Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- La tarde de este domingo se dio a conocer que Juan Pablo Franzoni, el agresor a los manifestantes de la MegaMarcha realizada en Xalapa el sábado, fue liberado.
Cuando se dio la captura del sujeto por parte de Seguridad Pública, se aplaudió que los oficiales, mujeres y hombres, procedieron de manera excelente al arrestar en flagrancia a Juan Pablo Franzoni Martínez y a Daniela Téllez Sánchez, originaria de Teziutlán, Puebla y estudiante de la Universidad Veracruzana.
A ambos se le borraron las carcajadas burlonas y risas cuando espantaban a los manifestantes con pistola en mano. Pistola que, según boletín oficial de gobierno del estado, era un arma de fuego y no de mentiritas.
Las imágenes de Franzoni y Daniela siendo llevados por los policías, confirmaron que los policías cumplieron con su deber y se esperaba que en las próximas horas se determinara la situación legal del estúpidamente agresivo sujeto y su acompañante, cuyo único pecado es haberle dado cuerda al empistolado novio.
Uno creería que una falta grave como la de Franzoni sería castigada de manera ejemplar por las autoridades, pero según nota de la reportera Dolores Hernández, del periódico Síntesis, éste fue llevado del cuartel de policía a la Agencia Segunda del Ministerio Público Federal y posteriormente liberado bajo fianza con las reservas de ley.
En pocas palabras, lo dejaron ir. Ni siquiera pisó la cárcel por la noche, porque llegaron por él y ni siquiera por la portación del arma esperó las tradicionales 72 horas.
De esto se desprende que pese a la manera en que fue detenido, asustó a una multitud que no estaba molestándolo y todavía se dio el lujo de tomarse fotos como si fuera actor de acción, para la autoridad ministerial no fue suficiente para que fuese castigado.
¡Ah! Pero como dicen por ahí, si uno va a escondidas a una banqueta, se saca la otra “pistola” y se “descarga” consabidamente, al momento en que te cache la Policía ni Dios Padre te saca del bote.
No se duda que Franzoni tenga relaciones de “alto nivel” pese a su bajeza intelectual y moral. Es un “junior”, como es conocido en el argot social. Una persona que puede meterse en escándalos porque tiene el dinero y las conexiones para zafarse de problemas que a los ojos de su familia sólo quedan como escándalos, pero que ante la sociedad se tornan como injustas por la manera en que se aplica la ley, que no es pareja para todos como lo está demostrando la actuación de la autoridad.
Franzoni, con toda la prepotencia exhibida, sin duda está confirmando lo que se rumoraba: que es un destacado priísta miembro de la Juventud Dinámica, organismo juvenil que es el ala activa de la promoción del entonces candidato Javier Duarte de Ochoa a la gubernatura de Veracruz, y que es dirigido en el estado por la regidora de Xalapa, Corintia Cruz.
Que hubiera pasado, por ejemplo, si el empistolado no hubiera sido Franzoni. ¿Lo dejarían ir nada más así tan fácilmente? Si hubiese sido un miembro destacado de los manifestantes del “#YoSoy132” ¿no le hubieran dado vuelo para remarcar que estos tipos son violentos y revoltosos como los quiere manejar la prensa oficialista, ansiosos de denigrar a los jóvenes?
Ayer preguntábamos qué hubiera ocurrido si al baboso éste se le hubiera ocurrido disparar, echar una balazo al aire o peor: contra la multitud. Primero agredió desde el segundo piso de una fonda de lujo con una silla pesada a los manifestantes, los cual estaban abajo en la calle, protestando, sin saber que un energúmeno los agrediría y enfrentara en sus derechos de manifestarse; afortunadamente nadie salió lesionado con un golpe certero.
De una silla, pasó a sentirse Chuck Norris y desenfundó un arma tipo escuadra, como si la sociedad no tuviera suficiente con las balaceras que se han dado en la ciudad. Claro, se comprende porque son enfrentamientos con una delincuencia organizada que no se deja agarrar tan fácil, pero ¿un civil amedrente a un grupo de personas?.
A este tipo su poca materia gris no le dio para entender que si quiere sentirse un priísta de “huevos” portando una pistola, lo último que podría haber hecho es apuntar a una población en su legítimo derecho de expresión, que marcha precisamente porque hay enojo contra la violencia como punto de partida de sus inconformidades electorales.
