29 de enero de 2007

Se asoman los mochos


Se asoma la derecha radical en Xalapa, la capital del estado de Veracruz y cuna de movimientos intelectuales y vanguardias que han trascendido en la historia, que es conocida como capital estudiantil y cultural, hoy se ve vulnerada por las creencias religiosas de sus gobernantes y personajes influyentes.

Como en el caso de Ricardo Ahued, actual alcalde de Xalapa, quien a pesar de llevar una administración municipal aceptable, los escándalos en los que se autoinvolucra se deben principalmente por promover ocurrencias religiosas obcecadas y que, finalmente, deberían quedar conservadas en lo más profundo de su vida espiritual personal.

El ayuntamiento que encabeza se ha llevado las fanfarrias del desatino por querer lucirse ante los jerarcas católicos (a lo mejor también ante Dios por asegurarse un terrenito en el paraíso), primero con la idea de cambiarle el nombre a la calle Enrique C. Rébsamen por el de San Rafael Guízar y Valencia, lo que causó la reacción del magisterio y varios intelectuales; y ahora con la suspensión de la Feria de Xalapa en provecho de la Semana Santa, porque así lo ha convenido con los altos jerarcas de la iglesia católica en la región.

La historia nos ha demostrado que llevar las creencias religiosas al poder resulta, por demás, contraproducente para los gobernados, sobre todo en una capital cuyo prestigio se enmarca en el ámbito de la cultura y las artes. Ejemplos por demás burdos son los que se mencionan arriba gracias a las iniciativas de Ahued y su gobierno.

De igual manera es notable el avance que han tenido en los últimos meses las declaraciones de la iglesia y sus fanáticos en cargo de gobernantes: no por nada el sacerdote Quintín López Cessa ha aprovechado los espacios que tiene en los medios de comunicación como vocero de la Arquidiócesis para criticar abiertamente manifestaciones como la Marcha Lésbico-Gay que se llevó a cabo este fin de semana en la capital veracruzana, pidiendo una apertura de las leyes veracruzanas a la sociedad en convivencia.

El padre Quintín está en todo su derecho de opinar ante lo que a sus ojos le parece mal o en desacuerdo, como así lo garantiza la tolerancia de una sociedad veracruzana que difícilmente se espanta de los homosexuales. Lo que no parece correcto fueron sus pasadas declaraciones acerca de que el uso del condón no frena el SIDA.

En un curso que tuvimos con el divulgador científico Martín Bonfil, invitados varios compañeros por el Consejo Veracruzano de Ciencia y Tecnología, el columnista del periódico Milenio hacía la observación sobre los riesgos que se tienen al desinformar a la población en temas, por ejemplo, de salud: hay supuestas posiciones (incluso científicas) que podrían confundir al lector y de manera tan irresponsablemente ponen en riesgo a ciertos sectores de la sociedad susceptibles a cualquier información (o desinformación).

Como ejemplo comentaba sobre una postura de ciertos científicos que argumentaban que el SIDA era un problema hereditario, lo que inmediatamente podría riesgosamente interpretarse en ciertos sectores de la población como que el uso del condón era innecesario, contrario a las grandes recomendaciones médicas.

De la misma forma las declaraciones del sacerdote Quintín López Cessa (en el sentido de que “Habrá que ver si eso de los condones de veras evita el SIDA”), suenan fuera de lugar incluso dentro de la gran tradición de la iglesia católica por denostar el uso de preservativos en pos del “respeto a la vida”. Que lamentablemente también recaemos en el sentido de la desinformación irresponsable al aprovechar su espacio de conferencias de prensa para expresar una postura extremista propia de la iglesia católica, sin conceder que sus palabras puedan ser tomadas literalmente por cualquier incauto o incauta que pensará entonces que el SIDA no se previene con el condón.

Posiciones así de simple le faltan el respeto a las múltiples campañas que han costado a lo largo de muchos años realizarse en las escuelas. Que entonces enfermeras y médicos han perdido su tiempo en organizar cursos de educación, higiene sexual y de prevención de enfermedades venéreas ante adolescentes, porque entonces tenemos que detenernos a comprobar si el “cuate de látex” es nada más para adornar el pene.

Es lamentable en verdad que se den estas situaciones en pos de manifestar una postura ultracatólica tan a la ligera en pleno siglo XXI; cuando, por otro lado, contamos con cifras que ubican a Veracruz como el primer lugar nacional en número de muertes por SIDA y el tercero en cuanto al índice de casos.

Si bien la idea del cura López Cessa es ponderar si realmente están funcionado las campañas de uso del condón, también habríamos de cuestionar si la iglesia católica no ha desacreditado desde siempre los avances de la ciencia y la tecnología (sobre todo en materia de salud) como si fuesen “abogados del diablo”, contraponiendo una agenda mojigata ante la decadencia natural del ser humano.

