11 de abril de 2010

Día

Mañana.
Me tienes y no me tienes.
Estoy entre tus dedos,
entre tus labios.
Estoy ondeando en tus cabellos,
rozándote la cara,
respirando de tu cuello.
Estoy viéndote por las mañanas,
ahí, al lado, cuando despiertas.
Cuando te digo “Hola”
y me recibes con tus brazos.

Tarde.
Estoy ahí.
Te conozco.
Te conozco bien.
He andado caminando
por todo ese país que se llama tu.
He sido quien destapa la sábana
que cubre tu soberanía,
que cubre tus patrimonios,
que cubre tu patria sagrada.
Estoy ahí sobre tu cielo,
enviándote brisa con mi aliento.

Noche.
Toco las teclas.
Extraño esas pláticas nocturnas.
He pensado mucho en ti
en estos días donde tu ausencia
ha sido la única que vino a representarte.
Hoy noto que tu ausencia podría desvanecerse,
pero cómo decirte muchas cosas que no me atrevo
Y ahora que se ha retomado lo perdido en días,
no quisiera que te fueras...
Más bien, quisiera que estuvieras...
En este momento estoy pensando
en podrías también ser hija del quinto patio.
Entré esta noche y no te vi. Otra vez.
Mamadas.
Menesteres de una vida donde no vives,
Lenguetazos de una soledad rara.
Verte desde lejos en eso que llaman “Internet”

No hay comentarios.: