Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- Este sábado por la madrugada fue llevado al centro de detención conocido como El Torito, en el Distrito Federal, el ex dirigente del PAN a nivel nacional Manuel Espino Barrientos, por conducir en estado de ebriedad.
Recientemente le levantó la mano al candidato priísta a la Presidencia, Enrique Peña Nieto, y fue celebrado por los tricolores como triunfo de arrebato de un importante personaje panista a las filas del PRI, aunque éste ya había sido prácticamente expulsado del PAN desde años atrás.
Algunos comentan que la estrategia de incorporar a Espino podría haber salido contraproducente, pues si bien Peña ha estado empeñado en proponer que se cambie el rumbo de este país, en ningún momento se ha enfrentado en su discurso al Presidente Calderón, lo que sí ha hecho Espino hasta el cansancio.
Hasta hace apenas unos días, Peña comenzó los ataques al gobierno federal en sus mensajes, pero no con la intensidad debida para llamar la atención de los 60 mil muertos en este sexenio tan violento; mucho menos para atacar al presidente de la república que se está yendo de "a muertito" en la recta final de su mandato.
El incorporar a Manuel Espino a la campaña de Peña, por el contrario, es añadir a quien sí ha sido el más fuerte crítico de Calderón y declarado como un personaje non-grato entre los propios panistas, con quienes históricamente el PRI ha sido aliado en momentos de votaciones.
Espino es un personaje repudiado por los blanquiazules por sus críticas a candidatos panistas, pero sobre todo por no alinearse a las políticas del presidente Calderón. Esa lectura no la previeron los asesores del PRI y rompieron la “armonía” que tenían con el presidente.
A los priístas se les olvidó, por ejemplo, que a Espino lo recuerdan en Veracruz en las campañas a la gubernatura en el 2010; quien vino varias veces a la entidad para que presentara su libro y de paso lanzara sus misiles contra el candidato panista Miguel Ángel Yunes Linares. En esos momentos servía como aliado, pero hasta ahí llegó su gas.
Una vez adentro de la campaña de Peña, seguramente a Felipe Calderón no le parecería para nada agradable que dejaran los priístas que fuese Espino una de las voces de campaña, que afectarían más a Peña Nieto que al propio Espino. Si bien Peña no se mete con el presidente, el dejar que hable y opere el ex panista, será tomado como ofensa dicha y hecha por el mexiquense contra Calderón.
Como la política son cuestiones de circunstancias y nulas coincidencias, llama poderosamente la atención que este sábado Manuel Espino haya sido detenido en el Distrito Federal y llevado al famoso "Torito" para que cumpliera un arresto de 20 horas por andar en estado inconveniente.
Sin duda, las autoridades del DF dirán que fue por faltas a la ley, pero la exhibida a tan importante personaje fue precisamente para demostrarle a la sociedad la clase de sujeto al que se alió Peña Nieto y que además se inmolaba como un importante líder anticalderonista.
Pero más allá de servir para denostar la imagen de Espino ¿podría ser el arresto una señal del gobierno local para cerrarle un ojito al ejecutivo nacional? Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno de la capital mexicana y operador de López Obrador, no ha tenido conflictos con Calderón y podría ser el puente para que, aunque sea debajo de la mesa, exista una alianza entre el gobierno federal y AMLO, ante el escenario estrepitoso de la candidata del presidente, Josefina Vázquez Mota.
El mismo Calderón ha dado muestras de simpatizar con la izquierda y en ningún momento se ha mostrado dogmático y cerrado como los panistas de ultraderecha.
¿Por qué no un escenario de negociación entre el Presidente y los operadores de López Obrador y ser el michoacano el paladín que le abra las puertas a Los Pinos al Movimiento Progresista ? De villano violento, Felipe Calderón Hinojosa pasaría a las páginas de la historia en México como el gran demócrata, reconocido hasta por la propia izquierda.
Por lo pronto, el "aliado priísta" Manuel Espino no tarda en que sea deslindado de Peña tal y como sucedió con Tomás Yarrington a quien resulta que ya ni conocen los priístas.
Los asesores de Peña Nieto y el mismo candidato, no previeron la clase de bomba “espinosa” que obtenían para sus estrategias de campaña: Espino les reventó en plena casa y con malos números. Vaya, en el peor momento.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario