Memes alusivos
A nivel nacional, entre ellos varios jarochos adictos al rock and roll pesado, ya se habían organizado y comprado boletos para ir a ver a los legendarios KISS, a lo que queda de Guns N’ Roses, a los pretenciosos Opeth, a la hermana alocada y estrafalaria de un par de éxitos mundiales, a los “Mahíz” y al Roberto “Walkind Dead”... Y 50 bandas más, según la oferta de los organizadores.
Pero llegó el Eruviel y dijo que naranjas, aunque le gustaran mucho Guns N’ Roses y Axl Rose (bueno eso último no lo dijo, pero a lo mejor lo pensó); pero lo que no sabe el mandatario es que GNR ya ni siquiera es el recuerdo de lo que era.
A la par, en el “Hell & Heaven” habría una exhibición y exposición de deportes extremos que están de moda (skatos y artes marciales mixtas); motociclistas, tatuadores y todo el cielo (¿o infierno?) deseados para los amantes del metal. Sobra decir que habría trago, slam y todo aquello ligado al rock and roll.
Pero aparece el trinche Eruviel y dice que es peligroso y que mejor cancela porque no vaya siendo que pase lo que ocurrió en el festival de música electrónica Love Parade en Duisburgo, Alemania, el 24 de julio de 2010, cuando 21 personas fallecieron durante una estampida humana. Su director de Protección Civil Estatal, Arturo Vilchis, fue más allá diciendo que el gobernador era un salvador de vidas por la decisión que estaba tomando… Casi casi se persigna y le puso una veladora a San Chapitas.
Los organizadores del “Hell & Heaven” pidieron audiencia con el gobernador mexiquense, pero la decisión fue tajante: NO.
Ahora se sabe que dicho concierto será trasladado a un punto en el Distrito Federal, donde allá si quieren a los metaleros, góticos, vampiros, estrafalarios y sus satánicas presentaciones. Que se jodan los de Texcoco y su gobernador fresa.
Pero todo lo anterior se une a la incongruencia de que el PRI, partido al que pertenece el gobernador mexiquense, es especialista --precisamente-- en eventos masivos. Que presumen de multitudes de hasta 100 mil personas movilizadas en sus cierres de campaña (mejor conocidas como acarreados), con música popular como cumbia o grupero.
Que en estos eventos, al contrario del Hell & Heaven, va la gente obligada por la necesidad de trabajo, centavos, despensa o una tarjeta Soriana. Y ahí los tienen desde varias horas antes, muy temprano por la mañana, bajo el sol, castrados, hasta que se le ocurra llegar al personaje y su comitiva de catadores de flatulencias.
El gobernador mexiquense exageró en sus medidas y, como van los números calculados en compras de boletos, ya hay por lo menos 50 mil mentadas de madre seguras que podrían haberse transformado en votos en un futuro cercano al PRI.
Que también las medidas le caen como moco escurrido a Televisa, que a través de su filial Telehit ya había hecho toda la preparación de la cobertura de un evento sin precedentes, justo en el momento donde la audiencia juvenil es la predominante; como también predominante acaban de declarar a la empresa de Emilio Azcárraga que le hizo perder algo así como 7 mil millones de pesos en la Bolsa Mexicana de Valores.
Ora sí que preocúpense, porque según la teoría del caos, a lo mejor las decisiones de Eruviel Ávila al pintarle mocos a los metaleros y decretarlos como “chusma” non grata, en una de esas hasta se pierden de La Rosa de Guadalupe.
Es triste, en verdad, porque los espacios para los jóvenes deben ser incluyentes, no sólo para los que se ponen copetes plásticos de Peña Nieto o para los que creen fervientemente en el partido tricolor como un dogma indiscutible.
El conservadurismo populista en nada ayuda en los nuevos tiempos: remember Avándaro. Quizás Eruviel mejor hubiese puesto los ojos en la cruda realidad de los ejecutados que hay su entidad, que están habiendo muchos, y no andar pensando en la seguridad de jóvenes que van y pagan su boleto precisamente para desahogar las penas a punta de riffs.
A lo mejor el mexiquense debería voltear los ojos a Veracruz. Mire usted la cantidad desaparecidos que existen en la entidad y todavía se realizan conciertos gruperos en el Estadio Xalapeño, con pomos de whisky corriente que elevan al precio de un Etiqueta Azul.
Mire usted cómo nos organizamos para el Carnaval y no pasa nada.
Digo, no hay que ser, ¿qué tanto es tantito de metal? ¿O qué? Seguramente todos preferimos a Margarita, La Diosa de la Cumbia, que en una de esas capaz le piden que en un mitin, en aras de reconciliarse con los metaleros, se maquille como Gene Simmons, escupa sangre por la boca y hasta mate una gallina en plena orgía chunchaquera.
O sea, neta, #nomamesEruviel.
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