Un tiro podría haber asesinado a alguien. Así de simple, y según los datos oficiales de los comunicados, no se trataba de una pistola de juguete, sino un arma de fuego, que registrada o no, fue usada para amedrentar a personas desarmadas.
Franzoni, en su estado de ebriedad, podría haberse convertido en un asesino; ahora, según la lógica de cerebro de cacahuate que seguramente tiene, le dice que puede llevar una pistola con toda impunidad y nadie lo puede tocar porque es un priísta destacado.
Esto también llevaría a otros descerebrados a concluir que ya se puede salir a la calle armado, amedrentar a manifestantes y no pasa nada. Más si son del PRI contra los del movimiento #YoSoy132.
Como diría Miguel Sacal, el famoso gentleman de Las Lomas, “se las pelan”.
La lógica de su familia, que tenemos entendido sólo tiene la imperfección de tener a un hijo tarugo que se siente Rambo, es sin duda protegerlo. Y los antecedentes en Xalapa dictan que a los juniors los esconden, sacan del país y se mantienen prófugos. Si bien no mató a nadie, afortunadamente, a Franzoni ya lo imaginará usted huyendo al extranjero consintiéndole su forma de actuar contra la prole.
Es cierto: no pasó a mayores el asunto, pero eso no debe ser motivo para que se libere a una persona con sólo pagar una fianza, y más con la gravedad de haberles apuntado con un arma de fuego que pudo desencadenar una estampida, psicosis y hasta un infarto del puro susto. O peor: una persona asesinada con arma de fuego.
Se supone que las autoridades están para velar y cuidar la integridad de la ciudadanía, pero con la liberación de Franzoni actuaron al revés.
No sabemos, ni nos importa en verdad (porque no es motivo) si Franzoni tiene relaciones de alto nivel, o si los priístas ya pueden hacer lo que se les hinche en nombre de Peña Nieto como en los mejores tiempos del priato arcaico.
El gobierno estatal y la autoridad federal perdieron la oportunidad para dar un ejemplo singular a quienes al margen de la ley están contra las manifestaciones legítimas postelectorales. Que si bien no estarán de acuerdo con ellos porque apoyan a un partido diferente, es obligación del estado protegerlos. Está en el juramento que hace el gobernador cuando toma posesión, al igual que el resto de los funcionarios.
La autoridad debió actuar como lo hizo con el caso de los tuiteros acusados de terrorismo, a los cuales en cosa de horas arrestaron, procesaron, sentenciaron y llevaron a la cárcel de Pacho Viejo por difundir rumores falsos. Ante la presión pública y los señalamientos de una condena exagerada, fueron liberados semanas después.
Debió al menos mantenerse en la cárcel unas 72 horas como lo harían como cualquier mortal, cualquier prole, cualquiera que se le hubiera ocurrido portar un arma y amenazar a la población. Cualquiera como los miles de detenidos que por andar ebrios escandalizando con armas, tienen un verdadero problema y deben pagar por los daños causados.
HABLAN TESTIGOS DENTRO DEL RESTAURANTE
Según testigos que protegeremos el anonimato por razones obvias, Juan Pablo Franzoni Martínez llegó acompañado de Daniela Téllez Sánchez, ambos en estado de notable ebriedad y abrazados. Él llevaba una botella de licor en la mano y ella cargaba la pistola en su cinturón, ante la vista de todos.
Personal del restaurante, en lugar de pedirle el arma a la joven, que se retiraran o llamaran a las autoridades pertinentes, optaron por llevar a la pareja al área privada que está al fondo del restaurante.
Según las versiones, no sólo estaban cayendo de borrachos, sino que a Franzoni se le notaba un estado drogado cuando fue presentado ante el Ministerio Público. La joven Daniela ni siquiera hizo acto de presencia ahí.
Al momento de ser llevado ante el Ministerio Público Federal, la mesa segunda más específicamente, e hizo el pago de su fianza porque, según fuentes extraoficiales, no es delito grave la portación del arma y pagó alrededor de 15 mil pesos para que lo dejaran en libertad, dinero que seguramente no le falta a la familia.
En la socialite xalapeña dicen que ahorita Juan Pablo Franzoni dicen que debe estar muerto de la risa.
Es por eso que son la clase de seres humanos que son.
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