Sería mejor que ciertos curas se ocuparan de limpiar su nombre con nonoxinol-9.

26 de enero de 2007

Pablo Pavón: Bailando por una Secretaría

Ya lo plantea el reconocido periodista Guillermo Gutiérrez Arias, en su reciente columna Balcón Político, como una de las tantas versiones que se cuentan en Minatitlán: "¿Pablo Pavón regresa?".

Dicen que todo comenzó cuando la campaña de Miguel Alemán a la gubernatura del estado de Veracruz en 1997. El entonces coordinador era Fidel Herrera Beltrán y el líder de los petroleros en Minatitlán era Pablo Pavón. Fue en el Casino Petrolero donde tuvieron su primera confrontación, cuando Herrera Beltrán llegó a querer disponer de lo que ya estaba organizado como el borlote mitotero de las tradicionales porras al candidato, pero el otrora líder petrolero lo detuvo en seco para expresarle que no tenía nada que mover ahí, porque ya habían organizado todo.

Se dice que ahí comenzó la ríspida relación entre el hoy gobernador y el supuesto líder jubilado, metido ahora "por voluntad propia" a dedicarse a cuidar vaquitas.Vendría entonces el cambio de la legislatura federal, y es cuando se da el inicio de la campaña del ex diputado federal Pablo Pavón en la búsqueda de ser nuevamente el secretario general de la Sección 10 del sindicato petrolero. Incluso se le recuerda con la guarapeta que agarró junto con varios de sus colaboradores y trabajadores que habían sido invitados para convivir con el líder. Se le veía feliz porque estaba prácticamente arrancando su campaña para ser nuevamente el secretario general.

Pero unas horas después recibiría la llamada de que lo estaban jubilando. Que se debía retirar de la vida política que tanto le había redituado en su vida, convirtiéndolo en uno de los hombres más prósperos de Minatitlán y con mayor poder en la región. En Xalapa sabían de antemano la caída y la veían con buenos ojos.Días después haría una "despedida" simbólica en las oficinas del sindicato petrolero, declarando que se dedicaría a sus hijos y a sus vacas. Más de uno lloró y hasta se lamentaron por el destierro sacrificado de "Don Pablo".

Pero desde ahí comenzaban las voces a decir que Pablo Pavón se retiraba temporalmente de los escenarios para regresar con mayor contundencia: que su búsqueda carecería de conformidad, porque ahora la meta sería la secretaría general del sindicato petrolero, el liderazgo máximo a nivel nacional. Obvio que tal ambición no es sencilla: tiene que enfrentarse a derrocar al actual jefe Carlos Romero Deschamps, así como a su compinche Ricardo Aldana.

Una vez escudado en su retiro, Pablo Pavón ha tenido más movilidad. De la misma manera no ha perdido la oportunidad para viajar constantemente a la ciudad de México, según versiones oficiales, para entrevistarse con líderes no afines a la política de Carlos Deschamps.Su salida apresurada fue mal planeada por sus detractores: al interior del sindicato se sabe que una vez que Pablo Pavón recibió la "orden" de retirarse de la política, el líder petrolero inmediatamente solicitó vacaciones como trabajador regular, algo que no había pedido en muchos años (no vacaciones prejubilatorias), y su negativa a retirarse se mantiene al grado de que no le han retirado la comisión como funcionario sindical y bajo el amparo de que él no ha solicitado su jubilación.

Cabe mencionar un dato: el 7 de septiembre de 2006, el gobernador Fidel Herrera acudiría a la inauguración de la Liga de Béisbol en Minatitlán en el estado "18 de marzo" y Pablo Pavón, a pesar de ser el hombre fuerte de la región, no estuvo al lado del gobernador durante todo el tiempo. Luego llegarían los vecinos de la avenida Ávila Camacho para reclamarle al gobernador sobre las obras inconclusas y los pésimos trabajos llevados en dicha arteria, lo que enfureció a Pablo Pavón.

Ahí en las gráficas verían a un Pablo Pavón callado, siendo exhibido por los vecinos de la avenida, con el gobernador negociando con los inconformes: el pretexto ideal para empujar a Pablo fuera de la vida política de Veracruz.Los movimientos desde México impulsarían la carrera de los actuales dirigentes de la sección 10. Romero Deschamps solicitaría una lista a Jorge Wade (ungido como presidente del grupo político Frente Liberal Sindicalista, y máximo líder de los petroleros en la región) de a quienes quería como candidatos a secretario general del sindicato, quedando en la lista los nombres Noé Hernández, Zoila Tadeo y Donaciano González.

