29 de abril de 2008

Una visita frustrada y Nopalypto

Pablo Jair Ortega - pablo.jair.ortega@gmail.com

El lunes, la voz de la directora de secundaria era más reacia a la de otras ocasiones cuando se realiza el juramento a la bandera. El tono era más elevado. Exigente. Un tanto amenazante.
Antes de que comenzara con su matiz imperativo, dio razón del porqué: el anuncio de que los visitaría el gobernador Fidel Herrera Beltrán a develar un monumento este día martes.

Luego entonces, vinieron las advertencias contra el alumnado: nada de cortes mohicanos o con gel (suponemos del Moco de Gorila, popular entre la chaviza adolescente), porque ella misma les iba a cortar el cabello. Todos los alumnos debían venir con el uniforme de diario, no con el deportivo. Nada de chamarras o suéteres que no tenían nada que ver con la indumentaria: todos debían traer su chaleco oficial. Las mujeres con el cabello recogido, sin pintarse las uñas, la cara. Cualquier falla iba a ser altamente penada.

Entonces los honores a la bandera que se llevan a cabo cada lunes, se extendieron este lunes 28, porque la directora estaba empeñada en hacerles entender a los alumnos de la importancia de la visita del C. Gobernador. Así los mantuvo por buen rato en la mañana, y los hizo practicar el himno nacional al menos en un par de ocasiones, donde querían aventarse la puntada de cantar la versión larga, lo que finalmente fue descartado.

Ya repetida la insistencia (me vale gorro el pleonasmo, pero nótese que no soy tan vulgar como el gober de Jalisco), se excusó al alumnado y se quedaron practicando en el patio los del coro con el himno estatal: “Veracruz, en el nombre tu llevas…”. También la chavita que se desgarraba la garganta y desbordaba el frenesí por declamar… la biografía de Ignacio de la Llave. El bato que iba a decir el juramento a la bandera.

Bueno, era tal el entusiasmo, que por la tarde suspendieron clases para dedicarse a probar el audio por horas. Le dieron una manita de gato a la escuela hasta altas horas de la noche (las 9, cuando mucho, pero ya sabe como es el magisterio y su burocratitis).

Pero ¿qué cree? Esta mañana nos despertamos con la noticia de que el C. Gobernador no acudió al evento. ¡Chin! En balde las intimidaciones, los ultimátums del lunes patriota en contra de la chaviza que se quedó con ganas de conocer al amigo Fidel, según un cantautor dedicado a lamerle las patas a los mandatarios estatales.

Viera usted la escena: ¿de qué color cree usted que iban vestidos los maestros? Si es jarocho, le adivinará rápido. Para los que no son de aquí, pos les diremos que existe una obsesión estatal por teñir todo de rojo: banquetas, postes, escuelas, bardas, uniformes, gorras, bicicletas, excusados, macetas, calendarios; si se pudiera, los fidelistas más lisonjeros pintarían de colorado el cielo veracruzano.

Los discursos contenían las palabritas que nos repiten hasta el cansancio: “late”, “con fuerza”, “fiel”. Los alumnos, pues realmente indiferentes, total, así son los secundarianos.

Lo que nos debe alegrar es que nuevamente tuvimos la visita de Mel Gibson en tierras veracruzanas este fin de semana. Estuvo por el penal de Allende viendo locaciones para lo que puede ser su nueva película (dicho centro penitenciario se hizo famoso por la serie Capadocia, de HBO).

No obstante, algunos maldosos ya estaban chacoteando sobre la visita del actor australiano y su posterior reunión con el gobernador Fidel Herrera: dicen que es tal la admiración del “jolibudense” por el mandatario estatal, que posiblemente le filme una biografía al oriundo de Nopaltepec; algo así como la que realizó Oliver Stone a Fidel Castro y tituló “Comandante”, pero que nadie en México quiso distribuir (‘Che bola de obtusos).

Incluso se aventaron los posibles títulos: “La Pasión de Fidel”, o “Corazón Rojo y Valiente”… Pero los más optimistas dicen que el documental podría llevar un título más apropiado para la ocasión y el personaje: “Nopalypto”.

