Ilustración de Neal Adams
Esta Semana Santa, así las cifras sean las más alegres, la secretaria de Turismo del gobierno federal, Claudia Ruiz Massieu, dio un dato real: México descendió de la tabla internacional debido a los efectos de la violencia.
Veracruz seguramente no estará exento de lo anterior, pero podrá aprovechar un factor: las protestas de maestros en Oaxaca y Guerrero; esos educadores “revolucionarios” en contra de todo lo establecido y que le sacan el parche a la evaluación, y su manera de protestar es joder al prójimo.
¡Carajo!… Chuchito decía amaos los unos a los otros, y en plena Semana Santa a los trinches profesores se les ocurre fastidiar a medio mundo. Ni los días sagrados de Jesús respetan, chale.
Esta circunstancia obliga a desanimar a los visitantes a esos hermosos estados. Ya sabe: la playa de Nacapulco de Luis Mirrey y la Oaxaca de Mafiosos Priístas, donde al asesino de un profesor jubilado lo hacen candidato a alcalde o les da por inventar atentados. Pura finísima persona.
No obstante, siguen llegando las hordas de extranjeros a la capital oaxaqueña y a la famosa Caletilla o Zona Diamante. Y la neta allá sí se ven, y no como en Xalapa, que según las gestiones internacionales de la alcalde Elizabeth Morales, debería estar llena de vikingos, españoles y uno que otro franchute.
Veracruz tiene la oportunidad para demostrar que está en paz. Que no tiene bloqueada sus carreteras por caprichitos de grupos magisteriales. Que en estos días, como nunca, debe prevalecer la política y el diálogo para impedir que los manifestantes afecten a quienes deseen vacacionar en un estado que poco a poco ha recuperado la confianza ciudadana, luego de estrepitosos episodios de sangre.
Como nunca el estado, los servicios y sus principales zonas turísticas deben estar a la altura para recibir a quienes llegan a descansar y convivir a las playas, a la montaña, al desmadre citadino de la vida nocturna.
Ya de entrada podemos decir que el Caribe Mexicano es un destino ahorita lleno de mexinacos que quieren conocer las agüitas azules y la arena blanca que dicen es cangrejo. Que allá nadie se queja de los servicios. Que tiene la gran ventaja de tener vuelo de bajas tarifas, alcanzables para los proles peñanietistas, por su lejanía prácticamente de todo México.
Veracruz se ha tardado en gestionar vuelos de esta categoría. Siendo un estado tan largo, bien ya podrían haber traído una que otra compañía de vuelos baratos para invitar a todo mundo no sólo al puerto, sino a lugares como Costa Esmeralda, los Tuxtlas, Coatzacoalcos y decenas de sitios turísticos que rodean a Xalapa.
Si bien hay una apreciación en la mejora de seguridad, no podemos dejar de lado que la desconfianza de la gente permanece: nadie fácilmente viaja a determinadas horas, en determinados sitios, por las debidas precauciones o por mera superstición.
Muchos veracruzanos se han preguntado si no habrá facilidades en el futuro para evitar las largas carreteras y de perdida volar una vez en su vida. ¿Se imagina usted cuántos maestros, obreros sindicalizados, podrían ser un mercado para moverse sólo en el estado?
No se entiende tampoco porqué la negativa de las compañías aéreas de bajo costo para invertir en Veracruz. A lo mejor son como esos chilangos ingenuos de CNI-Canal40, que pensaban que podíamos viajar desde Coatzacoalcos a Poza Rica para cubrir un incidente, sin pensar que el chorizo veracruzano era de al menos 12 horas de viaje.
Como sea, la Semana Santa se va de volada, y si no es vuelos de bajo costo, por lo menos súbase en el ADO; nomás aguante la molestia de que le suben las tarifas cuando se les hincha y sin aviso.
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