En los pasillos del sindicato sabían que el favorito de Jorge Wade era Noé Hernández, pero fue inmediatamente descalificado por Romero Deschamps por su inexperiencia, quien palomeaba la lista. Zoila Tadeo también fue descartada, y el tercer candidato: "Déjame pensarlo", prometió Romero a Wade.

Una llamada telefónica de Carlos Romero Deschamps para consultar con el gobernador Fidel Herrera Beltrán para saber a quién le gustaba para secretario general de la sección 10: "Chanito es mi gran amigo", fue a resumidas cuentas la expresión del gobernador, y luego entonces Donaciano González Hidalgo fue electo secretario general.

Los viajes de Pablo Pavón a la ciudad de México para entrevistarse con líderes petroleros de otras secciones son ampliamente conocidas en las oficinas de Palacio de Gobierno de Xalapa. Más de uno se atreve a pensar que los movimientos de Pablo se deben a que tiene la plena seguridad de que regresará triunfante y derrocando Carlos Romero Deschamps de su posición como el líder máximo de los petroleros.

Esto se remarca porque gente cercana a Pablo Pavón sabe de la gran amistad que tiene el ahora "retirado" con el presidente Felipe Calderón, pues fueron compañeros en la Cámara de Diputados en el periodo 1991-1994. Que incluso la estrategia de Pablo es clara y nada fuera de la lógica: ser ungido como secretario general de los petroleros a nivel nacional para inmediatamente ponerse a las órdenes del presidente y cooperar con la administración federal. En pocas palabras, y como así lo resumen los minatitlecos, "Pablo trabajaría con el gobierno y mandaría por un tubo al partido".

Viejos políticos lo saben: los escenarios del PRI son muy poco favorables en el futuro y solamente priístas muy aguerridos lo niegan: por eso muchos están abandonado el barco. El sindicato petrolero no tendría porqué seguir siendo priísta, si en las últimas ocasiones ya se veían fricciones graves entre este gremio y la dirigencia tricolor, al grado de que solamente hay un sólo diputado federal petrolero: Ricardo Aldana.

El problema que aquí llama la atención es la manera en que Pablo se expone nuevamente en la conquista por el poder. En verdad que pareciera tener todas las cartas en la mano y nada que perder para así actuar con la plena de libertad de que sus actos no tendrán consecuencia alguna, pese a que los "intocables" líderes petroleros ya están sucumbiendo a la misma delincuencia organizada: en Campeche todavía no se sabe nada de los líderes sindicales secuestrados y se habla de que los raptores fueron gentes provenientes de Tabasco, los mismos que estuvieron operando en Coatzacoalcos cuando el secuestro del empresario Óscar Contreras Ávila.

¿En verdad que Pablo Pavón está dispuesto a jugársela en grande? ¿Está dispuesto a arrebatar el poder a la fuerza y con su verborrea persuasiva? ¿Será suficiente la supuesta amistad de Pablo con Felipe Calderón para que el presidente lo elija como secretario general del sindicato petrolero y Pavón Vinales entregue el sindicato al PAN?

Seguramente el tocayo no debe tener nada que perder.

INFORME DE LABORES DE SÁNCHEZ ABREU

El día 3 de Febrero es el Segundo Informe de Actividades del Secretario General del Movimiento Territorial, Juan de Dios Sánchez Abreu en las Instalaciones del Centro de Convenciones de Coatzacoalcos.

8 de enero de 2007

Mucho ruido electoral, nada de transparencia

Pablo Jair Ortega - pablo.jair.ortega@gmail.com.- No habrá sorpresa alguna con la ley de transparencia veracruzana: se está cocinando de acuerdo con los intereses de la clase política en el poder, y con la atención de la sociedad desviada en temas como las elecciones locales de este 2007.

Las expectativas son grandes para quienes deseamos conocer lo que se maneja todavía en estos tiempos como “información confidencial o reservada”, han sido innumerables las veces en que los políticos se han “manifestado” y “pugnado” por una ley que obligue a transparentar las finanzas públicas, pero que a fin de cuentas estará condicionada a los intereses de los grupúsculos cómplices del poder.

Desde inicios del sexenio la mencionada Ley de Transparencia con todo y su Instituto Veracruzano de Acceso a la Información se ha traspapelado en la agenda, lo que hace suponer que están diseñando lineamientos que no afecten al actual régimen ni permitan a la población indagar y afectar fuertes intereses.No por nada el reconocido abogado coatepecano Dionisio Pérez-Jácome y los diputados locales han estado en lo que se antoja un litigio simulado de “que sí y no, que le cambiamos esto y le quitamos acá y le agregamos esto”, a manera de ganar tiempo suficiente para que la ley no se aplique en la administración actual, si pensamos en la no retroactividad.

