19 de agosto de 2009

Cuando Gobernación sí hacía su trabajo


Medina Mora, otro de los del club "Los Medios tienen la culpa"

Pablo Jair Ortega - pablo.jair.ortega@gmail.com.-
La verdad me dio mucha risa una frase que sólo al ocurrente del Pichi se le pudo haber ideado: en Milenio Televisión daban a conocer que el procurador general de la república, Eduardo Medina Mora, echaba en cara la manera en que los medios de comunicación dan a conocer la ola de violencia desatada desde principios de este sexenio, a diferencia de lo que ocurría en sexenios anteriores.

Cabe anotar que precisamente Milenio (ya sea en internet, televisión o impreso) ha demostrado una maestría en el manejo de su información, que va desde el humor satírico hasta el análisis de sus plumas. El cebollazo es gratis, que conste.

Ante las declaraciones de Medina Mora, “El Pichi” solamente espetó: “pues sí, lo que pasa es que antes el secretario de Gobernación sí hacía su trabajo y no andaba cogiendo actrices”, en referencia a que el trabajo del segundo hombre más poderoso en el gabinete del presidente de México, en los tiempos del priato, ejercía su vocación de negociar, de aplicar el poder, para mantener, sino conforme, al menos sin escandalosas situaciones que desestabilizaran la política interna.

Claro que la visión cerrada Medina Mora es digna de un mayor análisis, pues a los tiempos en que se refiere había menos medios de comunicación, el internet era prácticamente escaso (como dato, el sexenio de Zedillo fue el primero en utilizar el portal www.presidencia.gob.mx, a dos años de comenzar su mandato, en el 96) además de un mayor control y censura.

Incluso se dice que el presidente-astrónomo Fox es quien “permitió” una mayor apertura en cuanto a la crítica --si acaso eran esas las intenciones de hacer creer que le gusta quedar exhibido como ignorante-- pero tarde o temprano, sin Fox o con él, el peso histórico la divulgación de las ideas ya venían como un fuerte torrencial por el crecimiento de la tecnología. Hoy podemos saber en cosa de minutos lo que sucede en cada rincón del país.

Pero llama la atención precisamente el reclamo del procurador en que se ve a los medios como los transmisores de mensajes erróneos --para la clase política gobernante-- sobre la manera en que el tema de seguridad es el talón de Aquiles de este sexenio, con el sentido común en la sociedad de que la guerra emprendida contra el narcotráfico sólo ha desatado más muertes, más violencia, más decapitados: una violencia épica que todavía ingenuamente el presidente Calderón expresa que acabará cuando no tarden en ganarle la guerra a la delincuencia organizada.

Ese mismo sentido común nos hace pensar si esa guerra declarada ha terminado con años de mafias como sucede en otros países. Si con la muerte de Pablo Escobar murió el narcotráfico en Colombia; o la captura de capos como John Gotti terminó con los mafiosos en Estados Unidos (su familia hasta tiene horario estelar en la televisión gringa); si con las múltiples detenciones en Italia han logrado frenar la legendaria Cosa Nostra.

Vaya, nomás es cosa de pensarle tantito para concluir que mientras existan los adictos, la droga va a seguir siendo parte del México vicioso.

Hasta el cansancio los analistas se han cansado de subrayar que mientras no exista una inteligencia policiaca efectiva o una manera donde no se empleé la violencia como recurso para combatir a los malosos, es absurdo pensar que la actual estrategia de los balazos es como va a acabar el narcotráfico en este país.

Pero además se antoja hipócrita el querer manejar una imagen de gobierno alejado de las drogas, como decir que nadie de los que trabaja para Calderón tiene contacto con mafiosos: que desconocen los sótanos del poder donde están parados.

Y es que al querer vender la idea de que el gobierno federal es una especie de Liga de la Justicia, incorrompible, pura y blanca como Tomaaaaaaás, de entrada ya se está fallando cuando hay actos sospechosistas como las gasolinerías del difunto Mouriño, los contratos de PEMEX de Nava, los subejercicios en diversas dependencias; o pequeños detalles como la falsa austeridad tan cacareada, cuando son conocidos los excesos de funcionarios hedonistas.

A este gobierno que le entró la onda de las armas, difícilmente se le quitará la necedad de seguir utilizando las mismas para “solucionar” el problema de la delincuencia. El escenario en el futuro es simple y sencillamente más violencia, con un escenario todavía más difícil para el sucesor luego de tanto agitar el avispero.

Especialistas en el tema de seguridad insisten en que la única manera de vencer a la mafia es vulnerando sus estructuras financieras, y eso quedó comprobado hasta con la detención de Al Capone.

Los más pragmático sería admitir que el seguir mandando más y más soldados, más y más policías, tendría que necesariamente llegar un punto donde no habrá los elementos suficientes para cubrir la demanda de tanta balacera, y que finalmente van a tener que llegar a la lógica de negociar con los mafiosos, aunque no quieran reconocerlo de manera oficial.

Y es que de eso se trata precisamente cuando se habla de los sótanos del poder, y no sólo usar las botas para andar marchando arriba, fusil contra fusil, así nomás a lo pendejo.

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