26 de septiembre de 2007

Rumores, rarezas y reestructuras

Pablo Jair Ortega - pablo.jair.ortega@gmail.com.- Desde el 2 de septiembre, cuando el PRI demostró su hegemonía enraizada en Veracruz al ganar 28 de las 30 diputaciones locales, y 155 alcaldías de las 212 que existen, se han dado a relucir varios rumores, señales y hasta lamentables acontecimientos.

Algunos los podemos atribuir --y sólo en algunos casos-- a la fiebre de triunfalismo y a quienes todavía celebran dicha victoria tricolor, sin que tengan en cuenta la gran responsabilidad de haber ganado, y cuyo futuro desempeño como legisladores o presidentes municipales le pueden costar a sólo una persona: al gobernador Fidel Herrera.

Los otros son escenarios que causan enrarecimiento en el ambiente político veracruzano; además de señales de que a la mitad del camino, el gobernador desea mover piezas claves de su gabinete para renovarlo, inyectarle vitalidad y nuevas ideas. Dentro de las reestructuras del gobierno estatal, se confirma la licencia del alcalde de Coatzacoalcos, Iván Hillman Chapoy, para asumir la titularidad de la Secretaría de Turismo, donde despachaba Gustavo Sousa Escamilla, quien se regresa a actividades privadas como abogado.

A su salida del ayuntamiento, Hillman Chapoy deja una estela de rumores sobre quién podría ser su sustituto: en un principio se suponía a Roberto Chagra Nacif, actual director de Carreteras Estatales, pero finalmente no fue así. El candidato ideal para la actual administración es el síndico Alfonso Morales Bustamante, pero se dice que no desea aceptar. Se dice idóneo, porque está anunciado como tesorero en la próxima gestión que encabezará Marcelo Montiel, y eso le permitiría estar al tanto de las finanzas municipales; no obstante, dentro de la rumorología se maneja también el nombre de la notaria pública número 13, Rebeca López Nassar, quien es suplente del síndico.

Cambios notables también se están dando al interior de la Procuraduría de Justicia y en la Dirección de Tránsito del Estado, donde se han rotado a los fiscales y comandantes de la Policía Ministerial, así como a algunos delegados y jefes de servicio. Según información publicada en el diario porteño NOTIVER, pareciera que Cirilo Rincón Aguilar es el suplente estrella de Martha Montoya Barradas, pues al paso de ésta por la direcciones de Reclusorios y ahora en Tránsito, viene reemplazándola Rincón Aguilar.

Dentro de las mismas reestructuraciones, también ya está fluyendo la manera en que quedará compuesto el Congreso local la próxima administración. Ya se había dado a conocer que Héctor Yunes Landa, diputado por La Antigua y recientemente subsecretario de Gobierno, será el presidente de la Junta de Coordinación Política. Que de igual manera Carolina Gudiño, diputada electa por Veracruz, será por lo menos dos años la presidenta de la Mesa Directiva del Congreso.

Pero desde este martes, comenzaron a ensalzar dichos nombramientos al comentarse que Carolina Gudiño, aparte de ser cabeza del Congreso, será también presidenta del PRI en el estado, sustituyendo a Ricardo Landa Cano, quien a su vez ocupará la cartera que ostentaba Yunes Landa como subsecretario de Gobierno, obligando al actual, Carlos Rodríguez Velasco, a retornar a la Dirección de Política Regional. No obstante, y como así lo difunde el portal Gobernantes.com, se antoja difícil que Ricardo Landa asuma tal subsecretaría, ya que tiene truncados los estudios profesionales que requieren el perfil del puesto.

De igual manera, dicen viejos políticos veracruzanos que podría ser un “borregazo”: suena imposible que Carolina Gudiño asumiera doble papel como presidenta del PRI y también del Congreso. Que es mucha carga cumplir en ambas partes, atender a gentes tan diferentes y de variados sectores, con diferentes responsabilidades. En todo caso, podrían los priístas igualar la situación de Alejandro Vázquez Cuevas, quien sería diputado (pero no titular de la legislatura) y líder estatal del PAN.

Por otra parte, uno de los casos preocupantes de enrarecimiento es el de Teocelo, donde recientemente fue atacado el periódico local “Punto”, por parte de miembros de la fundación “Fidel Herrera Beltrán” (lamentable cómo llevan el nombre del gobernador); el rotativo, propiedad del periodista Alfonso Morales Chama, tuvo algunos daños en inmuebles que se espera le sean recuperados. Dicen que allá están celebrando en grande el triunfo del tricolor.

