19 de noviembre de 2008

Carolina y la "generación del éxito"

Pablo Jair Ortega - pablo.jair.ortega@gmail.com.- La diputada local Carolina Gudiño Corro está en el ojo del huracán. La presidenta de la Mesa Directiva del Congreso del Estado es evidenciada por la fracción parlamentaria de oposición como la culpable de que no hayan asistido al IV Informe de Gobierno de Fidel Herrera Beltrán.

Entre tantas declaraciones, los diputados no priístas señalan a Carolina de altanera e inexperta en el cargo que --según cierta publicación especializada… en dietas alimenticias de altos funcionarios-- la coloca como la única mujer perteneciente a la “generación del éxito” de la actual administración.

No obstante, y pese a que Carolina se defiende como felina boca arriba en contra de sus denunciantes, la realidad es que no sólo se trata de señalamientos hechos por diputados de oposición: los mismos periodistas han sido testigos de cómo la inexperiencia de la joven legisladora se ha reflejado en la manera de realizar hasta los más básicos protocolos en el Congreso.

Si no se le olvida firmar una minuta, se le olvida el procedimiento regular para la construcción de un dictamen, un acuerdo; traspapela las formas, o como el último caso del informe del gobernador, donde se empeñó en nombrar como solemne una sesión que no lo era.

La realidad es que pese a tener las circunstancias a favor con una legislatura de mayoría priísta, y tener cerca a personajes con amplia experiencia política e incluso jurídica, la joven Gudiño Corro desempeña un gris papel de lo cual se atestigua no sólo entre sus compañeros de bancada, sino de también de quienes regularmente asisten a las sesiones del Congreso.

Tanto es así, que hasta el momento la banca del PRI en el Congreso no ha salido cerrando filas y en plena defensa de su compañera, tal como acostumbran los del PAN cuando defendieron a Renato Tronco de los señalamientos que tiene como asesino intelectual del regidor de Las Choapas, Alfredo Pérez Juárez. Ahí se ven a todos los panistas unidos, dando señales de que --pese al patético caso de Tronco-- salieron en defensa hasta de quien hoy los traicionó.

Por el contrario, pareciera que los diputados locales que sí son priístas mejor prefieren hacerse de la vista gorda en el asunto; si bien la postura de los partidos de oposición no fue la adecuada para protestar, la actitud de los tricolores es de “tampoco hay mucho que defenderle a Carolina, que digamos”. Menos cuando de manera burda quiso hacer énfasis en esa propaganda ya desinflada de que “En Veracruz los niños no se tocan”.

A estas alturas ya deberíamos reconsiderar a la “generación del éxito”.

Tan es así, que el artículo “PRI y PRD: una alianza posible en Veracruz” publicado en el Diario de Xalapa este miércoles 19 de noviembre de 2008, firmado ni más ni menos que por el mismo gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, ofrece señales de que la generación de jóvenes políticos que participan con el mandatario estatal, de plano no están contemplados en que sean quienes encabecen la sucesión gubernamental.

Haciendo un remedo de apología, es como comparar lo que le sucede al presidente Felipe Calderón con su círculo más cercano de colaboradores, entre los que destacan Maximiliano Cortazar, vocero de la Presidencia; César Nava, secretario particular; Ernesto Cordero, secretario de SEDESOL; Germán Martínez, pésimo dirigente del PAN; y el fallecido Juan Camilo Mouriño, ex jefe de la Oficina de la Presidencia, y ex secretario de Gobernación.

Con todos estos nombres, y la lamentable tragedia de la muerte de Mouriño, el presidente Calderón tuvo en su momento una de las decisiones más difíciles de su gobierno: el de colocar en el puesto a alguno de estos amigos cercanos sin experiencia, su “generación del éxito”; o meditar, razonar, analizar minuciosamente quién sería el relevo del caído secretario, lo que finalmente prevaleció en la persona de Fernando Gómez Mont.

Es aquí algo similar: si bien el gobernador quiere emular al gobernador Rafael Hernández Ochoa para darle oportunidad a los jóvenes de ser la nueva generación política que gobernará el futuro, los prospectos parecieran más enfrascarse en el éxtasis del momento y sus consecuencias enfermizas como la soberbia, que el verdaderamente construir una carrera política a largo plazo.

El artículo del gobernador Fidel Herrera, a pesar de referirse a las próximas elecciones del 2009, pareciera dar cuenta de la situación actual que se vive en el PRI estatal, si a estas alturas debemos ser honestos y decir --con toda la piña pelada-- que nadie de los priístas jóvenes es el contrapeso para las elecciones locales del 2010 ante un PAN que se avizora altamente combativo, y una izquierda que, pese a sus divisiones, puede recomponer muchas cosas para el PRI.

Sólo lea tantito lo que escribió el gobernador: “Estoy convencido de que con responsabilidad y genuino amor por Veracruz, el Partido Revolucionario Institucional y una importante mayoría de los miembros del Partido de la Revolución Democrática, podrán construir una alianza que construya, en el próximo proceso electoral federal, una agenda que en lo social pueda darle al país la respuesta a la crisis financiera y a sus impactos sobre la población y los sectores productivos”.

Otro factor: el PRD ya de por si históricamente débil, dividido y fregado por la manera en que desahogan sus diferencias, y hoy fraccionado --digamos en los términos de los mismos perredistas-- por una dirigencia nacional “legítima” y otra “espuria”, en Veracruz tiene el mismo reflejo desgastado, con pocas luces que brillan por sí solas, una estructura pobre y un largo tiempo para sanar las heridas internas.

Pero queda como huerfanito el ex gobernador Dante Delgado Rannauro, quien hasta hace poco era el aliado principal del PRD veracruzano, desdeñado hoy desde la cúpula solaztequista, con el rompimiento que hace el partido Convergencia y el Partido del Trabajo, con el perredismo.

Ese “huerfanito” es quien el pasado 30 de octubre, en el reciente aniversario luctuoso de Fernando Gutiérrez Barrios, dio la foto junto con el gobernador Fidel Herrera Beltrán, despertando las reacciones y especulaciones de un acercamiento retratado, y las calificaciones del mandatario estatal al referirse a Dante como “un aliado importante para Veracruz”.

“Nuestra mano está tendida”, termina el artículo del gobernador en el importante diario de circulación estatal.

De aquí al 2010, los puentes ya tendidos entonces podrían ser con la izquierda (más que con el PRD), y más concretamente con Dante, el único combativo contra un PAN que viene con todos los recursos y un obvio candidato como Miguel Ángel Yunes Linares. Inclusive cerrarle el ojo a los perredistas, quizás se remita más a coquetearle a Andrés Manuel López Obrador y sus miles de simpatizantes, que al sol azteca en Veracruz.

Dante y López Obrador, sería lo que el PRI jarocho necesitaría para afianzar un triunfo en las próximas contiendas electorales.

La “generación del éxito” (podemos decir con seguridad) está lejos de estos niveles: tropezones como los de Carolina, difícilmente desmentirían lo anterior.

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