5 de mayo de 2008

Ahora fue un desfile casi frustrado

Pablo Jair Ortega - pablo.jair.ortega@gmail.com

Escribíamos al respecto en la pasada edición sobre el caso de una secundaria que se quedó con las ganas de conocer al gobernador Fidel Herrera Beltrán, pese a que la directora un día antes le advirtió a todos los alumnos hasta de lo que se iban a morir: nada de peinados estrafalarios, nada de maquillajes, nada de punketos, nada de emos, cero pelos parados, exigencia de uniforme impecable y hasta sonrisa Colgate. Vaya, para el anecdotario cultural, hicieron que todos los empleados y académicos vistieran de rojo porque aquello de la "Fidelidad" que "late con fuerza" en "el nuevo latir de Veracruz".

El meollo es que los alumnos se quedaron al día siguiente esperando la presencia del mandatario estatal, pero mandaron a un representante y toda la parafernalia orquestada 24 horas antes fue en vano.Ahora, en este 5 de mayo que se conmemora la Batalla de Puebla, nuevamente hicieron quedar mal al gobernador; una triste acción motivada por ese arte propio de los políticos para besarle las patas al jefe político de Veracruz, no importando el sacrificio de tiempo y riesgo de terceros. Tome en cuenta que la mayoría ahora eran niños.

El gobernador Fidel Herrera quiso estar presente en los desfiles del 5 de mayo en la región sur para compensar su ausencia en los desfiles obreros del día del Trabajo. Primero estuvo en Coatzacoalcos; luego acudiría a Minatitlán, donde una desorganización total era la que se gestaba desde las primeras horas de la mañana, cuando citaron desde las 7 antes meridiano a todas las escuelas del municipio en la avenida Justo Sierra. Ahí veía usted a los padres de familia haciendo el esfuerzo de cumplir puntualmente las indicaciones de los colegios, quienes a su vez recibían las indicaciones de las autoridades municipales sobre la logística a desarrollarse.

(PARÉNTESIS: Creo que no habría mucho que explicar acerca de los tediosos desfiles cívicos: pararse temprano, no desayunar; para los que no tienen vehículo particular, sufrir en serio para tomar el taxi o el autobús que nos lleve al punto indicado. Miles de cosas que implican el desfilar, todo con tal de "cumplirle" a la patria).

En fin, ahí tiene con todo el esfuerzo y sacrificio a los padres de familia y a sus hijos parados en las calles como niños castigados, en una Minatitlán caliente, abochornada desde las 6.30 de la mañana. Mientras, en el presídium donde estarían las autoridades civiles y militares no había nadie: acaso los obreros de Acción Social encargados de poner las sillas, acomodar el atrio para los discursos y la lona para que no se queme la sensible piel de los políticos.

Mientras, ahí tiene a los cientos de padres de familia y respectivos chilpayates esperando… Dieron las 7, las 8, las 9… Las tripas gruñen, el sol se cambia de nombre más intensamente… Los rayos ya calan fuerte, el calor sofoca, el desvelo aturde.

Eso sí, los municipales y del sindicato petrolero (las fuerzas políticas de la ciudad) en lujosas camionetas esperando. Tienen aire acondicionado, así que no hay problema alguno para no sudar como marrano y sin preocuparse por ampollas en los pies… Dieron las 10 de la mañana, y ahí frente al presídium los asistentes al desfile decidieron mejor celebrar en su casa el 5 de mayo ante la inoperancia del ayuntamiento. Poco a poco se retiraron los asistentes y la avenida Justo Sierra lucía vacía; allá hasta el fondo las escuelas formadas con alumnos ya hastiados, cansados de que los organizadores, con tal de esperar al gobernador y a la alcaldesa Guadalupe Porras, se les hincharan las ganas de, ahora sí, arrancar el desfile.

Dieron las 11 y cuarto, y la presidenta municipal arribó en una caravana de varias camionetas de esas que muy modestamente valdrán 300 mil pesos. Antes llegaron los mandos militares de la vigésima novena zona militar. Para esto, un nervioso maestro de ceremonias ya llevaba rato anunciando que en cualquier momento llegaría la alcaldesa, y que ya merito arrancaba el desfile, que ya nomas por un pelito de rana calva, que "estimados amigas y amigos, en un momento más iniciaremos el tradicional desfile del 5 de mayo", pero la verdad es que nada… Todavía tuvo la puntada de pedir aplausos para las autoridades ahí presentes, cuando una señora le gritó: "también unos aplausos para las mamás que estamos aquí desde la mañana".

Evidente el fastidio. Como no llegaba el gobernador y ya tenían mucho tiempo disponiendo del tiempo de la ciudadanía, pues no les quedó otra que arrancar el desfile. Viera usted con que hueva iban los pobres niños, todos cansados, sin llevar el paso. Los primeros contingentes ya iban más apresurados en finiquitar el acto cívico, que -a diferencia de los neofidelistas- esperar para verle la jeta a Herrera Beltrán.

De repente, como a medio desfile, una pausa abrupta. Otra vez, bajo las incandescentes ondas de calor, se les hizo fácil congelar (¡Qué ironía!) a los contingentes porque ¿qué creen?... Ahora sí venía el gobernador; entonces los presidentes municipales, diputados, funcionarios, etc., fueron a la parte posterior del presídium para esperar al convoy de camionetas en donde venía el mandatario.

Para esto se suspendió el desfile cerca de media hora más… Total, que tanto es hacer esperar otro tantito a la plebe, si ya tenían toda la mañana ahí parados como perplejos.

Llega Fidel Herrera, ya pasado el mediodía. Por fin quitaron "La Marcha de Zacatecas" que ya tenía hasta el gorro a su servidor (pareciera que no tuvieran otro disco con música o computadoras con Ares para amenizar el ya de por si pesado ambiente). Siguió el resto de la columna, ahora con las escuelas de educación superior. A lo último el mini contingente militar con los correspondientes "guachos" y sus vistosos vehículos de asalto y reconocimiento.

Ya terminó el desfile cerca de las doce y veinte… Y el gober ya agarraba camino hacia su humilde Suburban, pero la gente que espero toda la mañana para saludarlo hizo que regresara al estrado. Ahí ya se imaginará la principal queja ciudadana, palabras más, palabras menos: "Nos tuvieron esperando aquí toda la mañana, licenciado… No se vale"… Para compensar lo que ya de por sí era una compensación, el gobernador aguantó vara y regresó al pedestal para dirigirse a la población, jalándose hasta al secretario de Finanzas, Javier Duarte de Ochoa, para que vieran que había la disposición de asolearse un ratito más con tal de reivindicar la tardanza.

Una tardanza que no tenía razón de ser, que sólo por quedar políticamente bien con el que manda en Veracruz, se exponen a los niños, los seres más queridos por Herrera Beltrán, los que son primero en Veracruz: al menos así él lo anuncia.

(OTRO PARÉNTESIS, DAMN IT!): Por cierto, hubo escuelas que abandonaron el desfile antes de que empezara. Otros maestros amenazaban a los alumnos con bajarles puntos si desertaban del acto cívico… Así fueran buenos para descontarse el salario cuando agarran puentes de 5 días como el que acaba de terminar.

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