No obstante, también preocupan los rumores de ataques inminentes por parte de maldosos, cuando en días pasados se dio a conocer que un grupo supuestamente de policías federales, el martes 18 de septiembre, anduvo rondando el domicilio particular del secretario de Gobierno, Reynaldo Escobar Pérez, y que casi confirman las sospechas al momento de verse un grupo de agentes de la Policía Federal Preventiva, este 19 de septiembre, frente a Palacio de Gobierno, armados hasta los dientes. (Ya había habido a principios de agosto una ronda similar con supuestos elementos de la Agencia Federal de Investigaciones rondando la casa del secretario de Seguridad Pública, Juan Manuel Orozco; no eran ni AFIs, ni PFPs, sólo un preocupante grupo de gente armada).

Ese día, en realidad, dicen que el secretario de Gobierno tenía repugnancia a otra manifestación de policías que se le estaba organizando por la detención de dos que encabezaron las protestas de los uniformados el pasado 15 de junio, donde también hizo acto de presencia la Policía Federal Preventiva en un acto innecesario de confrontación entre ambas corporaciones.

Este domingo también circulaba entre los celulares la versión de que un grupo armado había baleado al secretario de Gobierno, y que a la vez se veía una gran movilización policíaca en Coatepec. Lo primero resultó falso, y el cuerpo de seguridad en el “Pueblo Mágico” era debido a que el gobernador inauguraría el festival San Jerónimo. De haber habido un ataque de un grupo armado a un miembro del gabinete, lo más lógico es que la presencia del mandatario estatal se hubiese cancelado.

Causa más extrañeza en el panorama el caso de Germán Lagunes Huesca, dirigente del sindicato del DIF, y sus múltiples detenciones, cuyas manifestaciones también han sufrido acoso policiaco: a estas alturas pareciera que en Veracruz puede pasar cualquier cosa entre tanto chisme.

24 de septiembre de 2007

Jóvenes sicarios (Adieu, monsieur Bip)

Este domingo 23 en Coatepec, la población se dispuso a superar los terribles hechos sangrientos del 7 de agosto, cuando por el rumbo de Los Carriles mataron al inspector de Policía Honorio Gutiérrez Muñoz, y cuyo escolta Pablo Aguilar Ruiz, persiguió a los sicarios hasta Xalapa, pero tuvo la misma suerte que su jefe.

Precisamente ahí en Los Carriles se dedican a confeccionar los famosos arcos que engalanan las entradas de las iglesias de la región, y en particular con la festividad que se acaba de inaugurar este domingo: las fiestas patronales de San Jerónimo. Desde ese lugar, en las partes altas de esta ciudad colonial, hacen con flores y madera los gigantescos adornos que cargará una multitud de coatepecanos, para descender hasta la parroquia del santo y colocarlo en la entrada de dicho templo.

Paulatinamente regresó la calma a Coatepec. Hoy, a casi dos meses, no se sabe nada sobre quién o quiénes mataron a Honorio Gutiérrez Muñoz, pero los coatepecanos tienen claro el por qué: “por actuar como sheriffe”, es la respuesta más común.

El problema, dicen varios, es que quiso actuar con mano dura. No es que se le recrimine tal forma de trabajar, al contrario: muchos reconocen que el fallecido inspector ya había limpiado a buena parte de Coatepec de “graperos”, especialmente jóvenes. Diario detenía por lo menos a uno, y quienes se llevan con tales individuos, comentan que se habían topado con un tipo que ahora sí los estaba metiendo en orden.

Pero más allá de problema de salud pública o de seguridad nacional, para los capos éste es un negocio, y como tal, tienen que cuidar los intereses. Se sabe que un importante jefe de los narcotraficantes había llegado meses antes de los homicidios a Coatepec para hablar con el inspector y llegar a un acuerdo, “de a cuánto iba a ser”. El encuentro se dio por allá en Briones, pero nunca acordaron nada. Lo demás es ya historia conocida: amenazas de muerte surgieron en cascada.

Ese fatídico día, el inspector de Policía salía de su domicilio particular después de haber ido a comer. Iba en su motocicleta, y escoltado sólo por el elemento Pablo Aguilar, quien iba en la patrulla, atrás de su jefe. Al momento de doblar hacia una calle que lo llevaría a la Inspección, una camioneta Cherokee blanca se interpuso pidiendo el paso entre el jefe policiaco y su ayudante, a lo cual accedió éste último. Segundos después, la Cherokee arremetería contra la moto del inspector, quien cae al suelo y antes de poder levantarse, un joven que no rebasaba de los 28 años, bajó detrás del chofer y lo remató con una ametralladora. Subió a la unidad, y el escolta comenzó a hacer disparos inútiles: la unidad de los sicarios era blindada.

