19 de abril de 2013

Multigráfica, presente en Venezuela


Fotos: Gina Collins


Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- Alberto Morales García, “Betogato”, es uno de los que tuvo la fortuna de formarse periodísticamente con Ángel Leodegario Gutiérrez Castellanos. “Yayo”, de quien siempre se cuentan miles de anécdotas.

Fue Don Yayo quien tuvo la visión de reclutar al inquieto Alberto, quien para esto se la pasaba rayando gatos por todas las paredes de Xalapa, liderando causas estudiantiles y hasta madreando asaltantes en las calles. Yayo le dio la oportunidad para trabajar --y aprender-- en el diario Política y hasta el día de hoy sigue ahí.

Pero, inquieto como son los gatos, el “Cat” fundó también su propia agencia fotográfica: Multigráfica, que acaba de cumplir 5 años, y ha incorporado a jóvenes para darle la oportunidad de expresar su trabajo, su arte, y enseñar lo que aprendió de Don Yayo. Ha juntado un equipo de trabajo de jóvenes fotógrafos, así como de colaboradores con mayor experiencia, que nutren a la página web de la agencia y su revista mensual.

Los que estamos en Multigráfica no trabajamos: nos divertimos con lo que nos gusta hacer, teniendo a Betogato como director de la orquesta.

Entre ellos está Gina Collins, originaria del puerto de Veracruz, fotógrafa reconocida por sus exposiciones. Egresada de la facultad de Artes Plásticas y aficionada al trabajo gráfico con temas contraculturales y rock and roll.

Betogato, el “Cat”, tiene el hábito de salir de viaje constantemente. Según recuerdo, se dice que los gatos cubren largas distancias cuando andan de “pata’egato” (no aplica, obvio, el “pata’eperro”). Así el trabajo del Cat ha cubierto medio mundo y ha estado como testigo en momentos claves de la historia.

Ambos, Gina y Alberto, están ahora en Caracas, Venezuela, haciendo la cobertura de las elecciones presidenciales de aquel país que es ahorita el ojo del mundo desde la muerte del polémico Hugo Chávez, quien según el actual presidente Nicolás Maduro, reencarnó en forma de pajarito.

Los veracruzanos podemos presumir que, como siempre estamos presentes en los mejores eventos, una fotógrafa jarocha estuvo en la toma de posesión de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, y ser de las pocas que le tocó el momento en que un individuo llegó hasta el mandatario para empujarlo, interrumpirlo, quitarle el micrófono, en lo que quizás fue el momento más recordable del solemne acto.

Fueron pocos los fotógrafos que tienen imágenes exclusivas de tal incidente. Gina Collins es una de ellas.

“Cat”, desde Venezuela, explica que el personal de seguridad, como era de esperarse por el tamaño del evento y los personajes que arropaban, se pusieron más mamones de lo normal. A los fotógrafos no los pasaron todos juntos, sino que hicieron bloques de 10 en 10 que iban pasando, tomaban sus placas y van para afuera para que entraran otros 10 fotógrafos al recinto. Dice que en general el trato con los periodistas fue excelente, sin ninguna grosería a la prensa.

Entre los últimos 10 fotógrafos que pasarían al Capitolio Venezolano, estaba Gina.

“Maduro se encontraba tirando su rollo, cuando… ¡Mocos! ¡Salta un cabrón y le gana el micrófono! Y nada más se logró escuchar en todas las pantallas que había en las calles: ‘¡Señor Maduroooooooooo!’… Las pantallas de las calles salieron de volada del aire y la gente exclamó sacada de onda. Yo me encontraba afuera en una tarima haciendo fotos del popolo y de volada apunte con mi lente hacia el acceso de prensa. Me percate que los 10 fotógrafos restantes estaban adentro y no salían”, narra el “Cat”.

“El audio se fue por instantes y hasta que Maduro comentó lo de la seguridad. Dijo aparte, ya sabes, que va a dialogar con el muchacho para saber sus inquietudes, pero de volada movieron todos los carros de los diplomáticos y personal militar. Así de rápido pasó el incidente… Lo que si es cierto es que haya sido Maduro o hubiera sido Capriles, falló la seguridad pese a que la estuvieron haciendo mucho de pedo”, detalla.

Afuera del recinto platicaron con unas señoras que les preguntaron de dónde venían. Al responder, dijeron que “México era amigo, pero que en cambio habría mañana periódicos que hablarían del incidente como que a Maduro no lo quieren y por eso lo quieren matar”.

Entre los venezolanos de la estación Capitolio del metro, se comentaba que el sujeto que le puso los testículos de corbata a Nicolás Maduro, es un señor discapacitado y que cuando vivía el comandante Chávez era consentido, y Chávez lo jalaba y lo saludaba siempre.

Pero sea como sea, falló la seguridad y Gina --como otros pocos colegas en el mundo-- tiene esas imágenes que nadie más podrá tener.

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