De los pintados de azul: Fernando Yunes, Papá Yunes, el pipope Javier Lozano, el mocho Oliva y atrás muy discreto Enrique Cambranis (Foto: Tonatiuh Navarro/MULTIGRÁFICA)
De pasar a ser la segunda fuerza política en el estado a finales de los 90, hoy quedan cenizas de lo que fue ese sol azteca que contagió de entusiasmo nacional, ganando varios ayuntamientos que tradicionalmente fueron priístas y que vieron en el Partido de la Revolución Democrática una opción de cambio.
La realidad es que no llenó las expectativas. El día de hoy controla sólo unos pocos ayuntamientos, en manos algunos de quienes fueron priístas y renunciaron al tricolor porque no les cumplieron caprichos.
El PRD en Veracruz se entiende en dos vertientes en la actual coyuntura: es un partido desmoronado, desgastado por sus conflictos internos, que perdió la figura de liderazgo y quedó en manos burócratas sin oficio político.
Ante tal oportunidad, los advenedizos carroñeros vieron este PRD débil para convertirlo en parte de su botín político.
Esto quizás no lo entienden los perredistas cuando insisten en la alianza con el Partido Acción Nacional y tienen enfrente el ejemplo más claro del peligro de aliarse: la presencia de Miguel Ángel Yunes Linares.
Previo a las campañas a la gubernatura del 2010, Miguel Ángel Yunes, con toda la bendición del panismo nacional, el presidente Felipe Calderón y el protectorado de la hoy convicta Elba Esther Gordillo, llegó al PAN haciendo una campaña de espionaje chino y boicot contra el candidato natural del panismo en Veracruz: el hoy secretario de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón.
No sólo creó rumores que le calentaron la cabeza al presidente Felipe Calderón, sino que hábilmente convenció al grupo en el poder panista en Veracruz encabezado por Víctor Alejandro Vázquez Cuevas, “El Pipo”, para hacerles creer que era un aliado, un amigo, casi hermano de la causa.
Al famoso “Pipo” le aconsejaron por esos días que no le convenía para nada establecer amistad con Yunes Linares, pues se conocía de su naturaleza intrigante, tramposa y dañina, pero “Pipo”, confiado, decía que podían controlarlo.
El final de la historia fue lo que se preveía: “El Pipo” fue coordinador de campaña a la gubernatura, lo borraron del panorama político, Enrique Ampudia tomó las riendas del PAN a la gubernatura y Miguel Ángel Yunes Linares es quien ya controla de facto al PAN en Veracruz.
LA MARCHA EN LOS LAGOS, DÍA CLAVE
A mediados de febrero, los panistas y perredistas anunciaron que se realizaría una marcha y mitin de protesta en la Plaza Lerdo de Xalapa el 24 de febrero, por la negativa que le siguen haciendo las autoridades electorales para ir en alianza en las próximas elecciones locales.
Independientemente de las razones o motivos legales que impidan la alianza, es obvia la insistencia de una campaña oficial para impedir que estos dos partidos se unan. El claro ejemplo fue la repentina presencia de los 400 Pueblos en la ciudad de Xalapa, quienes antes llegaron días antes de la protesta perredista/panista para ocupar la Plaza Lerdo sin causa justificada.
Y es de todos conocidos que los señores de los 400 Pueblos se rentan al mejor postor para este tipo de acciones seudopolíticas. Su mismo líder César del Ángel admitió --en un delirius tremens-- que se habían “rentado” para perseguir al candidato del PAN a la gubernatura, Miguel Ángel Yunes Linares, por todo Veracruz. Su presencia en Xalapa fue por las mismas razones: boicotear la protesta anunciada frente al Palacio de Gobierno.
Una vez pasada la “amenaza” de protesta, los 400 Pueblos dejaron Xalapa y dejaron su acostumbrado cochinero.
El mitin se llevó a cabo el 24 de febrero, pero en Los Lagos, donde llegaron los líderes perredistas y panistas, aunque de éstos últimos no se vio a nadie de los veracruzanos destacados.
