Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- Orizaba es, sin duda, una de las ciudades que ha mantenido un nivel de vida destacado; es una ciudad muy bella e histórica. No compite con Córdoba, pese a que tienen una cercanía por cientos de años y se puede decir que hasta es más educada que la Ciudad de los 30 Caballeros.
Por el agitado clima político nacional de 1994, Orizaba fue --como otras ciudades del centro de la entidad-- parte del corredor donde el Partido Acción Nacional tomó control de las principales cabeceras municipales. El panismo se mantuvo hasta el año 2000, cuando el PRI gana con Martín Cabrera Zavaleta, quien se caracterizó más por los escándalos que por sus obras.
El último gobierno del PAN sería encabezado por el Dr. Emilio Stadelman (2005-2007). Originalmente, el candidato del PRI para el periodo posterior era Víctor Manuel Castelán Crivelli, pero faltando horas para terminar las actividades proselitistas para la Presidencia Municipal, fue quitado por una desfavorable campaña y sustituido por Juan Manuel Diez Francos, operación política atribuida al gobernador Fidel Herrera para asegurar el triunfo del tricolor en Orizaba. Con sólo dos días de campaña, el empresario que por años patrocinó el panismo en esa región, se convertía en alcalde representando a las siglas del tricolor.
En un principio se comentaba que se estaban realizando cambios trascendentales con su visión empresarial en el ayuntamiento, reduciendo el número de personal y donando su salario a la caridad. Incluso donó recursos para levantar la sede municipal del PRI, que estaba igual o peor que las administraciones pasadas de los alcaldes priístas.
Comenzaría un periodo para Orizaba dominado por actores del sector empresarial quienes han impulsado la actividad turística y comercial en la ciudad a pesar de fuertes críticas de la población. Si bien se veían señales de una buena administración, a Diez Francos se le comenzó a ver la mano dura contra comerciantes ambulantes, como sus primeras acciones como alcalde al quitar el mercado del juguete que tradicionalmente se instalaba en el centro histórico, lo que originó protestas.
En 2014 inició su segundo periodo como alcalde tras haber concluido el primero en 2010 y haber pasado por una diputación federal, donde se sentía insatisfecho por tener que lidiar con las mezquindades propias del Congreso de la Unión: no era lo mismo ser diputado en el DF que ser el rey en Orizaba.
El periodo 2011-2013 lo presidió Hugo Chahín, quien siempre se manejó como un títere de Juan Manuel.
Diez Francos, el empresario automotriz y quien por mucho tiempo fuese director de las Super Farmacias El Fénix (que había en todo el estado), así se ha consolidado en un controvertido personaje por los macanazos que propina y no duda en dar a comerciantes y vendedores que llegan a la gran ciudad provenientes de zonas pobres como la sierra de Zongolica.
No es por nada que aquí naciera la guerrilla de las hermanas Arenas Agis, pues ellas son testigos de que la clase política y empresarial de Orizaba abusa y maltrata a los indígenas pobres de la región. Incluso, en un trabajo que se hizo del secuestro del diputado Mario Zepahua en 2003, habitantes de Tequila denunciaban que eran golpeados por los capataces de la familia o por miembros de esta; que, por increíble que pareciera, en pleno siglo 20 todavía sufrían castigos corporales como si fuesen tiempos de los viejos hacendados.
Juan Manuel, por su parte, es enemigo hasta de la manifestaciones y le han perdonado esta intransigencia a la libertad de expresión: el día en que se celebró en todo el país el movimiento #PrensaNoDisparen, a la policía de Juan Manuel Diez Francos se le ocurrió retener a un reportero de nombre Felipe Jiménez Madrigal, a quien soltaron después todo golpeado. Diez Francos, con estas acciones, no se daba cuenta que el problema le reventaba directamente al gobernador, como igual su indiscreción de dar a conocer que personal de Ayudantía en estado de ebriedad había echado tiros en el hotel Trueba, y que todavía le dio por amenazar al conocido periodista Jacinto Ramiro Flores por bromear al decirle “Sonríe, alcalde, estás en Orizaba”, en referencia al slogan de su administración.
Hasta hoy, Juan Manuel Diez Francos sigue manteniendo su línea dura contra vendedores y es increíble cómo nadie le ha pedido que tenga tantita flexibilidad contra estos sectores vulnerables. Diez Francos ha hecho hasta lo imposible para corretear a punta de macanazos a cualquiera que le parezca un miserable vendedor en el centro histórico, aunque hipócritamente deja que proliferen “discretamente” casas de cita y prostíbulos donde se ven a trabajadoras sexuales ofreciendo sus servicios.
El teleférico es el mejor ejemplo de su administración: construido en los últimos meses de Hugo Chahín como un símbolo de la grandeza de Orizaba (siendo el primero en el estado de Veracruz) su realidad se ha topado con el karma de un armatoste mal hecho, que quizás está pagando la mala leche de su padre Juan Manuel. Van tres veces que se descompone y la obra magna sólo se ha convertido en la burla para el “redentor” de Orizaba.
Pese a toda esta intolerancia del alcalde, en realidad no tiene problemas. Un hombre millonario qué trinches broncas podría tener. No tendría porqué y si acaso sus broncas son con Fidel Kuri, el otro millonario que le hace competencia y que se pelean hasta las primeras planas de los periódicos que gustan pagar en efectivo en restaurantes caros de la legendaria Pluviosilla.
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