Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- El gran impulsor de la protección al medio ambiente en Veracruz ha sido el gobernador Rafael Hernández Ochoa (1974-1980), quien diera nivel de área protegida al Cerro del Macuiltepetl, siendo éste un volcán apagado donde se asienta la capital de Veracruz. El originario de Vega de Alatorre advirtió que el crecimiento de Xalapa iba por aquella zona, amenazando con “treparse” al cerro, por lo que de inmediato lo protegió por decreto y hoy es uno de los pulmones de Xalapa sobrevivientes a la rapacidad jarocha.
Otra de las denuncias legendarias de Hernández Ochoa fue la devastación de árboles que se hacían en la zona del Uxpanapa, al extremo sur de Veracruz, por la construcción que se hacía de la presa Cerro de Oro, en los límites de Oaxaca y Veracruz. Sus señalamientos incluso lo llevaron a enfrentarse con Jorge Tamayo, cuñado del entonces presidente José López Portillo, y quien estaba a cargo del proyecto.
No son pocos quienes recuerdan a Hernández Ochoa como figura clave de la historia moderna en Veracruz. Aparte de ser quien dio entrada a las entonces nuevas generaciones de políticos que hoy gobiernan o están incrustados en el poder, ha sido quizás el único con sensibilidad auténtica en el tema ecológico. Se puede decir que no ha habido otro gobernador en Veracruz preocupado por el tema de protección al Medio Ambiente.
Pero uno de sus grandes legados fue la creación el 17 de febrero de 1977 del Jardín Botánico “Francisco Javier Clavijero”, llamado así en honor del filósofo e historiador jesuita de origen veracruzano, y que está ubicado por el rumbo de la carretera antigua a Coatepec.
Se trata un arboreto y jardín de 38 hectáreas totales de las que 30 son de bosque mesófilo preservado en una antigua plantación de café y 8 de exposiciones botánicas. Desde entonces se ha dedicado al estudio, protección y difusión de las plantas que habitan la región de Xalapa y sus alrededores. Cuenta con siete colecciones científicas públicas, distribuidas en ocho hectáreas y exhibe unos 6.000 ejemplares pertenecientes a 700 especies de plantas.
De acuerdo al libro “Jardines Botánicos, contribución a la conservación vegetal de México” editado por la Asociación Mexicana de Jardines Botánicos: “La cultura acerca de las plantas mexicanas, aunque aún presente en numerosos núcleos sociales, ha sufrido una disminución dolorosa. De ahí́ que el papel de los jardines botánicos adquiera una dimensión especialmente importante en la educación que los visitantes a sus instalaciones pueden recibir acerca de la naturaleza, especialmente la que encontramos en México. Afortunadamente, y ciertamente con costosos esfuerzos, se ha multiplicado el número de jardines botánicos existentes en el país. Su actividad es realmente relevante tanto en la conservación de especies en peligro de extinción como en la reeducación de la sociedad respecto a la importancia básica de las plantas en la vida de los mexicanos”. Según datos de la misma publicación, existen al menos 30 jardines botánicos en el país y el de Xalapa tiene una gran relevancia histórica y científica.
Esta semana, el diario La Jornada Veracruz en nota de Jair García, destacó la noticia “Acuerda el Congreso regalar 30 de las 38 hectáreas del Jardín Botánico Clavijero”. Se refiere a que la actual legislatura autorizó a que la mayor parte del Jardín Botánico “Francisco Javier Clavijero” pasara a manos de la iniciativa privada.
Es en verdad inquietante la noticia, dado que un área verde, de las pocas que quedan todavía en Xalapa, están siendo entregadas a organizaciones supuestamente ambientalistas, pero señaladas como asociaciones que avalan proyectos que se supone son para bien común, pero al final terminan como negocio para el sector privado.
El reportero Jair García apunta que dichas asociaciones (Pronatura y Fondo Mexicano para la Conservación del Medio Ambiente) “han sido acusadas en entidades como Chiapas y Oaxaca de servir a intereses de trasnacionales y capitales nacionales para autorizar la construcción de proyectos comerciales, inmobiliarios y turísticos en reservas naturales protegidas; ahora podrán, en un inicio, deforestar parte del jardín botánico para construir sus oficinas”.