Los testigos oculares relatan que a bordo iban al menos unas cuatro personas, todos jóvenes en promedio de 25 años. Otra camioneta Toyota los esperaba como vehículo insignia, que lo guiaría hasta las afueras de la ciudad. También relatan de una camioneta Silverado que estuvo apoyando la acción. En todas se pudieron apreciar a jóvenes de no más de 30 años.

Finalmente se dio la persecución, pero según testigos, los de la Cherokee se perdieron y tomaron una ruta diferente para huir sobre la calle Hernández y Hernández, que si bien no es una arteria principal, sí tiene tráfico regular y no tiene preferencia. Esta Cherokee es la que fue abandonada en La Pitaya, luego de que llegaron a Xalapa y retornaron para Coatepec nuevamente tomando el camino hacia Briones por la zona conocida como Los Arenales, después de haber matado al policía Pablo Aguilar, cerca del Museo de Transporte de Xalapa.

El dato interesante es la presencia de jóvenes en tales hechos sangrientos. En Coatzacoalcos, el 10 de marzo de este año, fueron detenidos 5 jóvenes que portaban tres armas largas tipo R15 y tres escuadras calibre 9 milímetros, abastecidos de cargadores y una gran cantidad de cartuchos, quienes viajaban en una camioneta Ford Expedition. Se identificaron como Ramiro Pérez Moreno, de 26 años de edad; Alfredo de la Fuente Ramos, de 29 años de edad; Carlos García Hernández, de 21 años de edad; Luis Antonio Azuara Rodríguez, de 26 años; y Gerardo Sánchez Trujillo, de la misma edad, quienes dijeron provenir de Nuevo Laredo y Matamoros. En las imágenes se aprecian efectivamente a 5 jóvenes, cuyos rostros son todavía de niños.

Se dice que iban a secuestrar a un presunto narcotraficante de Oluta, quien se encontraba realizando compras en una conocida plaza comercial del antiguo Puerto México, pero que al ser descubiertos prefirieron retirarse, no sin antes ser detectados por la Policía Municipal, que los enfrentó. En su detención, uno de ellos exigían la presencia del delegado; también mencionaba la clave de un comandante de la policía municipal. Horas después vendría un impresionante operativo de policías federales desde la Ciudad de México, para llevárselos a la capital.

Recientemente, en este mes, también se detuvieron a bandas en donde se apreciaban jóvenes entre sus integrantes. El día de las elecciones locales, 2 de septiembre, en Córdoba se detuvieron a 23 personas que viajaban a bordo de tres vehículos con alto blindaje (entre ellos un Stratus, que es catalogado como un carro muy pesado para ser una unidad policiaca), encabezados por quien se identificó como Adrián Varela Gómez, comandante del Grupo Leopardo de la Policía Judicial del Estado de México; entre los detenidos había algunos que no rebasaban los 30 años. Fueron liberados horas después.

En Xalapa, y tras un frustrado secuestro a un comerciante en Banderilla, fueron detenidos 3 de cuatro jóvenes que se enfrentaron con elementos de la Policía Intermunicipal, cerca de Centro de Especialidades Médicas; los arrestados fueron identificados como José Luis Hernández Rodríguez, de 23 años, quien resultó herido; Baltasar Rivera, de 27 años; y José Luis Carballo Marrón de 26 años. En la balacera, a uno de los delincuentes se le cayó una granada de fragmentación. Viajaban en una Ford Lobo de lujo, 4 x 4, de doble cabina y polarizada, con equipos sofisticados de radiocomunicación.

En estos cuatro casos tenemos una particularidad: una nueva generación de sicarios que son reclutados por los jefes de la delincuencia organizada para servir a la organización; no bien están saliendo de la adolescencia, y pareciera que el nuevo sueño --para sustituir al americano-- es ahora convertirse en rico con la facilidad que otorga la vida criminal. Es la otra opción en contraparte al remedio tradicional para curar la desesperación del desempleo, que es irse “al otro lado”, vía Pollero-Plus, para juntar muchos dólares, construir la residencia soñada de dos plantas, comprarse la “troca” y regresar como benefactor del pueblo, o por lo menos del barrio. (Otra vertiente de este remedio, es mandar por un tubo a México, porque la idea es llevarse a toda la familia a territorio estadounidense).

