8 de febrero de 2010

Tenía razón el gober


Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- Tenía razón el gober. Todos esos incrédulos burletones pesimistas jijos de su qué barbaridad nomás intrigaban de mala onda. Las vacaciones que les dieron a los reos del penal de Allende no fue por que viniera el mal geniudo de Mel Gibson, su cuatísimo, a filmar, sino porque en serio había problemas delicados de seguridad.


De veras se pasan… ¿Por qué nadie le creyó al gobernador cuando dijo que dentro del penal de Allende había un peligro inminente a la Harrison Ford? ¿Qué no se dan cuenta que era necesaria una alerta máxima stevenseagealiana? ¿Qué no ven que esto se podía poner del nabo y hasta hubiese sido necesaria la intervención del trío superpoderoso formado por John McClane, Remigio Ortiz Olivares y Rambo?

Bueno, quién mejor para combatir a los malosos que el sargento Martin Riggs y partirles su mandarina en gajos.

¿Y si todo ha sido un sueño? Sí, así como en Matrix… Pero no, es la realidad de la cual cientos de internos se salvaron ante las amenazas amenazantes y amenazadoras de que algo iba a ocurrir. ¡Una masacre, for christ sake!

Este lunes se comprobó lo dicho por Tío Fide: había algo amenazante y eran los propios empleados de Gibson quienes arremetieron contra el fotógrafo de Notiver, Beto Carrillo, sólo por el hecho de ir a echar un ojo y ver cómo está quedando de chulo el penal que casualmente se vació y a donde llegará el australiano a hacerla de héroe ficticio.

Este humilde fotógrafo --por cierto, un señor ya mayor-- fue arremetido por Arturo Galván González, de 54 años, originario de Monterrey, Nuevo León, y el vigilante Manuel Alejandro Ruiz Salomón, de 28 años, oriundo del Estado de México, trabajadores de la constructora que anda remodelando el palacio del Ferras. Ambos fueron detenidos y lo más probable que ya hayan sido liberados.

Arturo Galván González, de 54 años, originario de Monterrey, Nuevo León, y el vigilante Manuel Alejandro Ruiz Salomón, de 28 años, oriundo del Estado de México

En fin, al parecer es todo un misterio lo que acontece en el penal de Allende; según versiones, están haciendo toda una mega-transformación por dentro (¡Ah, chingá! ¿Qué no es edificio protegido por el INAH?) para la película de... No, perdón, para reforzar posibles amenazas a la seguridad nacional.

Eso es a lo mejor lo que no entendemos los entrometidos periodistas y el chismoso de don Beto Carrillo… ¿Qué no ven que están haciendo locaciones… perdón… remodelaciones ultrasecretas que no quieren que sepan los malosos? Es como la iglesia que mandaron a hacer en el penal de Coatzacoalcos, a donde llegó hasta la alta clase católica de la región, y que nadie quiere que se sepa porque dicen que está hecha por benefactores anónimos.

De ahora en adelante, entonces un monumento histórico en el tetraheróico puerto ya no puede ser fotografiado, mucho menos si es por asuntos de seguridad nacional o porque Mel Gibson (chin, otra vez la intriga) vaya a ser huésped distinguido de a mentiritas.

¿Ya ven? Eso les pasa por chismosos y poner en riesgo la seguridad nacional, bola de metiches.

No hay comentarios.: