7 de febrero de 2007

Amenazas equinas

Pablo Jair Ortega - pablo.jair.ortega@gmail.com.- En los últimos días para nadie ya sería sorpresa que la señora Juana Isabel Morales Aguirre, síndica desaforada del municipio de Minatitlán y principal sospechosa del crimen de su esposo Javier Gómez Gutiérrez, regresaría a los escenarios del petrolero municipio haciendo gala de impunidad.

Primero fue el asunto del desafuero: algo que indignó a más de un minatitleco y donde uno como ciudadano no se explica el porqué hay preceptos legales para proteger a quienes están acusados de homicidio; que el famoso fuero constitucional de ciertos políticos (principalmente alcaldes) se ha convertido en un amparo para delinquir y el camino con el tiempo suficiente para que el acusado emprenda la graciosa huida y aplique sus estrategias de defensa, en un estado donde se contradice a la retórica de la justicia llana, simple y sin miramientos.Ya no hablemos del asesinato de Gómez Gutiérrez; desde un principio se veían las señales de que a la señora Juana Isabel la justicia sólo le iba a pelar los dientes, y que el homicidio, el delito más grave que se debe perseguir de oficio, va rumbo a ser recordado como una penosa anécdota para la historia de Veracruz.

No sólo huyó con todas las facilidades otorgadas por la Policía Municipal y Ministerial, quienes supuestamente la resguardaban en una clínica privada luego de resultar lesionada de un balazo en los hechos de sangre donde perdiera la vida su marido, sino que se escondió mientras sus abogados buscaban los mecanismos legales para su feliz retorno, protección que distaba mucho de ser solamente una vil huida: alguien debe estarla protegiendo desde las esferas gubernamentales porque sólo así se explica que el director de la Policía Ministerial, José Gabriel Pérez Gutiérrez, haya declarado el año pasado que no tenían porque andar investigando a la señora causándole molestias. Una declaración por demás absurda y ridícula.

Pero en fin, la señora ha regresado a los brazos de su familia, allá en el rancho “Los Javieres” que fue la tumba de su esposo. Y ahora se fotografía en cafés para darle a conocer a Minatitlán que sí, es ella, créalo, está aquí, ella es y no necesita presentación: es “La Potra”.

Ya sus más cercanos colaboradores han pedido a los reporteros que ya vayan a reportarse con la “jefa” ahora que ya ha regresado, y sobretodo porque tiene dentro de sus objetivos inmediatos regresar a la posición de síndico único en el ayuntamiento (como un insulto para la buena fe de los minatitlecos), posición desde donde dispone de los recursos municipales.

Pero no sólo es el hecho de que la señora se ha amparado bajo la justicia federal para evitar ser detenida; en el mismo palacio municipal ya muestran su actitud supina de verse dispuestos a lo que digan las autoridades competentes en lo referente al regreso de la señora al ayuntamiento. Ni un pero han puesto y a lo mejor ya hasta globos y serpentinas con mensajes de “Bienvenida Juana” ya estarán colocando en las paredes.


Lo que no tiene nombre (como esta columna) son las ya insinuadas amenazas y advertencias dentro del gremio periodístico por parte de gente cercana a la ecuestre dama. Los mismos adoradores de la hípica andan difundiendo que parte de los objetivos ya dentro de la sindicatura, es tomar represalias contra periodistas que informaron sobre las épicas hazañas de la señora al verse involucrada con el homicidio de su esposo, quitando los convenios de publicidad con sus respectivos medios de comunicación.

El chiste es crear una especie de mito novelesco sobre su reaparición en los escenarios políticos; algo así como publicitar un corrido norteño que podría denominarse “El regreso de la Potra”.
Sólo que es extraño que entre tantas expresiones se olvide que doña Juana “Potra” está bajo proceso judicial y será hasta que se le dicte sentencia por parte de un juez (se le declare oficialmente inocente o culpable) que podrá tener la oportunidad de regresar a su puesto de síndica. Que la legislatura es la que tiene que autorizar o negar el regreso oficial de la señora a la comuna, en un proceso que se antoja largo y tedioso, de por lo menos un año o dos más.
Si los tiempos son justos, lo más probable es que a doña Juana Isabel no le alcance el tiempo para regresar a ser la síndico del periodo actual, por el desarrollo de su proceso judicial.

Pero dicen que dada a la manera de ser tan caprichosa doña Juana “Potra”, suponiendo que en octubre dé un fallo a su favor el juez, lo más probable es que regrese al palacio nada más a tomar protesta nuevamente como síndico, a unos días de terminar la actual administración y sólo para orgullo cual alpinista necio que a fortiori quiere llegar a la cima como sea.

Así es la política equina, con sus lacayos que son como jumentos.

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