Emilio Azcárraga en la Cumbre Iberoamericana (Jonathan Rosas/AVC Noticias)
Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- Más allá de si la situación en el estado de Veracruz es para presumirse como un punto que vive en santa paz y prosperidad palpable, la realidad es que la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, se está convirtiendo en foco de atención internacional.
Y lo anterior puede deberse a que puertos del Pacífico tradicionalmente usados para eventos internacionales como Acapulco, se han convertido en víctimas de la delincuencia organizada y centros de entrada de precursores de drogas sintéticas, alejados de aquellos centros turísticos y de negocios por excelencia, hoy con graves problemas por la inseguridad desatada y la necesaria entrada de fuerzas armadas federales a entidades cercanas como Michoacán o el propio Guerrero.
Acapulco, el otrora puerto y bahía que desde los 50 fuese la perla mexicana impulsada por Miguel Alemán Valdés para presumir al mundo, se queja de que están padeciendo los estragos no sólo de los enfrentamientos de grupos delincuenciales que buscan el control de la plaza, sino también de la radicalización de protestas que toman autopistas como la Del Sol, que es el principal camino proveniente del Distrito Federal, donde viven sus principales clientes. En recientes días, reportajes indican que los índices de turismo se han venido para abajo, las playas lucen vacías y Guerrero en general padece de una grave crisis política similar a la que todavía no termina en Michoacán.
Otra zona, pero en el Golfo de México, muy golpeada y afectada por los problemas de seguridad, fue la conurbación de Ciudad Madero y Tampico, donde se ven todavía los daños por los enfrentamientos entre grupos de narcotraficantes, aunque poco a poco la gente ya comienza a salir de nuevo a las calles por la reducción aparente de la violencia.
Empresas de esta región tamaulipeca terminaron por renunciar a sus negocios por los asfixiantes cobros de piso de la delincuencia organizada; varios locales del centro histórico de Tampico lucen cerrados y parte del malecón de Ciudad Madero también muestra comercios que prefirieron cerrar, en contraste con hoteles de lujo que se asentaron en la zona de playa.
Habitantes de este lugar, cuentan como corporativos empresariales poderosos como el Grupo Tampico (que alguna vez fue dueña de la Coca Cola en México), pese al cariño entrañable que le tienen a la zona, decidieron terminar sus operaciones y cerrar parte de sus negocios para trasladarse a otro punto de la república. Muchas familias judías, libaneses y árabes, que por generaciones hicieron de estas localidades su hogar, también huyeron por el miedo y la agobiante extorsión. De hecho, la situación nunca mejoró por una acción inmediata del estado tamaulipeco ni federal; por el contrario, pese a las voces de auxilio, las autoridades estatales y municipales de los recientes años literalmente dejaron a su suerte y abandonados a la ciudadanía tampiqueña y maderense.
Curiosamente, los que están entrando al quite y rescate en Tampico-Madero son veracruzanos: el grupo Chedraui prepara al menos un par de tiendas más. El Ejército también patrulla las calles, aunque se ve en menor escala que en territorio jarocho.
En contraste, si bien Veracruz-Boca del Río está distante todavía de ser un centro vacacional como Los Cabos, Cancún o Punta Mita, al menos en este año puede presumir que fue centro del turismo de negocios como otra de la vías para el desarrollo de esta importante zona. El asunto ahora es cómo integrar a la población a lo que parece un Veracruz con un futuro prominente, aunque se esté aprovechando la lamentable situación que padecen otros lugares.
Insistimos: aunque Veracruz-Boca del Río no estén dentro del turismo de alto nivel, se supone que ya hay cimientos esto y al menos uno de éstos es que se enfrentó los problemas de inseguridad con la entrada de la Marina como fuerza policiaca, a diferencia de Tamaulipas donde los dejaron morir y nunca prestaron auxilio (no es tampoco para aplaudir lo que sencillamente el Gobierno de Veracruz estaba obligado a hacer: garantizar la seguridad de la zona donde se asienta el puerto más importante del país y la mayor parte de la población).
Otro puerto que ya al menos tiene un camino para convertirse en polo de desarrollo es Tuxpan, con la terminación del longevo proyecto de la autopista a la Ciudad de México. Esta ruta, que ya hemos tenido la oportunidad de recorrer, permite que en dos horas usted se encuentre en territorio chilango o jarocho.
Tuxpan en sí todavía no puede decir que sea un puerto en forma, pues aunque algunas actividades industriales dan sus primeros pasos, todavía falta mucho para convertirse en el principal puerto que conecta a la Ciudad de México. Sencillamente está lejos --no inalcanzable-- de lo que es el puerto de Veracruz, y mucho más alejado de lo que es Cancún o Los Cabos.
Poco a poco, Veracruz pareciera que puede convertirse en referente obligado internacional para los negocios y el turismo… La pregunta es ¿está preparado para ello? ¿En verdad estamos a la altura de puertos y playas que busca el turismo, por ejemplo, de cruceros? ¿Culturalmente la población, especialmente los comerciantes tradicionales, lo aceptarán? ¿En verdad hay planes y proyectos definidos para que Veracruz sea algún día un puerto como Nueva York?
Porque dos eventos internacionales (los Juegos Centroamericanos y del Caribe, y la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado) son la prueba de fuego de este gobierno encabezado por Javier Duarte, pero falta ver si existe la voluntad política, social y empresarial, a mediano y largo plazo, para que en verdad Veracruz dé los pasos firmes hacia su futuro soñado y moderno.
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