2 de julio de 2012

La débil izquierda veracruzana

Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- Sin duda alguna, López Obrador ganó en los bastiones donde tenía que ganar, especialmente en la zona sureste y centro de Veracruz donde está la mayor votación de izquierda; pero a escala general, en la entidad los operadores fueron débiles, deficientes, prueba de que a nivel entidad, la izquierda está muy desorganizada y en algunos lugares, inexistente.

En una radiografía que se hizo a mediados de campaña en EnlaceVeracruz212 para consumo interno, se hablaba de que en Veracruz los perredistas estaban apostando muy temerariamente al fenómeno López Obrador y a errores de campaña de sus adversarios. Se notaban pocos candidatos fuertes; cuando estaban definidas las fórmulas, al final cambiaron a los candidatos, lo que causó fracturas en la izquierda, de por sí en franca disputa interna entre el PRD-Veracruz y Dante Delgado y su Movimiento Ciudadano, quien al final se impuso y colocó candidatos.

Con estos atributos, la izquierda en Veracruz estaba sostenida sólo por el nombre de Andrés Manuel López Obrador y confiando en que la ciudadanía acudiría en masa para votar por el tabasqueño, sin operar, sin promover el voto, sin ni siquiera hacer campaña, aplicando el pragmatismo de que no necesitan movilizaciones por el carisma indudable del tabasqueño, pero que a la vez reforzó la costumbre de que en épocas de elecciones, los partidos de izquierda son los que menos invierten dinero en política.

Débil la izquierda, sólo ganan un distrito en las diputaciones federales: Xalapa Urbano, con Uriel Flores Aguayo, de los pocos que a contracorriente hizo empresa con pocos recursos, en comparación del gran despliegue propagandístico que hizo particularmente el candidato del PRI, Reynaldo Escobar.

El ex procurador de Justicia y ex secretario de Gobierno cosechó lo que se había estudiado: no tenía el apoyo del PRI en lo absoluto, lo rechazaban en los templetes y nunca se vio una foto de Reynaldo con la mano levantada junto al virtual senador Héctor Yunes (con quien se peleó cuando era secretario de Gobierno), al virtual diputado por Xalapa rural Alejandro Montano (del grupo Alemanista, a quien calificó de “ratas”), ni de la alcaldesa de Xalapa, Elizabeth Morales, quien también poco a poco va cayendo en las simpatías del PRI por su propio peso y falta de tacto político.

No obstante, el caso de Reynaldo es una muestra de lo que Xalapa representa como bastión para la izquierda veracruzana: fue elegido como alcalde de la ciudad precisamente por el entonces naciente partido Convergencia, que a la postre se convirtió en aliado del PRD.

Se contemplaba que la izquierda pudiera dar la batalla en el distrito de Cosoleacaque, al sur de Veracruz, con Esteban Bautista, pero el respaldo de sus patrocinadores como el constructor apodado “El Oaxaco”, entre otros, le resultó por demás contraproducente: la gente castigó al PRD quizás no por Bautista, sino por los que estaban detrás.

FALTA DE OPERADORES

Otro de los detalles en extremo diferentes, es que el PRI tiene operadores políticos natos, que si bien no son protagónicos como los dirigentes actuales de ese partido, son más efectivos en lo que se refiere a los amarres políticos y el convencimiento. Los mismos perredistas acusan que hubo compañeros que vendieron la causa.

Pero esto no es nuevo: en los círculos políticos, desde los tiempos del PRD estoico de Cuauhtemoc Cárdenas, era sabido que los candidatos y líderes de pseudoizquierda en Veracruz son fáciles de enamorar con el canto de los billetes. Que negociaron en tiempos difíciles del poder priísta absoluto, pero al final se dejaron convencer en aras de la sobrevivencia en ese oficio que llaman política.

¿A poco creen, por ejemplo, que el actual senador perredista Arturo Herviz no iba a ver por sus intereses personales cuando un sobrino suyo contendió por el partido Nueva Alianza para ser diputado federal? ¿O que no se iba a proteger del caso SOFOM que avaló y tiene en la ruina a cientos de veracruzanos por un fraude de viviendas?

El que se dice de izquierda en Veracruz, salvo honrosas excepciones como la maestra Margarita Guillaumín, entre otros, está más comprometido con sus intereses personales y no de grupo, ni siquiera de ideología. A falta de peso político, la vendimia de las candidaturas y posiciones del PRD están a la merced del mejor postor.