Las fotografías no mostraba a ninguno de los líderes panistas tradicionales, a excepción de Enrique Cambranis, quien es el presidente estatal. No estuvieron (al menos en el templete) ni Julen Rementería, ni Hermann Ortega, ni los hermanos Vázquez Cuevas, ni Juan Bueno Torio, ningún Gutiérrez de Velasco.
Ahí sólo estuvieron Miguel Ángel Yunes Linares y su hijo Fernando, acompañados por el senador Javier Lozano, poblano, ex secretario de Trabajo con Calderón; y Juan Manuel Oliva, ex gobernador de Guanajuato ligado al grupo de fanáticos religiosos El Yunque, pero nadie de los panistas tradicionales.
A Miguel Ángel Yunes Linares lo quieren, pero de lejitos, muy lejitos los panistas. Razón de sobra para que Juan Vergel, el presidente del PRD estatal, supiera del peligro de juntarse con Yunes Linares.
BULLYING DE A PESO
¿En realidad vale la pena tanta campaña negativa para cerrarle el paso a la alianza perredista/panista? Quienes llevan las riendas de la campaña contra el PRD no han medido que éste ni siquiera tiene candidatos registrados ni la fuerza electoral que de antaño tuvo.
Es como un bullying de un señor de 30 años con 100 kilos de peso contra un bebé de un año que apenas llega a los 5 kilos.
El PRD, de hecho, ya sufre el efecto Yunes Linares en sus filas, teniendo al dipsómano y escandaloso Freddy Ayala, persona muy cercana al ex candidato a la gubernatura, y quien ha violentado todo dentro del sol azteca.
No se puede entender cómo un partido con tantos problemas internos sea alguien factible para aliarse, como tampoco se entiende cuál sea la intención de tan feroz sobajamiento como si el PRD en verdad fuera un partido por el que valdría la pena pelear.
De hecho, se podría decir que si se llevara a cabo la alianza, lo único que van a llevar como un fin común será el desacuerdo, la rebatinga por los cargos de elección popular y aumentar el divisionismo entre sus simpatizantes. Se prevé un escenario difícil de acuerdo para los panistas y perredistas en los municipios.
Mientras se concentran las baterías en el PRD, los que crecen son partidos como Movimiento Ciudadano, con amplias posibilidades de ganar Xalapa por el pésimo trabajo de la alcaldesa priísta Elizabeth Morales; y hasta Alternativa Veracruzana (AVE) anda haciendo sus pininos llamando a periodistas para que se unan a su “causa”.
Caso especial merece el tan cacaraqueado Partido Cardenista, que al parecer está gastando todo su presupuesto en mantas con fotos de su presidente estatal Antonio Luna, pero no se ve que tenga la simpatía popular: en Córdoba, donde es originario Luna, su “poder” se desvaneció a raíz de su reciente divorcio y su ex esposa ahora controla los grupos en esa región.
EL PAN NO ESTÁ MUERTO
El PAN, por sí solo, no ha muerto. Si bien tuvo un descalabro en las pasadas elecciones federales, todavía cuenta con cuadros muy valiosos a destacar, sean o no aliados cercanos a Miguel Ángel Yunes Linares.
En Tantoyuca, el rival a vencer para el PRI es el cacicazgo de Joaquín Rosendo Guzmán Avilés, quien controla uno de los padrones de panistas más grandes en el país. La zona de Veracruz y Boca del Río son todavía bastiones fuertes del panismo. Martínez de la Torre es otro de los distritos que se mantienen fuertes para el PAN.
Hay personajes como Sara María López Gómez, ex delegada de la Comisión Nacional Indígena, que tienen una currícula prestigiosa e impecable de trabajo. Personajes como ella deberían de ser tomados en cuenta para convertirse en las próximas caras del PAN si se quiere revertir el efecto negativo que les ha traído el yunismo. Otro de estos personajes es el alcalde de Tierra Blanca, Tito Delfín, quien ha hecho una destacada labor en el ayuntamiento.
El PAN puede crecer por sí sólo porque tiene las posibilidades económicas y los personajes para ir por alcaldías y diputaciones sin tener que pelearle nada al PRD, y esa quizás sea la mejor ruta para un partido que se mantiene fuerte al lado de una bola de caníbales que se dicen de izquierda.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario