Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- No sé si esos michoacanos tienen un sentido del humor muy negro, pero eso de andar despidiendo a Calderón con dedicatorias de canciones de José Alfredo, parece muy desagradable.
¿Quién en su sano juicio le puede desear que le vaya bonito a un presidente de México? Nomás vea usted que desde Salinas todos han salido repudiados, olvidados, prácticamente en la ignominia. El único con popularidad fue Fox, y eso por sus ocurrencias de decir babosadas al final del sexenio, porque al cabo ya se iba y le dejaba el changarro a Calderón.
Felipe Calderón Hinojosa entrará como salió: por la puerta trasera. Se la pasó inaugurando y viajando para insistir en legitimarse como un presidente popular, lo que no logró a base de sangre y fuego combatiendo a los narcotraficantes, quienes ya deben de tener a sus negociadores en el nuevo sexenio, al cabo que drogadictos siempre habrá y la cosecha de mota, como la de las féminas, nunca se acaba.
No sabemos si el mexicano promedio pedirá porque al presidente saliente le vaya bonito, porque nuestra idiosincrasia siempre ha sido prácticamente medieval: “¡Murió el Rey… Viva el Rey!”.
No sé si podemos celebrar que estemos rompiendo récords mundiales en violencia; que en 6 años nos convertimos en el país con más muertes por una guerra sin pies ni cabeza contra el narcotráfico; que al combatir éste, se diversificaría ya no sólo en vender tachas, coca y mota a la chaviza atascada, sino que pasaría al fino arte de la extorsión, el derecho de piso, el control de las suripantas, de los suripantos, de las mafias de taxistas, de los congales, las construcciones y creo que hasta venden tamales rancheros los domingos.
90 mil muertos, 25 mil desaparecidos en cifras oficiales. Pero en México lo oficial nos vale cacahuate y estamos seguros que deben ser más los caídos y desaparecidos porque aquí en México (en Veracruz hasta te lo “sugieren”) es mejor no meterse, resignarse y si es posible, entrarle.
Tampoco le deseo mal a Calderón. Será --según mis creencias espirituales y se joden-- que el karma le caerá como moco volador y le creará sus propios demonios. Que aunque fueron pocos, ahí están los reclamos de la gente por sus muertos y desaparecidos, inocentes o no, pero que ya no están con ellos.
Estoy seguro que también que no hay necesidad de desearle que le vaya bonito, más bien desearle que se vaya a la gaver, lejos de México, haiga sido como haiga sido. Al fin y al cabo tendrá 200 mil pesos mensuales de pensión, más los privilegios de tener a un pequeño ejército cuidándolo el resto de sus días, por aquello de que le jodió los negocios a los señores del narco.
Como van las cosas, en lugar de andar deseando que le vaya bonito a Felipón, más bien deberíamos dedicarnos esa rola tan despechada a nosotros los mexinacos que nos quedamos, otra vez, perdidos en el tiempo.
Ojalá que nos vaya bonito a nosotros. México, con todas sus riquezas, no deja de ser un país saqueado, manipulado, clasista, donde unas pocas familias son beneficiadas al amparo de la tranza y la corrupción. ¿Nombres? Son harto, sólo digamos que todas están en la clase política.
Ojalá que nos vaya bonito. Las nuevas generaciones que creen que Peña debió haber ganado porque es muy guapo, ahora sentirán eso que le meten a las embarazadas nueve meses antes.
¿Qué le vaya bonito? No manchen. Ni la burla perdonan, me cae, verdad de Dios.
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