El señalamiento más directo es por parte de grupos indígenas de Montes Azules en Chiapas y la organización no gubernamental Maderas del Pueblo del Sureste de mercantilizar la naturaleza, “pues ambas organizaciones presumen ser defensoras del entorno ecológico, pero en realidad son gestoras de permisos para destruir ecosistemas”.
Lo más risible del asunto, es que las dos peticiones del Poder Ejecutivo para enajenar a título gratuito dos superficies de 15 hectáreas cada una a favor de dichas organizaciones ambientalistas, es “para la construcción de sus oficinas con el fin de impartir cursos, talleres, foros, conferencias de educación ambiental y actividades en pro de la protección y conservación del medio ambiente”.
Esto nos recuerda a una imagen que circula en redes sociales, donde se ve una secuencia de fotografías de la destrucción de un área verde para colocar un anuncio espectacular que promueve la protección al Medio Ambiente. Es decir, lo incongruente en este tema es que dos organizaciones supuestamente ecológicas --señaladas como facilitadoras del sector privado-- dispondrán gratuitamente de 30 hectáreas de suelo que originalmente era para preservación de especies, para poner ahí sus oficinas y “seguir defendiendo” al medio ambiente.
De entrada la noticia sorprende porque se pasó al Congreso con una calma pasmosa y una discreción similar a la de cualquier chanchullo, pero además porque en Xalapa hay ejemplos de cómo la ecología ha sido sacrificada en nombre del “bien común” (como la entrega a estas organizaciones ecologistas), pero que terminaron en vulgares fraccionamientos, mercados, supermercados y plazas comerciales.
Ejemplos: en el pasado se expropiaron terrenos que funcionaban como canchas deportivas de futbol y para correr de la colonia Obrera Campesina con el pretexto de viviendas y unidades deportivas; pero terminaron en lo que hoy es Plaza Museo. Por el rumbo de San Bruno, de igual manera, expropiaron canchas de futbol para convertirlo hoy en mercado popular donde se vende contrabando y fayuca, ahí frente al ISSSTE.
Ya no se diga de lo que ocurre por el rumbo de las Ánimas o la conurbación con el municipio de Emiliano Zapata, donde cada vez más se ve invadido el bosque por edificaciones de fraccionamientos y plazas para gente según muy fufurufa. Se han destruido árboles de cientos de años de edad para crear locales comerciales en aras del turismo.
Y lo peor de todo es que la destrucción del medio ambiente ha sido especialmente un negocio jugoso para la clase política veracruzana: vea usted, por ejemplo, hoy al próspero empresario Víctor Alejandro Vázquez Cuevas, ex dirigente del PAN en Veracruz, convertido en constructor de un fraccionamiento quesque solar y otras mafufadas.
Vea usted frente al Velódromo, a un costado de lo que hoy es el DIF estatal, y verá que gran parte del bosque que ahí estaba hoy sólo es un área de barro rojo lleno de invasores y caminos maltrechos. Secciones literalmente cortadas de los cerros en aras de la modernidad. El mismo velódromo de Xalapa invadió una parte del cerro que se encuentra en la entrada de Xalapa viniendo desde Coatepec.
Y a todo esto ¿qué opinan o dónde diantres están las dependencias como la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales? ¿La Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente? De la Secretaría de Medio Ambiente estatal ni hablamos, porque sería ilógico pensar que ésta fuese en contra de las iniciativas del Poder Ejecutivo en Veracruz.
Por cierto, si hubiese una voluntad política, tal vez convendría investigar un poco más a Pronatura y al Fondo Mexicano para la Conservación del Medio Ambiente, pues se comenta que ambas están muy descalificadas en la comunidad científica.
Ambas organizaciones beneficiadas por la iniciativa de donación, por cierto, ya tienen oficinas en Xalapa; rentadas, pero se sabe que manejan los recursos suficientes como para comprarse un terrenito en otro lado que no sea una de las pocas herencias de preservación ecológica en Veracruz.
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