12 de agosto de 2008

¿Cuánto habrá costado Flavio Sosa?


La marcha de Flavio Sosa en Xalapa

Pablo Jair Ortega -
pablo.jair.ortega@gmail.com.- La presencia de Flavio Sosa Villavicencio como dirigente fundador de lo que hoy es la APPOSVER (Asamblea Popular de Pueblos y Organizaciones Sociales de Veracruz), sólo nos lleva a pensar que a quienes dicen representar a la izquierda veracruzana, de plano se les acabaron las ideas para ser oposición.

Flavio Sosa, con los antecedentes que tiene en Oaxaca como agitador profesional en la nómina del gobierno de José Murat, dudamos mucho que haya venido a Veracruz por el hecho de ser un luchador social comprometido con las causas nobles, o que de plano sea algo así como un Martin Luther King región 4 y reloaded; alguien tuvo que haberlo convencido de que acá en Veracruz es terreno virgen para eso de las manifestaciones radicales y violentas; que ante la cerrazón del gobierno para bloquear las protestas, se necesita de su “carisma” y “liderazgo” para encabezar el recién creado grupo APPOSVER, cuyo antecedente en Oaxaca ya probó ser ultra radical.

Juan Carlos Mezhua Campos, consejero nacional del PRD e identificado con las causas indígenas, es quien hoy dirige en el estado la APPOSVER. Fue un activo militante en el caso de la indígena violada presuntamente por militares Ernestina Ascencio.

Se duda que la presencia de Flavio Sosa en Veracruz sea gratuita. Los servicios de un activista de la naturaleza de Sosa Villavicencio, concluyen en que deben haberlo convencido con una suma considerable de gastos para movilización, traslados, comidas, alojamiento, teléfonos celulares, manutención, pero sobre todo, para la operación política de lo que hoy es otra de sus creaciones.

En Oaxaca es conocido que Sosa Villavicencio posee riquezas.Quienes lo apoyan, especialmente dirigentes del Partido de la Revolución Democrática simpatizantes del lopezobradorismo como Mezhua Campos, deben haber agotados sus recursos como para verse en la necesidad de importar a un líder social oaxaqueño, admitiendo con esto que la izquierda veracruzana carece de liderazgo propio, minimiza a sus propios miembros y prefiere contratar a mercenarios.

De esto no sólo tiene la culpa el PRD: el mismo gobierno estatal ha optado por los ataques de pánico cuando se anuncian movilizaciones de campesinos, al grado de que los pobres campiras --regularmente INDÍGENAS, aunque se rasgue las vestiduras el diputado Polo Torres-- son detenidos por la Policía Estatal y confinados en el Agrocentro (un edificio a pocos kilómetros de Xalapa, conocido por su arquitectura como “El Armadillo”), que se ha convertido como en un moderno campo de concentración.

Ante la negativa de que a Xalapa entren manifestantes campesinos, huarachudos y sombrerudos, no aptos para la high society encabezada por su fresa alcalde David Velasco, esta discriminación a la legítima manifestación en la capital del estado se radicaliza, y es por eso que obligan (o por lo menos tratan de justificarlo así) a traer a especialistas en materia de organización opositora.

No obstante, Flavio Sosa Villavicencio, como todo mexicano, puede andar donde se le plazca porque así se lo garantiza la constitución; el noble pueblo jarocho le dará la calurosa bienvenida y podrá quedarse en lugares cercanos a Xalapa preferidos por rebeldes folkloristas, como Coatepec o Xico. En serio que se le recibirá bien como a muchos que desean vivir en este suelo hermoso, y se le saludaría todos los días con la amabilidad característica del pueblo jarocho.

Incluso se compra el hecho de que Flavio Sosa Villavicencio proviene perseguido de un estado gobernado por un Ulises Ruiz asesino y represor. No se debe perder de vista este punto, porque es gracias a las tácticas siniestras de Ulises que la protesta de la APPO en Oaxaca se radicaliza. Súmese la exageración del gobierno federal de encerrarlo en una cárcel de máxima seguridad, que resultó contraproducente, pues entonces se daba entender que Sosa tenía la misma peligrosidad que la de Osiel Cárdenas, Daniel Arizmendi, y otras distinguidas personalidades del penal de La Palma, en Almoloya.

Entre todos estos enredos políticos ajenos a los jarochos, lo que no se vale es que seamos rehenes de intereses de grupúsculos políticos de la izquierda radical... ¿Qué pensaban los patrocinadores de Flavio Sosa al traerlo a Veracruz? Especialmente si se trata de un contrato nada barato y con consecuencias a mediano plazo, con las elecciones federales cercanas del 2009; sobre todo si los encargados de la política interna de Veracruz no operan de inmediato.

Y es que con los antecedentes y experiencia de Sosa en las movilizaciones sociales, no nos queda otra más que pensar que su aparición en terreno veracruzano es para una estrategia de desestabilización, aprovechando el factor de que las autoridades estatales le tienen miedo a famosos “líderes sociales” como el mismo Sosa, Genaro Domínguez, César del Ángel, o Margarito Montes Parra, a quienes les dan carta libre para hacer lo que quieran, incluso violando la ley, bajo el disfraz de “luchadores”.

A César del Ángel incluso lo reciben como héroe en Palacio de Gobierno. A Flavio Sosa ya lo dejaron hacer su primera marcha en la Plaza Lerdo de Xalapa e incluso interrumpiendo el tráfico de la principal avenida, la Enríquez.

Con ejemplos como éste, los veracruzanos quedamos ante el país como un pueblo que fácilmente puede ser sometido, sobre todo por ese actuar de la autoridad cuando usa el garrote contra los paisanos, pero ante líderes fuereños como Flavio Sosa o César del Ángel, fácilmente se bajan los calzones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bien por la expresión de los comentarios, y ante la clara manifestación del actuar de dicho lider oaxaqueño que solo traerá problemas y con la falsa esperanza en los pseudocampesinos que solo son agitadores para el gobierno, porque a final de cuentas siendo campesinos los seguidores son de los que no trabajan y si en cambio piden justicia que ni en su casa ellos dan, el que no es borracho es huevón.