20 de mayo de 2014

¿Fracasó la FILU?

La FILU

Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- 
A la reciente edición de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) algunos la consideran un fracaso. Que en varios eventos se vieron sillas vacías al por mayor, una falta de promoción adecuada y, finalmente, la falta de asistencia del público, que ha disminuido considerablemente, a diferencia de años anteriores.

En nota del Diario de Xalapa, firmada por Karla Cancino, se dio a conocer de manera oficial que “la FILU 2014 logró convocar a más de 40 mil personas en torno a la lectura (6 mil menos que la edición 2013 que cerró con 46 mil personas y casi 10 mil menos que en 2012)

No obstante, apunta, “durante esta feria se rebasó el monto de ventas reportado por los expositores”.

Es la primera Feria que encabezó la rectora Sara Ladrón de Guevara, y se puede decir que, al menos por percepción, debería haber encabezado una difusión más agresiva del evento, luego de su notable ausencia en la presentación de la Cátedra Carlos Fuentes, que fue muy criticada en los círculos académicos e intelectuales.

De hecho, la percepción de la comunidad universitaria es que la rectora ha manejado un bajo perfil público, demasiado institucional, y que eso pudo haber afectado a la FILU. La máxima autoridad de la máxima casa de estudios de Veracruz, sencillamente se ausenta.

La inauguración del Foro Académico Ciencia, Tecnología y Sociedad estuvo literalmente muerta. Las Medallas al Mérito Universitario lucieron grises: sillas vacías, inasistencia, desinterés de la comunidad científica y estudiantil. Por lo menos hubiesen hecho lo que es común en estos casos: invitar a aulas de diversas facultades para llenar siquiera los espacios.

Los periodistas reportaron los eventos a donde acudieron: la Feria Internacional del Libro Universitario estuvo abandonada, de escasa concurrencia. Que la presencia del premio Cervantes, Sergio Pitol, no es suficiente, que tampoco es para minimizarse; pero al maestro, con todo su prestigio, no se le debe cargar el peso del evento.

La venta de los libros efectivamente tuvo un repunte importante, y es que según los devoradores de éstos (que se quedan sin comer o se gastan toda la quincena por ellos) hubo muchas rebajas en los precios. Que la venta nocturna estuvo precisamente más abarrotada porque se podían conseguir a precios muy módicos verdaderas obras de la literatura, entre otros géneros.

Pero el escenario de debate que representaba la FILU y la participación de la UV como moderadora del discurso público y la agenda de la semana, se desvaneció. Perdió su carácter de autoridad en la materia intelectual y se convirtió meramente en administradora de un festival que está en peligro de perder su calidad.

La presencia de autores reconocidos también fue notable. En años anteriores a la FILU se le reconocía por la llegada de Carlos Fuentes, Juan Villoro, Enrique Vila-Matas, entre otros reconocidos, pero este año no hubo tal espectacularidad.

También se suman nombres como Sandra Lorenzano, Denisse Dresser, Ernesto Cardenal, Hugo Aboites, Arturo Ripstein, Lorenzo Meyer, Chantal Mouffe, entre otros.

Tampoco lució Brasil como país invitado. No se vio o trascendió alguna manifestación artística del país en boga como sede del mundial del futbol, de las futuras Olimpiadas, de las películas infantiles como Río, documentales como el del Monty Phyton, Michael Palin, etc. En fin, Brasil ahorita está presente en todos lados… pero en la FILU no lució.

Algunos atribuyen que la temática de esta edición, Ciencia y Tecnología, tampoco resultó ser muy atractivo para la comunidad. Tanto así, que un festival de motocicletas y rocanrol realizado a las afueras de la Casa de Artesanías, tuvo más audiencia y ruido.

Y claro, es más atractivo ver rock and roll, motores y chicas en cuero, pero igual este tipo de eventos no riñe con el perfil de los que se hubiesen podido haber presentado en la FILU. El año pasado, el grupo Los AguasAguas literalmente llenaron la sede: es lo que el público demanda.

Y es triste porque hubo temáticas como la seguridad en Ciudad Juárez, a donde de plano no acudió nadie del público, excepto los panelistas.

Quizás también el problema ha sido que el exceso de ahorro (aunado a los desfalcos conocidos de los anteriores rectores), la UV se ha confiado en medios de divulgación internos, aislándose a sí misma de la culta y participativa comunidad xalapeña.

De igual forma, tampoco se podría culpar de todo a la UV. El factor seguridad pudo haber sido el que también mantuviera a la FILU vacía; callejones como el González Aparicio, donde se ubican varios antros del centro histórico de Xalapa, se han reportado vacíos por el temor que existe de una posible balacera, como las recientes que han ocurrido en la capital de Veracruz.

Pero de lo que estamos seguros, y así lo ven también quienes tienen a la UV en las venas, es que el exceso de bajo perfil de la máxima autoridad y su institucionalidad, están devorando a la universidad.

Por cierto, viene el Hay Festival, y se verá también a qué nivel llega la organización y si supera a la FILU en creces. Una lástima, porque ésta última era la que regularmente se llevaba las glorias por sobre cualquier evento cultural, académico e intelectual.

La FILU debe estar en los niveles por los cuales fue reconocido. Debe estar nuevamente a las altura que merece la universidad, especialmente en el área de artes y literatura, sus cartas de mayor presentación en el mundo.

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