Este día, me informan, contra todo lo previsto en la ciencia, que Jesús resucitó. Que no estaba en su tumba esta mañana y se descarta la presencia de saqueadores de tumbas.
Esta mañana de domingo, un domingo cualquiera, los fieles inundan los templos para alabar que Jesús tuvo una súbita resurrección, sin apoyo de respiradores artificiales, máquinas de paro, o maniobras resucitadoras.
Esta mañana habrá no sólo fieles, sino buenas personas creyentes, devotas de que haber el bien es lo mejor para ganarse el cielo, el respeto y el cariño de sus prójimos.
También habrá hipócritas que, vestidos de corderos alabarán al Hijo del Hombre, pero saliendo de su Casa volverán a ser los peores seres humanos.
En otras noticias, la bocina de la terminal indica que a las 7 sale el camión a Puebla, saliendo por la puerta 1, estacionado en el andén número 8. Favor de abordar.
Fuese este domingo más romántico (porque hay un amanecer de esos hermosos que pocas veces se ven) si fuera el tren a Veracruz, que me llevara en barco a París y apareciera ella pidiéndome que no me vaya. Que me ama más allá de sus chaquetas orientales, que viviríamos felices si tan sólo bajara la panza y dejara de fumar de nuevo.
Este domingo, un domingo como cualquiera, 12 personas murieron en Sábado de Gloria. Se inundaron de la densa niebla de la señorial Naolinco, estrepitosamente, fugazmente, apabullantemente, vieron que los últimos segundos de su vida era como una cámara agitada, con escenas manguereadas, pixeles mal iluminados, y al final la disolvencia en negros.
Este domingo santo, como el domingo sagrado de muchos, la película del camión es sobre un circo, un vampiro homosexual y todo doblado al español porque somos unos huevones tarados como los españoles, que no quieren saber nada de eso llamado subtítulos.
Este domingo, día en que Jesús (Chuchito para los cuates) se levantó de su tumba por alguna causa sobrenatural de sus midicloreanos, Xalapa se amanece tranquila, a unos meses de cambiar a la alcaldesa cuyo único pecado es tocar vaginas.
Esta mañana del primer día, séptimo según Dios, están con cara de pendejos los espectaculares de los aspirantes a un cargo de elección popular.
Nada cambia este domingo, excepto que Jesús, El Cristo, resucitó una vez más como Ikki, el caballero Fénix de Saint Seya, que precisamente resucitaba siempre en domingo, por las mañanas, a la misma hora y por el mismo canal.
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