Ahora la delincuencia organizada facilita más esos sueños: ¿Para qué salir de México si aquí también puede hacerse la dolariza? ¿Para qué arriesgar el pellejo en la frontera, si aquí también se puede, y aparte se puede matar? Como salario mínimo tienen miles de pesos a la semana. Tienen acceso a armas de alto calibre, mujeres hermosas, alcohol de todos, vehículos de lujo, polvo, marihuana, pastillas, impunidad, influencia, control sobre las autoridades y pueden ir las veces que quieran a ver los Tigres del Norte. ¿Para qué trabajar o estudiar?

Claro que esto tiene que ver con los principios y educación de cada familia. Hay quienes comentan que en el antaño, el sistema absorbía a los jóvenes que de plano no tenían futuro más que en el fino arte de las “moquetizas”, la prepotencia y las malas mañas. Estos finalmente fueron instruidos como guaruras, “madrinas”, policías, choferes, y toda una gama de malencarados al servicio de los políticos.

Ahora ya no: mínimo por ética, y ante los nuevos tiempos luego de la caída del priato, se refuerzan las corporaciones con hijos de familias comunes, jóvenes con verdadera vocación para dedicarse al trabajo policial, pero quizás sin la malicia de los mañosos que atraía antes el sistema. Ante esta situación, es posible entonces que la delincuencia organizada se ocupe de ese sector ahora “abandonado”, e incorporan a estos impulsivos que son animados por trabajar al margen de la ley, sin respeto a autoridad alguna, con reglas simples, dinero fácil, y que gustan además de la adrenalina que proporciona el oficio de alto riesgo.

Parece mentira, pero este reclutamiento está funcionando más que el programa “Primer Empleo” que, según el presidente Calderón, iba a darles a muchos jóvenes la oportunidad de entrar a las filas laborales. Para la miseria que pagan muchos empresarios, es más atractivo la vida dentro del narcotráfico, porque en una de esas y hasta a Chespirito les llevan de a gratis a una fiesta.

ADIEU, MONSIEUR BIP

El 25 de noviembre del 2004, quizás el más grande mimo de todos los tiempos, Marcel Marceu, hizo su presentación en el Teatro del Estado. Particularmente quien esto escribe no tenía muchas referencias de su obra; cuando la adolescencia, sólo me dijeron que le había dado clases a un artista urbano de Villahermosa, Tabasco. Luego vi algunos videos y supe que era de los pocos artistas leyenda que quedaban cercanos al siglo XXI. Supe que venía a Xalapa y nos mostró su magia: impresionado por la notable edad avanzada, pero con movimientos finos como si acariciara el aire. Algo de lo que más recuerdo es cuando el poeta del silencio actuó como un artesano de máscaras: verle cambiar las expresiones a cada segundo, como si en realidad se arrancara varias caras sobrepuestas en ese resaltante maquillaje blanco que le daba vida a BIP, su alter ego. Hoy descansa con sus ídolos que también son míos, por parte de mi abuelo materno: Chaplin y Keaton. Au revoir, maître!

19 de septiembre de 2007

CHESPINARCO



Un adorado Chespirito que en su momento, según hijo de un capo colombiano, entretuvo en fiestas de narcos de ese país... (SÓLO PÚCHELE PLAY AQUÍ ABAJO)


“Qué mejor presión para el gobierno que petroleros muertos"

Pablo Jair Ortega - pablo.jair.ortega@gmail.com

Haya o no guerrilleros en Veracruz, y mientras lo nieguen o admitan las autoridades, a los trabajadores de Petróleos Mexicanos les pegaron el susto de su vida en uno de los puntos siniestrados por las explosiones del Ejército Popular Revolucionario. Entre tanto, las autoridades se enfrascan en la legitimidad del grupo guerrillero, o si la desaparición de sus dos compañeros en Oaxaca es real, o que si es un “grupo pequeño” que “beneficia a los narcos” (según las propias palabras del procurador general Eduardo Medina-Mora), los que tienen que estar presentes en el lugar de los hechos no la piensan tanto como los políticos.

Resulta que, de la nada, a los trabajadores petroleros se les apareció un misterioso personaje al momento de estar trabajando por la noche en la recuperación de crudo derramado en el río Blanco, específicamente en un lugar llamado “El Ojito”, un ojo de agua a las faldas de las montañas de Ciudad Mendoza donde pasa un arroyo que se crece con la corriente que viene bajando hacia la carretera.

