5 de febrero de 2007

Pájaros en el alambre

Pablo Jair Ortega - pablo.jair.ortega@gmail.com.- Se escucha como broma entre algunos periodistas. Hay quienes ya se dicen acostumbrados a que su teléfono esté intervenido, con “pájaros en el alambre”, o “pinchado” como dicen los españoles al traducir los manuales de “phreaking”.

Lo lamentable es que para algunos miembros de la familia resulta incómodo que por la profesión de uno se tenga que soportar a los chismosos que están colgados del otro lado de la bocina para escuchar llamadas. Ya ni recetas se pueden pasar, ni el secreto antiarrugas, ni platicar de esas farras donde se sentó a la mesera de falda morada y veintitantos años, porque inmediatamente apuntarán los anónimos del otro lado: “gusta de ir a tomar a cantinas y de enamorar meseras jóvenes”.

Ya no digamos de aquellos que guardan sus secretos de closet. Todo es una perfecta arma política: la concentración de los secretos porque la información es poder, y si no, lástima que se murió Gutiérrez Barrios, porque entonces les explicaría el alcance de ser el hombre más informado.

¿Y quiénes son los que están detrás del micrófono? Aquellos que por más que se les insulte siguen aguantando en aras del morbo por conocer los secretos del espiado. Dicen que son militares, pero la verdad es que al menos en la zona sur de Veracruz distan mucho del arte de “orejear”: en la primera marcha organizada por Tony Williams en contra de la Comisión Federal de Electricidad en Coatzacoalcos, ahí se veían infiltrados vestidos de civiles (para quienes hemos vivido cerca de los cuarteles militares, inmediatamente se reconoce la vestimenta de civil de un soldado) a los miembros del Ejército tomando notas y preguntándole a los periodistas “¿cómo se llama el gordito que está gritando?”.

De igual manera se tiene conocimiento de que muchas veces no salen a investigar al campo por la falta de recursos, aunque se sabe que tienen informadores en diversas partes, como el parque Independencia de Minatitlán disfrazados de boleros.

Pero igual el honorable Ejército debe tener cosas más interesantes que hacer en lugar de andar oyendo chismes de periodistas (o leyendo columnas tan banales como esta, que ni nombre tiene), así que creemos que el asunto se desenvuelve en el ámbito civil.

Civil significa el gobierno; municipal serían casos muy raros, por lo que nos vamos al ámbito estatal y federal, por la cantidad de recursos que tienen. En el gobierno estatal se conocen los llamados “informadores políticos” que siempre aparecen en todos lados; el “punto rojo” de Coatzacoalcos que siempre por la radio de la policía llamaban para que acudiera a diversos sucesos.

Claro que no faltará alguna oficina discreta donde haya equipo sofisticado (o no) para la cuestión de las detecciones de llamadas; que en las regiones donde esté dividida estratégicamente la “inteligencia” gubernamental (sí, suena contradictorio cuando vemos a ciertos personajes que gustan de hacerla de James Bond pocos discretos con todo y radio en los restaurantes) hay alguien que se encarga de intervenir a líderes sociales o editores, periodistas. Alguna vez nos decía el director del Cablecanal que tuviéramos cuidado con lo que reportábamos en la tele, porque había alguien que nos monitoreaba.

Pero igual y la verdad que sería de flojera estar espiando a todos los periodistas, y a todos los editores y líderes políticos. Tal vez si les convenga a sus intereses, porque sólo así se explica que se conozcan los pasos de ciertos personajes.

También deberíamos remarcar lo de “inteligencia” cuando una llamada entre este autor y otro se cortó de manera repentina, escuchándose música de fondo unos segundos antes y el claro sonido de ajetreo de un aparato. Pero igual y son los de TELMEX, desde donde sería más fácil intervenir cualquier número, pero ya sería especular mucho.

¿En Xalapa hay espionaje? ¡Claro! Por algo el famoso “palomar” arriba del Palacio de Gobierno. O los aparatos esos que dicen que nomás le programa uno los números de celular y se activan automáticamente para grabar las conversaciones. ¿Quiénes serán los espiados? ¡Híjole! En Xalapa se antojan varios: empresarios, políticos de todos los niveles, periodistas, editores, familias influyentes… a lo mejor hasta el clero.

Pero ¿serán los del CISEN también? No por nada el gobernador a veces sale al balcón o al parque Juárez para platicar cosas delicadas, como se vio cuando aquella “amenaza” de muerte que supuestamente existía en contra del gobernador Fidel Herrera y el diputado Alejandro Montano, donde ambos salieron a caminar al parque lejos de lo micrófonos.

Y claro que al gobierno federal (se da cuenta como van subiendo los intereses de nivel) también les interesa tener conocimiento de lo que se platica en los teléfonos o en los pasillos del Palacio de Gobierno, o en las altas esferas partidistas, diputados federales, etc.

A lo mejor ni pasa nada y es pura imaginación de un periodista paranoico, que sospecha hasta de un tordo en un cable de alta tensión a punto de cometer suicidio, porque se siente perseguido.

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