2 de abril de 2008

La jungla del sur

Pablo Jair Ortega
pablo.jair.ortega@gmail.com


Por un momento imagine usted, señor alto funcionario, secretario de despacho y periodista capitalino, un lugar donde en pleno 2008 no hay ley (no debe ser difícil viviendo en México). Una verdadera jungla donde sobrevive el más fuerte, el más apto, el depredador más tenaz.

Un lugar donde pasaron las huestes de la revolución y ahí se quedaron a vivir, sobre todo en las zonas más rurales: hombres que apenas bajan del caballo para ir al baño, verdaderos centauros, armados, que entran a la fuerza a los jacalitos para irse a robar a una mujer casi niña. Si no es por una mujer casi niña, entonces pueden pelear por terrenos o ganado, así sea la parte más mínima: un parcelita de cinco por cinco, una gallina. Pero en todos los casos, hay por lo menos un muerto, alguien de la familia que sale en defensa, o alguno de los agresores.

Otras veces se trata de venganzas: hay historias que tienen años y pueden ser los hijos de los hijos de los hijos quienes buscan restaurar el honor y la reputación de su familia. Llegan, disparan, se enfrentan contra quien ofendió al padre, a la madre o a los tatarabuelos. El chiste es lavar la injuria con sangre de la generación presente.

Imagine también tropeles de gente armada como las que vemos en las películas que pasan en el canal Cine Mexicano por Cable, y pensamos que así era antes, cuando no existía ni la tele; creemos que así andaban en los tiempos que se escribieron las historias de los hoy legendarios corridos; son gavillas al más puro estilo de las radionovelas como el “Ojo de Vidrio”, o las mismas que se enfrentaron en las películas como “Martín Corona” a Pedro Infante.

Tome en cuenta que andar armado es algo común en el campo; y no sólo por los retratos pintorescos que se describen en los párrafos anteriores, pues ahora, con los tiempos modernos, y sobre todo por lo geográficamente estratégico que es el municipio de Las Choapas (hace frontera con Tabasco y Chiapas, un territorio apto para el tráfico de indocumentados, droga y armas), ya nadie quiere estar sin la seguridad de portar una pistola al cinto, una escopeta al hombro, por si las moscas, como los luparas en Sicilia. Más cuando la cabecera y su cuerpo de policía no pueden cubrir en su totalidad a todo el territorio municipal, ya sea por la escasez de elementos policiacos, o por lo incomunicado que están varias comunidades.

Aquí es paso obligado de la droga y de los indocumentados que provienen de Centroamérica. A la falta de férrea vigilancia, las gavillas, los “polleros”, los narcotraficantes y los que quieren llegar a los Estados Unidos, tienen un territorio enorme para ellos solitos, pero a la vez es un campo de batalla de todos contra todos: principalmente es la delincuencia organizada contra quienes buscan cruzar el país.

Existen comunidades como Francisco Rueda, en medio de Las Choapas y Huimanguillo, Tabasco, marcadas por el narco y las ejecuciones; conocemos tal lugar por accidente, cuando andábamos como turistas perdidos en la búsqueda de la laguna de La Pomarosa; estábamos en medio de lo que era un pueblito fantasma, pero con camionetotas Cherokee y Suburban del año… No me acuerdo qué año era, pero fue hace poco, iba en la preparatoria; el chiste es que eran automóviles utilitarios de los más recientes en su momento.

Así nos lo dijo una viejita que se acercó a nosotros, y que salió de una casa azul hecha de lámina. No sabemos si a manera de advertencia o de preocupación. Palabras más o palabras menos, nos pidió que nos retiráramos porque estábamos en un lugar peligroso.

Así, como Francisco Rueda (pese a que está más en territorio tabasqueño), muchos poblados de la región prefieren ir a Las Choapas; en las calles de estas comunidades se aprecian circular algunos vehículos “casi todos con placas de la entidad de Veracruz”, apunta un reportaje del diario Tabasco Hoy.

Basta entender que Las Choapas es el primer punto en Veracruz donde los indocumentados –hombres y mujeres– se enfrentan con su triste realidad: vejaciones, abusos hasta por parte de la misma policía; son asesinados, golpeados, violados, tirados a las vías del tren; obligadas las mujeres a ejercer la prostitución. Ahora se enfrentan a una nueva problemática más grave: son secuestrados por bandas organizadas en Las Choapas, Coatzacoalcos, o en Tierra Blanca, llevados a casas de seguridad, y desde ahí les llaman a sus familiares en Centroamérica o los Estados Unidos para pedirles dinero a cambio de dejarlos ir en libertad. Todavía tienen que enfrentarse a la mentada Mara Salvatrucha.