Es difícil romper la tradición de las clases políticas que regularmente se han extendido en el gobierno. Estamos seguros de que no sabremos a ciencia cierta el tamaño de lo que protegen los políticos en el poder: los intereses, los negocios y las millonarias cantidades de dinero; tampoco los apellidos que estén involucrados en cuanto negocio al amparo del gobierno puedan realizar.
Los políticos veracruzanos no quieren ni imaginarse lo que se puede dar a conocer como información pública: la Ley de Transparencia promulgada por el presidente Fox fue la misma que a fin de cuentas desnudó sus excesos y secretos como mandatario. Por ejemplo, gracias a la Ley de Acceso a la Información se reveló el Prozac que tomaba el Presidente, o los lujos que se daba la Primera Dama, los viajes de la pareja presidencial y sus gastos onerosos.

Imagine lo que sucedería si se investigara a las compañías contratistas de obras públicas y a los proveedores del gobierno estatal; que se desmenuzaran los gastos de diversas oficinas y el tamaño del personal que sobra en las dependencias pero que generalmente pasa los días de quincena a cobrar puntualmente. Diversas ocurrencias ciudadanas que pueden incomodar a muchos, obviamente sin dejar de destacar la labor del consejo que encabeza el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) que garantiza respuestas a los solicitantes.

Si bien se avanzó enormemente en materia de transparencia de recursos públicos en el sexenio de Fox, lo que quedó a medias fueron las penalizaciones en contra de responsables de actos de corrupción y atentados contra el erario público. Sólo habremos de recordar que Carlos Rojas Magñon, entonces encargado de las adquisiciones de Los Pinos, en su momento nunca fue sancionado como responsable de aquellas toallas de 4 mil pesos que había adquirido la Presidencia de la República; a Rojas solamente le dieron una discreta despedida en medio de la celebración de que esa información en otros sexenios no se habría sabido.

Y es verdad: si de algo se cansó la población de los otrora gobiernos priístas, fue de la manera poco escrupulosa y sumamente reservada del uso de los recursos públicos por parte de la élite del poder (no hay que olvidar que los mandatarios en turno tenían hasta su partida secreta).
Pero en Veracruz ni hay instituto ni hay ley ni hay nada. Menos tendremos que pensar en miembros de un consejo ciudadano honesto ni en sanciones en caso de merecerse alguna: la innovación en Veracruz ahora es repartir los puestos entre los partidos políticos y nada más, así que no esperemos mucho un consejo ciudadano apartidista.

En el panorama no hay que perder de vista una continuidad de las prácticas de antaño en el poder: el ejecutivo como el supremo gobernante que ordena y dispone; pero con el derrocamiento del “jefe máximo político” (el presidente de la república) entonces comienza a haber una ligera transformación de gobernar por parte de los gobiernos estatales y sus respectivas dependencias, máxime cuando a la par del derrocamiento del PRI se sumó el gran avance de la oposición encabezado principalmente por el PAN. Estos hechos históricos obligaron a cambiar en cierta manera la forma de gobernar en Veracruz: ahora es tiempo de compartir el poder, y no por nada se ven poco a poco las imposiciones en dependencias de gente más apegada a la militancia partidista que al servicio público.

Estos arreglos en las cúpulas precisamente han seguido manteniendo a la vividora clase política dentro de sus terrenos de canonjías y libertades para acaparar la función pública, lo que a leguas se ve como un gobierno arcaico, actualizado quizás por el gran descontento general que se manifiesta en contra del partido oficial en las urnas electorales, pero dispuesto a seguir siendo el eterno “sistema”: esa amalgama de burócratas y políticos.

Aun así, existen algunas voces que proclaman la necesidad de una ley de transparencia que precisamente transparente el uso de los recursos públicos por parte de los gobernantes; algo que vaya a la par de lo implementado por el gobierno federal para conocer, por lo menos, parte de la información supuestamente reservada, y que permita una mayor vigilancia de los ciudadanos de los funcionarios públicos.

Lo lamentable del asunto es que, a pesar de la imperiosa necesidad de una Ley de Acceso a la Información y Transparencia para vigilar los recursos públicos de Veracruz, los temas del mes polemizan sobre si los ministros de culto deben aspirar a cargos de elección popular (demos gracias a los diputados locales que nuevamente aprueban reformas como cambian de ropa interior); y también a las presiones de los grupos religiosos para enfocarse que ellos también son ciudadanos, y que, además, ven con buenos ojos la implementación de operativos como el de Tijuana y Michoacán, a sabiendas de lo mal que está Veracruz en materia de seguridad.
Si los ministros ya saben que son bien políticos, nada más que se hacen pasar por sacerdotes.