lo que sí me acuerdo que de ley en la casa eran Los Beatles. Eso sí, a la de blanquillos. Hasta Don Nico, hoy viendo la vida en el techo, me comentó en alguna ocasión que le gustaba “Yellow Submarine”.

Hubo un tiempo donde luego los Beatles desaparecieron porque, coño, el natural proceso de crecer lleva a escuchar música istmeña, música guapachosa, a Chico Ché que era poco menos que un verdadero Mesías tropical (no como otros que no quiero mencionar pero se sienten el último pozol de Macuspana), y muchos otros ritmos que son parte de la vida cotidiana en Minatitlán.

Don Nico entonces también se encerraba a escuchar tangos y música de cantina, que al parecer ponían celosa a Doña Chelo, pero eso hoy no tiene la menor importancia.

A Los Beatles redescubrí a inicios de los 90 cuando el buen Ricardo, vecino de años y regresado de un exilio en Tabasco, me presumía su colección de buena música entre los que destacaban unos cassettes con grabaciones inéditas de Rockdrigo González echándose un toquín en algún café de la jungla defeña.

Me acuerdo entonces la primera canción que recordé, y que automáticamente salió de la vieja memoria fue “Yesterday”; así como cuando uno memorizó algo y se olvida, pero basta escuchar dos o tres palabras, notas, y entonces vuelve todo como de sopetón… “All my troubles seemed so far away…”

Luego entonces, pude robarme los discos de vinil de mi madre --pero nomás un ratito porque los guarda con mucho recelo-- para escuchar a The Beatles con los álbum “Love Songs” (compendio altamente recomendado para cortarse las venas); el “1967-1970” (que vendría siendo excelente para introducir a los novicios al mundo del cuarteto de Liverpool); y finalmente el “Rarities” (donde se pueden escuchar versiones en alemán de “Komm, Gib Mir Deine Hand” o “Sie Liebt Dich”, o la ecléctica “You know my name (look up the number)” como un chiste melodioso).

Entre los que me pude llevar por un ratito también estaba el vinil original de “Imagine”, el disco más representativo de John Lennon, ya como solista o mejor dicho líder de la Plastic Ono Band.

“Imagine” (una canción anárquica, según Pepe Márquez) tiene hasta una versión en tropical mal llamada “Imágenes”; es también una de las rolas que son de a cajón para aprender a tocar el teclado.

“Imagine”, supongo porque no me tocó la época, debe haber sido un himno por el contexto mundial de 1971. Es considerada una de las mejores canciones de todos los tiempos en diversas listas; es tal su influencia que la línea “Above us only sky” es utilizada como lema en el aeropuerto de Liverpool, donde nacen los Beatles.

Tiempo después, este disco en particular (el segundo en la discografía de Lennon como solista) lo escuchaba más seguido que el de los Beatles que poco a poco conseguía prestados, comprados, robados o pirateados en cassettes. Incluso había un álbum de los Beatles de Reader Digest, propiedad de mamá, que todavía debe andar escondido por ahí.

Pero ya entonces John Lennon, a poco más de 10 años de su muerte, era --según Pablo Jair seudohippie-- una gran influencia en mi vida. Al ver el documental llamado también “Imagine”, donde se retrata en filme la biografía de Lennon, no pude evitar chillar en esa parte donde caen los lentes redondos al suelo, se estrellan, se rompen; los pedacitos de cristal vuelan en cámara lenta con el final de de “A day in the life” de sendo crescendo orquestal y acorde sostenido de piano.

Uno de los hombres más odiados en este mundo, acababa de disparar a John Lennon a las afueras de su departamento en Nueva York. La secuencia revive el momento y las secuelas de gente llorando a los alrededores de donde vivía el liverpooleño, cantando “All you need is love”.

En ese entonces quizás estaba viendo la tele, jugando o sólo durmiendo. No me acuerdo, carajo. A lo mejor fue tan traumática la experiencia en la casa donde se adoraban a los Beatles, que no quiero ni recordar. Coño, tenía un año y medio de edad, casi dos.

Ya en plena pubertad, atrás de la casa de mi madre se había construido un altar en honor a San Judas Tadeo, santo patrono de la casa donde tanta trinche bronca hubo. Ahí mi hermana y su servidor de vez en cuando pusimos el disco “Imagine”, cuya portada era una foto de John Lennon amarillenta, desvanecida, como entre humo de cigarro y niebla verdosa. Le poníamos su velita también, hasta que mamá nos jalaba las orejas por andar “jugando” con su altar.

Todavía, de vez en cuando, rayo alguna libreta, papel, servilleta, pared, esa silueta de John Lennon que está hecha de 6 colores y 7 trazos, y que era la portada del soundtrack del documental antes mencionado. Los mesa bancos de la secundaria Justo Sierra son más que testigos.

Ahí, en esa recopilación, viene lo que --para su seguro y más humilde servidor-- es la mejor canción de John Lennon, llamada “God”. Rebelde, subversiva, antireligiosa, atea, despreciativa… “I don’t believe in magic / I don't believe in I-ching / I don't believe in Bible…”

Un 8 de diciembre, quien diría que tampoco creo en John Lennon.

7 de diciembre de 2010

Los pecados de Assange y Ravelo

Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- La detención del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, y la crucifixión del reportero del semanario Proceso, Ricardo Ravelo, tienen mucho en común y el mismo fondo: ambos, desde lo que aparentemente son trincheras distintas, exhiben a la real clase política.

Esto va más allá de los fenómenos mediáticos implementados principalmente por las televisoras (consorcios por demás vendidos) para hacer creer que Assange y Ravelo son algo así poco menos que terroristas, hijos de su tapu drema que son un peligro para México y el mundo.