Los indocumentados entrevistados a lo largo de años en esta profesión, coinciden en un punto: el problema no es pasar a Estados Unidos, sino atravesar México.

Las Choapas es un lugar donde en menos de 8 años, quemaron dos veces el Palacio Municipal, y lo han tomado decenas de veces; hasta este lugar llegó Rigoberta Menchú, sabedora del gran legado indígena local. Esa vez atestiguamos como casi todos los actores políticos de la región le hicieron desesperantes peticiones, en búsqueda de una esperanza para cambiar la realidad choapense: la premio Nóbel era visto algo así como Santa Clos o embajadora de Diosito.

No hay nada extraño lo anterior: ser autoridad municipal es quizá una de las labores más difíciles en Las Choapas; se enfrentan cotidianamente a las pasiones desbordadas de los sectores campesinos e indígenas, mismos que viven una difícil situación social y por eso son presa fácil de acaparadores políticos: los convierten en la famosa carne de cañón, los perfectos soldados que sin chistar son capaces de golpear a un presidente municipal o hasta lincharlo sin cuestionarse por qué lo hacen. Basta con recordar a los muertos, como el regidor Alfredo Pérez Juárez.

Este lugar es una de las trincheras más violentas, como varias que existen en Veracruz: Isla, Playa Vicente, Tezonapa, Tierra Blanca, Tuxtepec. Lugares marcados por la presencia neta del narcotráfico.

Es difícil apreciar todo esto viviendo en Xalapa, sentado cómodamente en un escritorio, climatizado, tomando el clásico cafecito; es muy fácil opinar con desconocimiento de causa, porque en la capital veracruzana las manifestaciones son “light” (últimamente les mandan a los policías y madrean a los manifestantes en la carretera antes de entrar a la ciudad); además, en Palacio de Gobierno festejan las llegadas de los “líderes agrarios”: a César del Ángel, de los 400 Pueblos, casi lo tienen en pedestal con veladoras.

Aquí sería imposible pensar en gavillas como las que existen en la jungla, en ese reducto del sureste. Habría que estar ahí para entender la tensión.

Sin duda México es surrealista, tal como apuntó André Breton… ¿Habrá ido también a Las Choapas?

1 de abril de 2008

La señora los exhorta mucho que se alimenten bien o se vayan

En este primer video, aquí escuchará de la melodiosa voz de esta señora oriunda de Sinaloa proponiendo una solución para la hambruna mundial



Y por si no les quedó claro, entonces aquí una solución para irse a un lugar a reflexionar



Y luego dicen que los jarochos, que los de Alvarado...

Pa´que sepan quién es el mentado Sérpico

Pa´que sepan quién es el mentado Sérpico, y no tiene nada que ver con el torturador argentino Ricardo Miguel Cavallo

Francisco Vincent Serpico (n. 14 de abril, 1936) es un oficial de policía retirado del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) quien ganó fama en 1971 como el primer policía en declarar como testigo en juicio en contra de la corrupción policiaca.

Infancia y juventud
Serpico nació en Brooklyn, el hijo menor de inmigrantes italianos de Marigliano, en la Provincia de Nápoles, Campania. Sus padres fueron Vincenzo y Maria Giovanna Serpico. A la edad de 18 se alistó en el Ejército de los Estados Unidos y pasó dos años en Corea del Sur. Luego trabajó como un investigador privado a la vez que como un joven consejero mientras atendía al colegio. Sin embargo salió adelante.

Serpico en los medios
Serpico, una biografía por Peter Maas, vendió más de 3 millones de copias. Fue adaptada para el cine en la producción de 1973 titulada Serpico, dirigida por Sidney Lumet y protagonizada por Al Pacino en el papel principal. En 1976 David Birney protagonizó a Serpico en una película para la televisón titulada The Deadly Game, transmitida por NBC. Esto condujo a una serie de televisión de corta vida Serpico emitida por la misma cadena de televisión.

Enlaces externos
Página oficial de Frank Serpico
Blog de Frank Serpico