7 de septiembre de 2014

Y sí... Estamos hasta la madre

Las marchas por Karime (Foto: Quinto Poder Sur)

Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- ¿Qué ha pasado en el sur de Veracruz? ¿En qué nos hemos transformado que ya ni siquiera perdonamos la vida de una niña de 5 años? ¿Qué clase de monstruos somos que ni siquiera podemos preservar lo más inocente de nosotros?

¿Qué nos ha pasado? Unos dicen que es culpa del Gobierno. Otros dicen que son culpa de los que fueron gobernantes y siguen en las ambiciones enfermizas del poder. Otros dicen que son culpa de los policías. Los más echan la culpa a la delincuencia. Otros dicen que son los medios mentirosos o alarmistas. Hay quienes incluso dicen que es el clima, por el calor infernal que se siente en la región y que tiende a elevar las cifras de homicidios y violaciones. Que es el alcoholismo predominante y la drogadicción habitual.

Otros dicen que es el karma por los excesos y valemadrismos de sus habitantes. También desconfiamos de nuestras autoridades, porque las mismas se han desacreditado… ¿Cómo confiar en un Procurador cuyos compañeros de gabinete le pusieron de apodo “El Culín”?

¿Qué nos pasó? ¿En qué demonios nos transformamos en el sur de Veracruz? ¿Por qué de repente caímos en una espiral de violencia tan criminal, tan sangrienta? ¿Por qué ahora nuestras noticias son puras tragedias?

¿Por qué Coatzacoalcos ya no es aquel lugar donde te podías tranquilamente tomar una cerveza en el malecón? ¿En dónde quedó ese Minatitlán donde podías embriagarte en un parque y los policías lo único que te pedían era que te portaras bien y les guardaras las latas? ¿Qué pasó con ese Cosoleacaque o Jáltipan que pese a su fama de bravos, eran pueblos donde podías ir a un fandango, zapatear un rato, sin miedo a que un comando llegara a rafaguearte? ¿Qué pasó en Las Choapas y Agua Dulce, que hoy son cementerios clandestinos? ¿En qué se transformó “La Llave del Sureste” para pasar a “La Zona de Levantones y Asaltos”?

¿En qué momento los sureños nos volvimos tan indolentes al dolor ajeno? ¿En qué momento nos convertimos en seres temerosos e indiferentes de lo que pasaba alrededor? ¿Cuándo perdimos la capacidad de asombro para un secuestro? ¿En qué parte de nuestras vidas decidimos convertirnos en asesinos de nuestros propios vecinos, de nuestros hermanos, de nuestros hijos?

¿Será acaso realmente la falta de educación? ¿Será que la ignorancia es una bendición porque entonces el mínimo esfuerzo que hay que hacer para ganarse la vida es delinquir? ¿Es la falta de escuelas entonces? ¿O de maestros? ¿Es por qué al desconocer el sufrimiento ajeno, es más fácil hacer daño y lucrar con ello? ¿Es culpa de Elba Esther? ¿Del SNTE? ¿De la CNTE? ¿De las políticas de educación? ¿De nuestros malos hábitos para ser autodidactas o por lo menos lectores de buenos libros?

¿Es culpa de Yordi Rosado? ¿De Televisa? ¿De Breaking Bad? ¿En serio somos tan tarados que nuestra educación es tan superficial y a duras penas crea conciencia? ¿Somos tan idiotas que la ficción invade nuestra realidad porque es más cómoda y a modo?

¿O será acaso precisamente que la culpa es de los medios? Sí, esos pinches medios que son mentirosos o alarmistas; que son oficialistas y lamehuevos; que no son “revolucionarios” o “independientes” (mis huevos)…

¿O es culpa de las malditas estaciones de radio que no dejan de pasar canciones de narcos o música de banda tan repetitiva que da harta hueva? ¿Es culpa del Komander? ¿De Los Tigres del Norte? ¿Será porque no escuchamos mucho Calle 13 ft. Silvio Rodríguez? ¿Nos dejamos influenciar tan fácilmente por lo que dice una canción y ya no se disfruta al calor del éxtasis de un baile cachondo, de un buen ligue bajo los influjos de Jack Daniel’s o una buena peda sufridora con rolas de Roberto Carlos?

Nel, debe ser culpa del maldito gobierno represor y asesino… Sí, de ese que se elegimos… Es culpa de los malditos políticos sinvergüenzas, huevones y ratas… Sí, deben ser la razón de todos nuestros males… Es más, a nosotros como sociedad podrida nos obligan a delinquir, a robar, a asesinar, a secuestrar. Es culpa del Gobierno todo… Ya no deberíamos ir de acarreados a sus mítines.

No, no es culpa de nosotros. Nosotros podemos seguir siendo iguales: maleducados, groseros, irrespetuosos, corruptos, y todos los demás etcéteras que se le ocurran. Podemos seguir siendo los taxistas nacos, los petroleros pedantes, los periodistas protagonistas, los columnistas mamones, panzones y cuatrojos (así soy yo ¿y qué?). Podemos seguir siendo los comerciantes que de todo se quejan y le echan la culpa a las empresas que llegan de fuera; podemos seguir siendo esos ambulantes que vendemos todo de China, sin pagar un centavo de impuestos. Podemos vender discos piratas en las esquinas, “porque son más baratos”… Así es nuestra ideología.

Podemos seguir manteniendo vicios caros y gustos exóticos. Esnifar cocaína para aguantar la chamba en PEMEX, en el ayuntamiento, en el sindicato, en la oficina de gobierno; podemos seguir dándonos la vida de seudo yuppies de los 80 en pleno siglo XXI.

No es culpa de nosotros, porque nosotros los sureños siempre somos más cabrones. Siempre somos más chingones. Nadie nos agarra de pendejos y, si podemos, agarramos de pendejos a todos los que podamos… ¡A huevo!…

¿Pero qué nos pasó a nosotros como sociedad? No es para menos nuestra desconfianza. No es para menos nuestro estado de jodidez. No es para menos nuestro estado de terror… No somos menos, somos los más indolentes, apáticos, indiferentes, insensibles, flemáticos. Sí, con miedo. Sí, hasta la madre… ¿pero hasta cuándo?

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