Así, las televisoras se empeñan en el asunto de escandalizar para no fijarse en el verdadero problema: las informaciones reveladas por WikiLeaks y Proceso que desnudan la fragilidad de la clase política, sus patéticos secretos y forma tan poco ética para conducirse.

En el caso de Assange, pese a que en los cables confidenciales difundidos por WikiLeaks, nos consideran países como España y Estados Unidos poco menos que bananeros, aquí todavía la clase política gobernante sale a defender las relaciones con ambos países como si no importara la crítica al Ejército.

Una verdadera bofetada es la que se llevan los soldados que han dado su vida --haiga sido como haiga sido-- en esta guerra contra el narco, y cuyo jefe militar máximo fue insultado por un embajador de suelo extranjero en el nuestro propio.

Y digo, no es que uno sea nacionalista de pecho abierto para las balas, pero sí con los pocos cables que ha difundido WikiLeaks salen a relucir la manera en que nos ven hacia el exterior, y el pusilánime gobierno mexicano sale todavía a refrendar, no habría necesidad de un cable para darnos cuenta que somos el patio trasero de Estados Unidos, que el presidente Felipe Calderón y secuaces que lo acompañan sirven para lo mismo que una papa enterrada, y demás lindezas que se andan diciendo por el mundo, pero que les agrada defender.

WikiLeaks vino a exhibir la real naturaleza de la clase política mexicana: agachona, insegura, más dispuesta a entregarse supinamente a lo que dicte el Tío Sam que a defenderse; descubre (tampoco es el hilo negro) lo alejados que se encuentran de la realidad, al filtrarse que Calderón no midió bien la dimensión del narco y la corrupción México… ¿Pues entonces en qué pinche país vivía y pretendía gobernar?

El caso de Ricardo Ravelo tiene mucho de relevante al igual que WikiLeaks, sólo que aquí, en el país donde un gremio periodístico está más desunido que las moléculas del gas, en lugar de respetar lo informado por Ravelo se ha utilizado para hacer otro escándalo mediático que aparte los ojos de algo que es secreto a voces: Calderón ya ha pactado con el narco.

En este caso, es Televisa quien lleva la batuta para crear este escenario de chismes cómo sólo la empresa sabe hacerlo. Faltan nada más un par de chichonas, un wey mamadolores, un patiño, un trasvesti, un conductor homosexual, un payaso de pelos verdes para completar el cuadro.

Fiel al escenario de denigrantes espectáculos, Televisa, no obstante, carece de lo que Proceso se ha ganado a pulso a lo largo de muchos años: credibilidad. Ricardo Ravelo es un periodista que conocemos y sabemos que viene desde abajo, desde la época donde su dilema era salir o no de su natal Carlos A. Carrillo, donde sólo se veía un par de destinos: ser cañero o ser alcohólico.

Ricardo Ravelo ha escrito libros que ningún presentador de noticias estelar de Televisa se atrevería a escribir por miedo a la mafia, por temor a perder sus lujosos estilos de vida. Es periodista de batalla de una revista que nace precisamente de la intolerancia en el poder a diferencia de los beneficios con que siempre ha contado la empresa de la familia Azcárraga.

El fondo no es si el narco le dio una lana a Ravelo como quiere pretender la televisora señalar de manera infundada, sino los señalamientos de los capos mexicanos que negociaron con un enviado del gobierno federal y hasta la venta de una plaza en el Estado de México por 10 millones de pesos, entonces recibidos por el fallecido Juan Camilo Mouriño.

Ante esto, la reacción del gobierno federal fue de la misma forma con Assange: descalificar al mensajero, organizar una campañita nefasta a través de su aliado más próximo, al que nadie aludió, pero que se presta a los intereses y juegos del presidente.

Pero el fondo del problema no desaparece; Televisa inclusive es conocido por no saber reaccionar contra sus “enemigos”; una empresa tan grande se mueve lentamente y con ineptitud: cuando iniciaba TV Azteca, su estrategia fue precisamente atacar a la vieja televisora y ésta respondió a su pequeña competencia para convertirla en algo grande. En el caso del diario REFORMA, cuando se dieron cuenta que hacían una publicidad gratuita en el noticiario estelar, fue que les cayó el veinte (los mexicanos somos rete harto morbosos) de que no estaban logrando el efecto deseado de vapulear un diario que se mantiene fuerte. Con Proceso, con el simple hecho de la credibilidad histórica no tiene nada que competir la televisora.

Así con esta torpeza, los mayores aliados del gobierno federal reaccionaron espantados, torpemente, e hicieron creer que lo de Proceso es verdad, una verdad que les duele mucho.

Ravelo y Assange son sólo dos casos de mucha intolerancia en el mundo. En Chiapas, la fuerte censura se cierne sobre los periodistas críticos con el gobernador Juan Sabines, pero al igual que Televisa, ningún gobierno ha entendido que estamos en tiempo donde ya no hay enemigo pequeño, ni foros exclusivos.

La razón de estas persecuciones son los secretos del poder, los abusos, los excesos. Con WikiLeaks no es por la información tan “trascendente”, sino porque escriben el verdadero sentir de EEUU ante los demás países; con Ricardo Ravelo, porque se expone lo que en varios lados ya se sabe: que el gobierno también pacta con el narco.

Hoy, con un simple WikiLeaks, un libro de Ravelo, un correo electrónico, un portal electrónico, un Twitter, nos podemos orinar sobre la censura y el sistema que ingenuamente quiere lograrlo.

Así de vulnerable es la clase política, hoy preocupada porque dos personajes (uno australiano y otro mexicano) desnudan los secretos del poder, pero que hoy son disfrazados como enemigos públicos del estado. Carajo.