“Ahí arriba en la montaña estaba contenido en distintas partes, hasta un lugar accesible hasta para una unidad de PEMEX”, narra uno de los trabajadores comisionados proveniente del sur de Veracruz, zona desde donde fueron enviadas varias cuadrillas para reparar lo que el EPR hizo estallar por motivos ideológicos y de protesta.

En el punto a los obreros de PEMEX les tocó trabajar 24 horas continuas; en un paraje desolado como –dicen– “para filmar la tercera parte de La Bruja de Blair”. En el día no había problema, por la luz natural del sol incandescente al que tuvieron que someterse, pero llegando la noche los obreros se dispusieron a cenar a eso de las 10 de la noche, iluminados sólo con las luces de la camioneta.

Desierto y completamente oscuro el lugar, cuando cerca de las 23 horas, en una brecha que era el único camino para llegar, se empezó a mover algo: era un individuo en bicicleta que como a unos 20 metros de los obreros se detuvo, y se les quedó observando en silencio. Con la luz de la camioneta los trabajadores eran visibles, pero no así el perímetro. Al momento no le tomaron importancia, pues creían que dicho personaje tenía miedo de pasar por ahí porque le iban a golpear o asaltarlo, o simplemente se aminoró sorprendido por la presencia inusitada de los petroleros.

Pero luego de 5 minutos de estar mirándolos, con inquietud natural los trabajadores le preguntaron si deseaba pasar, pero el extraño visitante (al que describieron como de aspecto campesino, con chamarra y gorra negra) contestó que no, que sólo estaba “mirando” (en la noche donde no se veía nada).

En el acto los obreros se acercaron, pero cuando estaban por llegar, el fulano se bajó de la bici y gritó “que estaba pedo, hasta la madre”; empezó a fingir un estado etílico y uno de los obreros lo ofreció un cigarro, “se lo prendí, pero no me llegó el tufo a alcohol”. Para esto, bajita la mano, estuvo preguntándole a los petroleros qué hacían ahí, cuántos eran.

Ya una vez cerca, los obreros le preguntaron de dónde era, e indicó que por el río: “Entonces le dije pasa”, detalla uno de los trabajadores, pero el tipo se retractó, dijo que de ahí no y dijo a manera de verdad: “la neta vengo huyendo de unos cuates que vienen a disparar para acá”.

Ahí fue donde sus mentiras no concordaron: si vienes huyendo, ¿para qué te detienes y finges una borrachera? Después de decir eso, agarró su bici y salió –como dice Polo Polo– “hecho la... duro” y en la noche se perdió, sobre un terreno fangoso donde la camioneta de PEMEX no podía virar fácilmente.

Pasó como si nada, pero ante lo raro del asunto que acababa de ocurrir, surgieron los comentarios al respecto, hasta que después de pensarlo detenidamente, los obreros se treparon a la camioneta de tres toneladas, la arrancaron, y salieron disparados del lugar.

“Que mejor presión para el gobierno que petroleros muertos”, comentan. Y ya no digamos muertos, por lo menos secuestrados. El impacto psicológico de los ataques quirúrgicos del EPR ha causado que se espere de todo en esta nueva etapa de embates clandestinos.

Todo esto fue el día que tomaron la carretera México-Orizaba, en el tramo La Balastrera; se reportaron con el jefe de zona, y éste a su vez avisó a la policía estatal, quienes dieron un recorrido con los resultados oficiales de siempre: nada. Al día siguiente, las barreras que contenían el crudo derramado sobre el arroyo no estaban.

“Ese güey fue a vernos para ver cuántos éramos, o ve a saber tú si cuando estábamos a lado de él, estábamos rodeados... Súmale eso a la oscuridad”.

- ¿No estaban polis cerca vigilando?
- No, solos, caón, en la noche y rodeados de cerros; nomás ves como baja la bruma (algo que para los del sur siempre será sorprendente, pues el paisaje acostumbrado son puros llanos).

Sea o no sea real lo que concluyeron los obreros de “El Ojito” (un guerrillero que los fue a sondear en búsqueda de información), el justificado temor los hizo huir antes de que los gobernantes de este país y este estado se decidan a creer si hay guerrilla o no; si la entidad es sólo paso o no; o se pregunten a quiénes perjudican o benefician las explosiones, o si dilucidan sobre el tamaño de los grupos, si son marxistas-leninistas comunistas o sólo son anárquicos como los Flores Magón. Pero no es lo mismo estar en una cómoda oficina de político, que ir a al lugar de los hechos y vivir unos minutos en la incertidumbre.