27 de octubre de 2009

Anuncian priístas nueva gira por el estado

Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- Ante los resultados penosos por parte de los diputados del PRI veracruzanos, sobre la aprobación en la Cámara de la reforma fiscal de Felipe Calderón, creo que los legisladores están siendo duramente juzgados por la crítica periodística y la opinión pública.

Creo que deberíamos ponernos en sus zapatos de 3 mil pesos, vestirnos en sus trajes Boss o Ermenegildo Zegna, para entender que es difícil alzar la mano cuando no se debe, que su prestigio queda comprometido cuando anduvieron con la cantaleta de que la reforma fiscal calderoniana era algo así como la biblia del anticristo, un compendio del Mil Chistes o un nuevo libro de Carlos Cuauhtemoc Sánchez.

Debemos tomar en cuenta el sacrificio que hacen estos legisladores fieles a Veracruz y a su sacrosanto gobernante, para dejar a sus familias en sus lugares de residencia e irse a vivir al horrible Distrito Federal, capital de las malas mañas; imagínese lo que debe sufrir un diputado federal al ir por un camioneta Escalade, Excursion, Grand Cherokee en medio del gran tráfico de Chilangolandia.

Imaginen ustedes el ridículo al que quedan expuestos si en determinado momento --como sucedió-- hacen todo lo contrario de lo que habían prometido no hacer a sus electores. Que todavía tengan que buscan una justificación para seguirse arrebatando la camisa a jirones desde el pecho y decir "¡Aquí recibo las balas por todos los jarochos!".

Incluso, nomás para que vean ustedes que nuestros diputados fieles son capaces de dejarse fustigar por el pueblo, ya estaban organizando otra nueva gira por el estado, encabezados por Javier Duarte (pa' variar), e iban ir como judíos errantes por el desierto explicando las bondades de la marranada que acaban de hacer.

No obstante, tuvo que aparecer el otro chamaco pendenciero de César Nava para cajetearla y echar por la borda la reforma aprobada de su jefe. Eso sí que no lo entiendo: para qué tratar de echarle la culpa a alguien si ya todo estaba aprobado y el más embarrado fue el Partido Revolucionario Institucional por andar de indefinido y llevársela nadando de a muertito, mientras las bancadas del PRD y PAN se despedazaban con todo.

César Nava vino a regar el tepache justo cuando vio que su presidencia y la Presidencia son tan grises, que a la de omelette quieren salir en la foto y llamar la atención a lo zopenco. Son como los piromaniacos: nomás le prenden fuego a las cosas y luego no saben por qué lo hicieron; aprendan a los diputados del PAN jarochos, que ni repelan.

Total, desde el puerto de Veracruz y con el respectivo lechero a la mano, llegaron los diputados priístas veracruzanos para otra vez a desdecirse (como dice chiqui-Yunes, "vaya pa' seriedad") y nuevamente ponerse la camisa de héroes para "combatir" a esto que está afectando al pueblo.

¡Ah! pero esí, si les preguntan quién les va a creer ahora después de andar mintiendo, todavía se enojan. Ya hasta dicen que la nueva gira de los diputados fieles será para anunciar que el Senado les va a batear la cajeteada que ellos mismos aprobaron.

Claro, obvio, el fondo nomás es la campaña de Duarte a la gubernatura.

¿Con que autoridad moral? Sólo ellos lo saben, porque en ningún momento han dicho que lo aprobado era aberrante, y creo que hasta están orgullosos de haberlo hecho; simplemente ahora están remando contra corriente porque a cada rato les zumban los oídos con las miles de mentadas jarochas que se dicen en su nombre y por llevarle la contraria a un César Nava que andaba de bocón.

En el fondo la reculación es, pues, una vulgar venganza política que ni siquiera se les ocurrió a los diputados federales veracruzanos, sino que es una orden de la alta cúpula del PRI, allá donde los infieles no tienen cabida.

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