7 de febrero de 2011

Y es verdad, es un... borraaaachooo



Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- Desde la noche del domingo, justo cuando acá en suelo jarocho se desataban los demonios en Veracruz y Tuxpan, en el Twitter comenzaba a circular otra información que corría como reguero de pólvora.

Se trataba de la confirmación, a través de este medio, de la salida de Carmen Aristegui de su noticiero matutino en MVS Noticias.

Primero lo confirmó su productora: Kirén Miret (@kmiret), cerca de las 11 de la noche: “Sí, les confirmo que Carmen Aristegui sale del aire en MVS. Supongo que lo explicará cuando lo considere pertinente”.

El presidente de MVS, Alejandro Vargas (@avargasmvs) también hacía lo propio al contestarle al periodista de Radio Fórmula, Gustavo Rentería (@GustavoRenteria), alrededor de las 12 de la noche, sobre la salida de Aristegui: “Si! Mañana ya no sale al aire! Abrazos!”.

Los comentarios se tornaban en contra de una censura y presión desde Los Vinos… perdón, Los Pinos, donde la Presidencia había pedido expresamente la salida de la valiente periodista por haber manejado la noticia de la manta que diputados petistas colocaron en el Palacio Legislativo y hacían referencia al alcoholismo del presidente Felipe Calderón.

No es la primera vez que Carmen Aristegui maneja el tema y lo ha hecho de manera impecable: sin ofender, sin insultar.

La también periodista Lydia Cacho (@lydiacachosi) informaba que ya había hablado con el staff de Aristegui y le habían informado que este lunes ya no salía al aire, así como confirmar que fueron por presiones de la Presidencia de la… ¡hic! República por haber manejado el asunto de la manta.

Que funcionarios exigían que Carmen Aristegui se disculpara públicamente leyendo un carta en su noticiero, algo a lo que no accedió y provocó su salida.

Aquí el comunicado oficial de MVS, donde se habla del asunto: “La libertad de expresión es fundamental para la democracia de cualquier país. En MVS, la practicamos como norma. Con nuestros conductores, nos regimos por medio de un código de ética el cual es aceptado y signado por ambas partes. Como empresa, lo respetamos aún en las circunstancias más difíciles o comprometedoras y con el mismo rigor, le exigimos a nuestros conductores su estricto cumplimiento. En nuestro código de ética, nos comprometemos a rechazar la presentación y difusión de rumores como noticias. El pasado viernes 4 de febrero, La periodista Carmen Aristegui dio por válida una presunción, transgrediendo nuestro código ético y al negarse a ofrecer, como lo solicitó la empresa, una disculpa pública, decidimos dar por terminada nuestra relación contractual. Los conductores de MVS seguirán gozando de la libertad de expresión que nuestra Constitución otorga”.


Pepe Cárdenas en su desaparecida columna “Ventana”, ya lo había advertido cuando la renuncia de Eduardo Medina Mora como titular de la PGR; éste había recibido una llamada del presidente donde le pedía que le entregara una renuncia firmada a primera hora en su despacho, lo cual hizo el hoy susceptible embajador de Gran Bretaña. Horas después recibía una llamada del mismo mandatario preguntándole el porqué de la renuncia… “Pero si usted me la pidió”.

Carmen Aristegui es de las periodistas más admiradas y queridas por el gremio periodístico precisamente por su forma de hacer periodismo. En los Congresos nunca faltan los que quieren tomarse la foto con ella. Ella no anda anunciando crema para las patas ni tratamientos para detener la vejez.

Entre los escuchas se dice que el noticiero matutino de Aristegui es el mejor que se había escuchado desde hace años; excelente para la audiencia, pero incómodo para el poder.

Por eso no podemos quedarnos callados ante la salida de Aristegui de un espacio que hasta hace poco considerábamos libre de presiones, aunque la periodista sólo esté haciendo eco de una situación que es secreto a voces: Calderón es un alcohólico.

Y esto no lo dice un perredeto recalcitrante lopezobradorista radical (que no lo soy, gracias a Krishna). Al presidente Calderón se le olvida cuando fue diputado y convivió con varios círculos políticos de todo el país que lo vieron tirado bajo las mesas, ahogado de borracho; que además tiene fama de malacopa pues se acelera como sucedió con Medina Mora, y saca toda ese rencor que tiene contra el mundo.

Lo del alcoholismo de Calderón no es tema clasificado de seguridad nacional, y el presidente lo sabe porque su vicio no lo puede ocultar: él mismo invitó a Joaquín Sabina --con esa alma de bohemio que el michoacano no puede ocultar-- a Los Vinos… perdón, Pinos, a dizque esclarecer el asunto de la guerra contra el narco, fue obvio el mero pretexto para que Calderón Hinojosa agarrara una jarra marca diablo con uno de sus ídolos.

Digo, yo hubiera llamado a Pearl Jam, nomás que yo no soy presidente.

Esta personalidad megalómana de alcohólico que por fin ha alcanzado el poder, no sorprende, porque --insisto-- varios de la clase política conocen el problema del presidente, que se convierte en problema para el país. El mismo Manlio Fabio Beltrones lo ha insinuado.

Preocupa eso sí, que este síndrome de grandeza mezclada con alcohol nos da un presidente con arrebatos intolerantes, lo cual hace comprender el porqué de una violencia tan desatada en el país.

Jorge Zepeda lo describe: “Aristegui es insustituible. La censura de los medios sobre el contenido está creciendo y será aun mayor con campañas Regresa autoritarismo”

Esto último nos deja la duda: ¿Calderón en realidad entregará el poder? ¿Usted cree que un maniaco alcoholizado estaría dispuesto a ceder algo que se convirtió en su vicio número dos, el poder?

Lo primero que tendría que hacer el presidente sería admitir el problema, paso número uno de los alcohólicos.

Que la gente de la Presidencia entendiera que por el bien de México, no pueden tener estos arrebatos censores, mucho menos cuando se ha avanzado tanto en el tema de libertad de expresión que en el priato era casi nula.

Que cometieron un grave error al presionar a la periodista, pues se consagra como ícono (ya lo era) para combatir el creciente autoritarismo que advierte Zepeda.

Que Presidencia, censurando, no logra nada y pierde mucho.

Pareciera que regresamos al priato oscuro, sin que el PRI regrese todavía a Los Pinos.

Por cierto, espero que el Presidente del Empleo no me vaya a dejar sin el propio al irse a quejar con Chagoya por andarle diciendo que es un borracho: señor, lo podemos discutir con un trago de Etiqueta Azul, de esos caritos que no son nada para el presupuesto de la Presidencia.