¿QUIÉN EN EL FUTURO?

Andrés Manuel López Obrador está condenado al ostracismo. Cuauhtemoc Cárdenas vio esa señal a tiempo y se mantiene semi-retirado, en calidad de líder moral. Su tiempo pasó y le dio la estafeta a Andrés Manuel, quien consiguió la misma historia que su antecesor: vivió en carne propia un fraude electoral y consiguió capitalizar la inconformidad del país.

Pero se olvidó que la política es la política, y más esa que es a la mexicana, con su folclor particular que ha creado toda una forma de ver al político en los ojos de los mexicanos: demagogia, matraca, música de banda, batucada, pepsilindros, banderas, playeras.

Pasa el tiempo de López Obrador como líder máximo de la izquierda ¿y qué otro líder les puede quedar a los perredistas de aquí a 6 años? Se habla que el tiempo de Marcelo Ebrard, actual jefe de Gobierno del Distrito Federal, era ahora como candidato y no Andrés Manuel, aunque Marcelo tendría el tiempo en adelante para cultivar lo dejado por el tabasqueño.

Marcelo Ebrard desde ahora tendría la estafeta. Es tiempo cuando la izquierda debe aprovechar su posición en estas elecciones del 2012, dde onde salió fortalecida como la segunda fuerza política nacional por un PAN desplomado, en el piso, carente de autoridad moral.

En el caso Veracruz, no hay un liderazgo visible. No ha existido desde los tiempos de ese monstruo llamado Heberto Castillo. Nadie ha tomado su estandarte y se duda que alguien pueda llegar a cubrir el gran hueco que dejó.

Si bien los tiempos son distintos, suponemos que debe haber mucha gente que pueda llegar a liderar los destinos del PRD. Juan Vergel Pacheco, actual dirigente, viejo conocido perredista, tiene el beneficio de la duda.

AMLO GANÓ DONDE TENÍA QUE GANAR EN VERACRUZ

Hay mucha inconformidad porque todos se preguntaban entre sí por quién se iba a votar y muchos decían que por López Obrador. Los amigos cercanos no estaban errados: en los círculos del sur y la región de la capital del estado donde deambula este autor, AMLO ganó Xalapa, Coatzacoalcos y Minatitlán. Los votantes hicieron su trabajo como estaba previsto y votaron por quien dijeron que iban a votar.

Pero se nos olvida que Veracruz es grande, demasiado, harto enorme, y que cada región piensa y actúa diferente. No es lo mismo la pobreza campesina y el sentir del extremo norte, a la riqueza industrial e idiosincrasia del extremo sur. No es lo mismo los conservadores de Xalapa-Coatepec que los conservadores Veracruz-Boca del Río.

Veracruz es tan vasto y plural en su gente, que tiene formas distintas de actuar ante la boleta electoral. Si bien se habla de que la sociedad es manipulada, la izquierda ni siquiera hizo lo propio por penetrar en el norte del estado; por ejemplo, ahí tenemos el caso de Papantla donde tenían a un líder campesino como candidato, pero prefirieron colocar a un comunicador relacionado sentimentalmente con un político de la zona.

No es lo mismo Sierra de Zongolica a la Sierra de Soteapan, mucho menos tienen que ver con la de Huayacocotla. En la zona sur, el caso de Bautista es claro ejemplo de que la gente no es manipulable y si hicieron ganar al PRI es porque sabían de los padrinos del ex alcalde de Tatahuicapan.

LAS MENTADAS CASILLAS ESPECIALES

Es de todos los años y un pendiente del Instituto Federal Electoral por resolver. Las casillas especiales fueron dolor de cabeza para muchos de los votantes que estaban en tránsito. El caso de Xalapa y Veracruz es particular porque muchos estudiantes simpatizantes del proyectos de López Obrador residen aquí y usan las especiales para emitir su voto.

Quizás si hubieran cambiado su dirección a tiempo, las cosas hubieran resultados distintas. No se duda que muchos lo hayan hecho como ciudadanos responsables, pero la gran cantidad de afluencia de votación en las casillas del Palacio Municipal de Xalapa y Palacio de Gobierno, indican que confiaron sus votos en casillas que siempre son conflictivas, se les acaban las boletas, y por más que se quiera votar, es imposible por la gran cantidad de gente que llega a las mismas.

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