7 de enero de 2009

CFE: justicia divina

Pablo Jair Ortega - pablo.jair.ortega@gmail.com Lo acontecido este lunes en las oficinas de cobro de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en Minatitlán, sobre el asalto de un millón y medio de pesos, podría convertirse en la justicia divina que muchos usuarios esperaban.

Son cientos, quizás miles, de historias las que desgraciadamente se viven en ese inmueble: quejas de abusos, reclamos por malas mediciones, altísimas tarifas sin razón, y varios etcéteras. En resumen: un pésimo servicio y una atención deficiente, de trato déspota con la población.

¿Qué sucedió este lunes? Pues un comando armado, por la madrugada del lunes, llegó hasta la zona donde están los cajeros automáticos; amagaron al vigilante y se llevaron ni más ni menos que cuatro cajas fuertes con un botín cercano al millón y medio de pesos. Los contenedores donde estaba el dinero, fueron encontrados en la colonia Las Delicias, en la periferia de Mina.

El susto, afortunadamente el susto, se lo llevó el vigilante, quien todavía cumpliendo con su labor de vigía, identificó a uno de los malandrines como empleado de la misma Comisión Federal de Electricidad, de nombre Gregorio Cruz Jiménez, mismo que ya fue detenido por agentes de la Policía Ministerial.

En contraparte, en el otro extremo de la balanza, en la lógica de “una de cal por las que van de arena”, habemos quienes nos congratulamos de que por lo menos le hayan dado un dolorcito de cabeza a la CFE, de los miles que ocasionan a los usuarios, ya no digamos de Minatitlán, sino de Veracruz y de todo el país.

En esa oficina ubicada en la calle Belisario Domínguez, se han visto personas llorar en las banquetas ante el trato déspota y grosero por parte de los empleados, en una oficina donde se supone que se van a resolver problemas y dar atención a la población. Lo mínimo es un enojo que va directo al hígado y a la gran incidencia de cáncer en la ciudad.

Y pese a todo el moquerío, las caras largas y usuarios al borde del infarto, los empleados de la CFE (que más que empleados, son servidores públicos), éstos permanecen inmutables, cómodos detrás de esa silueta tenebrosa del burócrata malvado. Es raro, hay que decirlo así, encontrar a un buen empleado de la Comisión Federal de Electricidad, aunque --también hay que decirlo así-- los hay.

A esas alturas, a lo mejor las autoridades minatitlecas deberían considerar el darles las llaves de la ciudad a los malandros que asaltaron la CFE; ¿qué tanto es tantito? Si con la impunidad que existe, nomás falta que la Asociación de Banqueros de México premie al “Usurero del Año”, o que la Confederación Nacional Campesina entregue galardón al “Sembrador de Mota del Mes”.

Es así, mis distinguidos miembros de la cartera vencida cefeeriana, como la Comisión Federal de Electricidad tuvo una sopita Maruchan de sus sendas bombas de cacao. Ya era justo, Zeus.

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