Enrique Aguilar Urcelay (Foto: CoatzaDiario)
Por azares del destino, el portal no pudo seguir adelante, aunque tiempo después, al trasladarme a Xalapa, supe del éxito de nuestros trabajos pues llegó a ser monitoreada por la clase política y periodística de la capital veracruzana. Hablamos de los tiempos donde las páginas web eran como brujería desconocida y casi no existían, a excepción de Gobernantes.Com, del periodista Carlos Jesús Rodríguez.
Uno de nuestros trabajos más consultados fue “EL NOTARIO OSCURO DE COATZACOALCOS”, que trataba de Enrique Aguilar Urcelay, notario 14 con sede en el antiguo Puerto México, y quien había defraudado a cientos de porteños con terrenos, actas falsas y hasta fe de hechos simulados para proteger a delincuentes.
El “Notario Oscuro” prácticamente se la pasaba en la impunidad y nadie atendía los llamados de auxilio de la gente a las cuales defraudó. A través de LaÚltimaPalabra.Net es como se dieron a conocer las denuncias ciudadanas donde se vinculaba a Aguilar Urcelay en actos fraudulentos, lo que puso al notario en la mira del ojo público.
Con tal situación, a Xalapa llegaba --nos platican-- a dar conferencias de prensa, a pedir audiencia con autoridades de Gobierno del Estado (el mandatario era Miguel Alemán Velasco) y para ver a sus amigos grillos, que tiene muchos en la capital de Veracruz y lo siguen protegiendo.
Para hacer más dramático su arribo a la Atenas Veracruzana, hacía presencia en silla de ruedas, mientras en Coatzacoalcos se la pasaba caminando de su oficina a una pequeña fonda climatizada ubicada atrás del Palacio Municipal para chocholear con sus cuates. En Coatzacoalcos andaba como si nada, en Xalapa se hacía el lisiado para causar lástima.
Ahora es el titular de la Notaría que está en litigio: la número 14, acusada de malos manejos.
Como se decía al principio de esta columna, el trabajo periodístico que se hizo de las travesuras de Aguilar Urcelay tiene más de 12 años. Entonces se denunció las irregularidades y fraudes que el abogado hacía y seguía haciendo. Fueron familias enteras las que hablaron para las cámaras para denunciar que el Notario 14 les había jodido la vida: algunos con lesiones físicas de por vida, otros con el patrimonio arruinado.
Pero ninguna autoridad movió siquiera un dedo para castigar al Notario. Lo dejaron seguir dirigiendo su notaría, dando fe pública de hechos y viviendo la buena vida que el cargo exclusivo de notario permite vivir.
Algunos enterados del tema notarial, dicen que es difícil que le quiten el cargo de fe pública por una sencilla razón: no hay justificación real alguna para quitársela. El Notario Oscuro no ha incurrido en delitos graves, según fuentes consultadas, para que le sea retirado.
Eso sí, ha hecho mucho daño con sus fraudes. Pero no le han podido retirar su notaría porque una de dos: tiene un gran protector que hasta el día de hoy lo abriga o de plano no tienen nada real en contra de él para quitarle su despacho que está en litigio, como lo confirmó a medias este martes Raúl Ramos Vicarte, titular de la Dirección de Notarías.
Recientemente, Aguilar Urcelay volvió a salirse con la suya cuando dio escrituras a terrenos del ex alcalde Armando Rotter Maldonado, mismos que habrían sido arrebatados al señor Tony Macías, suegro del gobernador Javier Duarte de Ochoa. El notario, así, difunde que ahora se emprende una campaña contra él para arrebatarle su preciada notaría: que es una venganza política.
En realidad, los hechos indican que a Aguilar Urcelay lo dejaron seguir haciendo maldades de manera prepotente por años, con todo y las denuncias que hubo en su momento a través de LaÚltimaPalabra.Net. El mentado litigio por quitarle su notaría va a paso lento, con severo tortuguismo, y él sigue despachando en su oficina como si nada.
Y es que Enrique Aguilar Urcelay es de esos monstruitos que el mismo sistema creó, alimentó, cuidó y ahora quiere aparentemente desaparecer. En su momento, pese a la gran cantidad de daño que generó a familias de Coatza, nadie le hizo algo, ni siquiera para amonestarle por su proceder como fedatario público. La misma clase política que hoy quiere castigarle, es la misma que lo protegió despóticamente en todos estos años.
¿Que Aguilar Urcelay merece ser removido de su notaría? Sin duda. Más allá de los litigios que se estén llevando a cabo, es un personaje tenebroso al que nos constan decenas de historias dramáticas creadas por toda la mala leche de su actuar. Vendió su fe pública al mejor postor.
Pero Aguilar Urcelay ha jugado impunemente bien sus cartas. Allí sigue, como si nada. Le han hecho lo que el viento a Juárez.
Según la ley, otra de las formas para que sea vacante una notaría es que renuncie el titular (lo que Aguilar nunca va a hacer) o fallezca. Como van las cosas, parece que mejor deberían esperar a que el abogado parta de este mundo: a lo mejor en una de esas ya está enfermo de verdad y no como cuando hacía el ridículo como falso tullido en Xalapa.
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