9 de octubre de 2009

En Veracruz, los niños se desmayan



Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- Un 5 de mayo, en Minatitlán. En ese entonces arrancábamos el programa "La Noticia en el Café" en Olmeca TV, de Coatzacoalcos. Terminando nos fuimos a la petrolera ciudad porque estaba anunciada la visita del gobernador. Eran cerca de las 11 de la mañana, y no se veía ni el aura de Fidel. Arrancó el desfile conmemorativo porque la gente se estaba impacientando y el maestro de ceremonias ya nos tenía hasta la chirimoya con su "y en unos momentos más estará con nosotros Fidel Herrera Beltrán".

Para los que no conocen "Minabaches", esta ciudad durante los meses de abril y mayo se convierte en algo así como un horno: calores de mínimo 50 grados que no dejan hacer nada. Todo mundo anda de mal humor y caliente. Una frase muy popular en la región es "para aguantar este calor, sólo borracho o loco".

Llega el mandatario estatal --por cierto, acompañado del entonces desconocido secretario de Finanzas, Javier Duarte de Ochoa-- e inmediatamente todo se paralizó de nuevo. Detuvieron el desfile ya descompuesto por jóvenes que se les notaba el cansancio, la desmañada y los incandecentes rayos de sol sobre la piel. Si las niñas tardaron en peinarse, para la hora de de llegar al presidium, el calor ya les había hecho estragos en el cabello.

Bien, como esperaron a que el gobernador se sentara en su lugar, hicieron pausa y reanudaron la marcha; el desfile acabó a los pocos minutos, ya pasado el mediodía, e inquieto como es el gober inmediatamente salió del presidium para despedirse del calor de los mil demonios.

No contaba con que un grupo de madres de familia se acercó a él para reprocharle que a todos los levantaron temprano, medio desayunaron en sus casas y los tuvieron parados desde las 6 de la mañana en las calles para que el mandatario sólo estuviera menos de una hora. Lo menos que le reclamaron al gobernador fue que era injusto cómo a los niños los tenían esperando a que arribara al presidium y ninguna autoridad se preocupara por el calor que ya se sentía desde temprano y que a medio día es insoportable.

Fidel Herrera no tenía la culpa de lo anterior, pero aún así, mostrando sensibilidad al asunto, prefirió quedarse un buen rato más para escuchar las demandas ciudadanas y hasta de paso presentó a Duarte como secretario de Finanzas.

Este jueves, en la escuela secundaria técnica número 72, con sede en Xalapa, ocurrió una situación que ha sucedido ya en un par de ocasiones antes en los eventos políticos y cívicos donde son llevados niños.

Resulta que con motivo de la presentación del programa Escuela Segura, la Secretaría de Seguridad Pública decidió presentar este proyecto en dicha institución, y fue así que reunieron a los alumnos en un auditorio techado con lámina. Últimamente los calores ya causan estragos en lo que era el fresco Xalapa, y es lógico que los habitantes de este hermoso lugar no soportan las temperaturas de 30 grados que en Minatitlán son como días de buen clima.

Pues bien, una multitud de niños amontonados con un calor que especialmente este jueves fue palpable, tuvieron como consecuencia que cerca de 30 niños tuvieran malestares como mareos, dolores de cabeza, hiperventilación, golpes de calor; y lo que era un evento significativo para la Secretaría de Seguridad Pública, inmediatamente se transformó en un escenario de paramédicos, ambulancias, radios nextel sonando por todos lados, y niños tirados en los pasillos de las escuelas o sentados en los banquillos siendo atendidos por los cuerpos de emergencia.

Al menos tres niñas fueron llevadas al Centro de Especialidades Médicas. El más preocupado era el secretario de Seguridad Pública, General Sergio López Esquer, quien personalmente vigilaba que los niños fueran atendidos.

Sin duda de lo anterior no tiene la culpa el General, y sería el menos indicado para señalarle que este tipo de sucesos ya se han convertido en tristes anécdotas donde se ponen en riesgo la integridad física de los menores, como lo ocurrido en Minatitlán.

Lo que queda claro es que los responsables de las vidas de los niños, en el afán de quedar bien con el Gobierno de Veracruz o lamerle las patas al gobernante, llevan a los extremos la presencia de los menores, y si por ejemplo un evento comienza a las 11 de la mañana, los citan a las 7.

A esto súmese que si ya de por sí es difícil desayunar en casa por la falta de tiempo, el tráfico, los padres trabajan, etc., las tiendas --que son un buen negocio-- dentro de las escuelas dificilmente venden alimentos nutritivos, y no pasan de fritangas, empanadas, pasteles, y las nunca infaltables golosinas como las Sabritas, la Marinela, la Gamesa y la rica gama de la Coca Cola... o Pepsi, según le convenga al sindicato y directivos.

No hace mucho, en el noticiero de López Dóriga remarcaban que más que la tan "alarmante" influenza AH1N1 y la esperada "influencia AHNLNL" que descubrió la profa Elba Esther, existe un grave problema de obsesidad principalmente por la deficiente alimentación que se da en las escuelas. Ya para que un niño padezca diabetes, es porque nos podemos dar idea de a qué grado estamos de mal alimentados los mexicanos.

El mismo director de la secundaria afectada admitió que es un escenario común los lunes, durante el juramento a la bandera. Y lo admite como si fuese ya normal.

Lo preocupante es que si bien la cantaleta de la presente administración es que en Veracruz los niños no se tocan para mandarle un obvio mensaje a Miguel Ángel Yunes Linares por su presunta pederastia, ahora tengan que responder por casos como éste, donde una vez más se confirma que el fanatismo fidelista puede resultar peligroso para los más vulnerables.

Los que responden por los menores, principalmente los maestros y autoridades civiles, ya deben estar concientes que la niñez de ahora está sufriendo los estragos de un todo: aumento de la temperatura en el planeta, falta de una buena alimentación, y en Veracruz, niños que no se tocan, pero se desmayan solitos.

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