Portada de El Chamuco, en referencia a las autodefensas de Michoacán
Ahora en Zongolica amagan con crear algo similar a lo que sucede en Michoacán, donde insisten que las armas de alto poder que poseen se las han quitado al narco, pero pocos les creemos: el negocio de las armas es muy rentable y a los mercaderes de éstas no les importaría qué demonios se está luchando en Michoacán, mientras las pistolas y fusiles se vendan como pan caliente y las introduzcan al por mayor. Estados Unidos es experto en eso.
Al mismo tiempo, en Jáltipan dicen que también andan con el mismo cuento de que van a generar autodefensas por la inseguridad que se vive en el municipio, aunque quizás ahí tengan algo de razón justificada: la estrategia de seguridad planteada para el sur de Veracruz no alcanza municipios claves como Jáltipan y Las Choapas, zona de peligro que parecen olvidar.
Pero de eso, a que ahora resulta que todos seremos Pancho Villa y agarraremos las armas, hay una gran diferencia.
El jarocho es mitotero, nos conocemos por cómo somos de chismosos y hacerle al cuento cuando nos interesa algo. Sea desde conveniencias políticas o por el puro gusto de joder al vecino. Podemos partir de que cualquier líder avocado a intereses políticos, use el tema en boga (las autodefensas) para “declararle” la “guerra” al Estado y de paso atraer la atención mediática necesaria para su posterior organización. De ahí, obtendrán las posiciones políticas, las prebendas, el dinero.
Desde este espacio, este humilde veracruzano ha escrito que es una verdadera locura y estupidez llamar a las armas quesque para crear una revolución. La misma historia nos ha enseñado que en los conflictos armados sólo pierden los inocentes y sólo se instauran nuevas tiranías. Lo de Michoacán es un asunto muy propio de Michoacán, con su contexto histórico y sociopolítico: nada tiene qué ver con el caso Veracruz.
Si de veras somos entrones y ya nos sentimos michoacanos, ¿por qué nadie se ha levantado en armas desde antes cuando la situación verdaderamente estuvo difícil? ¿Por qué nadie demostró tener los tanates de Alejo Garza Tamez para enfrentar a los malosos por sí solos para defender su propiedad?
Quizás sea porque no tenemos esa cultura de usar pistolas como si fuesen calzones y el veracruzano es hasta cierto punto comodino con la situación que se le presente; sí, hay ciertas regiones donde son orgullosas de sus pistoleros, como las colindantes con Oaxaca y Puebla, donde también tienen sus conflictos y delincuencia muy particulares.
La realidad es que curiosamente en estos tiempos tranquilos, donde la delincuencia se ha calmado en comparación de hace unos años, pareciera que ahora brotan envalentonadas los llamados a las autodefensas como palomitas de maíz de la olla, al mismo tiempo que al vapor echan rumores de niños robados y camionetas blancas secuestradoras, justo en la parte más álgida y que genera más pánico y miedo en Veracruz: la seguridad.
Es cierto, se habla de que continúan las maldades en Veracruz, no se puede negar, pero tampoco podemos cerrar los ojos y hacer oídos sordos a que también la entidad jarocha es experta en crear monstruitos que usan temas como la violencia para crear incertidumbre y usarlo para los fines que les convengan. Para nadie es desconocido que el veracruzano tiene esa escuela de la rumorología y que la carne de cañón jarocha se preste a hacer el caldo gordo.
El veracruzano es mañoso; la ola de rumores y guerra mediática ya comenzó ¿será porque quienes mueven los hilos detrás buscan jalar agua para su molino en aras de la sucesión gubernamental y diputaciones federales? En verdad, piense esto: ¿a quién le conviene un estado sumido totalmente en la alarma? ¿A la población? ¿Al comercio? ¿Quiénes serían los más beneficiados del pánico en general?
Además, si en realidad andan muy machitos haciendo el llamado a autodefenderse, ¿por qué no lo hicieron durante el sexenio pasado, cuando los balazos estuvieron de a peso? ¿O en el momento en que la Marina y Ejército disipó la violencia en puntos claves del estado? ¿Por qué ahora en el momento donde surge el tema de Michoacán y a pocos meses de intensas elecciones?
Creemos que la realidad está detrás de oscuros intereses de desestabilización social, fácil de realizar por el tema álgido de seguridad. Mañana no se sorprenda si siguen acciones para “calentar la plaza”: se acercan las diputaciones federales y usted puede ver que, por ejemplo, en Los Tuxtlas ya ha comenzado un laboratorio electoral para definir cómo podría ser el modo de operar para la sucesión gubernamental.
Tampoco se extrañe si siga el choro de las autodefensas y de ahí pasemos a la apología de la violencia a través de redes sociales con marcianos secuestradores o chupacabras malditos. Ojo: no se dice que no haya problemas de seguridad en el estado; siendo Veracruz un chorizo enorme, sería ingenuo pensar que no existen malandros entre los 8 millones y pico de peludos que vivimos desde Pueblo Viejo hasta Las Choapas.
Pero de que hay ruido atrás para generar desestabilización, lo hay. No es casual, es calculadamente oportuno el momento para crear ruido entre una población ciscada por tanta violencia. Lo mejor en estos casos, es que debemos informarnos bien; analizar y no creer todo lo que se diga (aunque suene a cantaleta oficial) pues al menos en el caso de la camioneta robaniños sacatripas ya se confirmó —por la propia sociedad y medios de información— que todo es una farsa alarmista de gente descerebrada. En verdad, nada cuesta preguntar a fuentes serias en vez de echar a volar la imaginación.
Pero no le haga caso a este jarocho: ya le dije: somos bien grillos. Nacemos con esa alma de grillar, ser chismosos, mitoteros, buenos pa’ inventar cosas como eso de que ahorita todo mundo se le salió lo michoacano y nos sentimos más entrones que Calderón contra el narco.
Que se los crea su abuela.
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