27 de marzo de 2014

¿Quién trajo a los 400 Pueblos?


Llegaron los "400 Cueros" (Fotos: Rigoberto Suárez)

Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- Los argumentos de los 400 Pueblos para volver a invadir a Xalapa carecen de toda credibilidad. Según regresan por la mentada “Comisión de la Verdad” y la restitución de sus tierras, pero a estas alturas, en estos tiempos modernos, no se los cree ni su abuelita.

Los 400 Pueblos son esas herencias del pasado del cual el sistema no ha podido desligarse. En otros tiempos, a su líder César del Ángel Fuentes lo mantuvieron disciplinado cuando se aplicó la fuerza del estado y fue encarcelado al menos dos veces: en el sexenio de Dante Delgado y Patricio Chirinos, por los excesos que protagonizaba, donde hubo hasta muertos.

Es decir, en esas épocas se ha demostrado que sólo se necesita voluntad por parte del estado para meter en orden a quien su vida es hacer desmanes en donde se presente.

Nadie niega que la lucha de los 400 Pueblos pueda tener una causa justa de origen, pero la misma organización dirigida por César del Ángel ha disminuido su poder de lucha al cometer atropellos, tropelías y desmadre y medio en los lugares donde se presenta, todavía amenazando a quien los critique.

Lo peor de todo, es que de organización campesina con una causa, se han convertido (como se ha visto en los recientes años) en viles mercenarios para ocupar plazas o acosar a opositores del gobierno. Su presencia regularmente se ve en tiempos electorales, y no se dude que su presencia sea para enrarecer más el panorama, para asediar como se hizo en el pasado reciente: ¿acaso será otra vez contra un Yunes?

Y es que los 400 Pueblos son de esos dolorcitos de cabeza que al gobierno le gusta tener de vez en cuando; lo menos que hacen algunos de sus integrantes es realizar robo a casas habitación, como ocurre en Coatepec, donde vecinos del fraccionamiento San José se quejan que los “campesinos” se meten a robar a cada rato a sus hogares por el pecado de tenerlos viviendo atrás de dicha zona residencial.

Habían estado muy callados en el presente año, hasta que se reporta dos veces la aparición “fortuita” de Del Ángel y sus más cercanos en el restaurante Cítricos del hotel Hípico Inn, curiosamente el mismo donde se hospedaba toda la prensa que había ido a realizar la cobertura de Cumbre Tajín. Su presencia indicaba algo, aparecía entre los periodistas por algo.

Y aparecieron: este miércoles llegaron a Xalapa a instalar sus acostumbrados campamentos en la Plaza Lerdo, a hacer sus bailes en paños menores y pedir por la cantaleta de siempre: que la Comisión de la Verdad, que la represión de Chirinos, que la restitución de tierras, bla, bla, bla.




Pero no llegaron solos: para hacer el escenario todavía más grotesco (sí, pensábamos que no se podía) estuvieron acompañados por quien se dice su abogado; ni más ni menos que el ex secretario de Gobierno y ex procurador de Justicia, el polémico Reynaldo Escobar Pérez.

El abogado, que ha servido de todo, menos para la seriedad del oficio, raya en la falta de ética al juntarse con una ramplona banda de delincuentes. ¿Cómo es posible que quien tuvo a su cargo el control de la política interna del estado y la procuración de justicia en la entidad sea quien defienda a este grupo? Pero, fiel a la manera de hacer protesta de los 400 Pueblos, Reynaldo abandonó hace mucho tiempo la ética profesional; se convirtió en un ridículo bufón del poder. No por nada, nunca ha explicado el origen de su millonaria fortuna, lejos de su salario como servidor público.

Erick Lagos tiene en Reynaldo el ejemplo de en lo que no se debe convertir, pero pues ahí tuvo al joven funcionario haciéndole al tolerante, sentándose con ellos a dizque dialogar. Quien se imaginaría que el “poder” o la “fantochada” de los 400 Pueblos en Xalapa incluiría sentar al secretario de Gobierno en la Plaza Lerdo quesque para platicar. En verdad, qué patético guión.

Y llamamos “delincuentes” a los señores no por menospreciar o discriminar, porque luego resulta que los señores de los 400 Pueblos son muy sensibles a la crítica (¡ay, delicadas!). Anoche llegaron a una tienda de ropa ubicada en la calle J.J. Herrera y literalmente la asaltaron con el pretexto de que esta era La Casa del Campesino. La autoridad se limitó a hacerle al monje y hacer como que pedían que desalojaran tranquilamente. 

Dicen que la tienda de ropa es uno de los objetivos de presión hacia alguien por parte de los 400 Pueblos, pero sea el propietario un político o no, la manera de asaltar un local privado nos recuerda los tiempos del gavillerismo. Es decir, en Xalapa los 400 Pueblos pueden llegar --con esa lógica-- a invadir un negocio privado y arrebatarlo con el pretexto de que pertenece históricamente al campesino.

Y no es nueva esta actitud delincuencial de los 400 Pueblos: en abierto ya agredieron las instalaciones del periódico Veraz, de Claudia Guerrero Martínez, a quien le fueron aventar huevos y piedras. Esto, en diciembre de 2012.

¿Quién trajo a los 400 Pueblos? ¿Qué intereses servirán en los presentes tiempos que ya pintan como electorales? ¿O qué? Seguramente se disparan solitos a hacer desmanes y es meritita coincidencia que aparezcan ahora cuando más patadas hay entre los grillos.

Eso, como su mentada causa campesina, que se los crea su tapu drema.

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