9 de octubre de 2013

La lucha por la Rébsamen



Pablo Jair Ortega - pablojairortegadiaz@gmail.com.- La emblemática escuela “Enrique C. Rébsamen” ha sido rehén de un grupúsculo que padres de familia no identifican como maestros, ni siquiera como personal administrativo o auxiliar: “Son unos jóvenes, muy chavos para ser maestros”.

Este lunes, la subsecretaria de Educación Básica, Xóchitl Osorio, acudió personalmente a desbloquear las puertas de acceso, que, se reitera, estaban tomadas por personal ajeno a la institución.

Este miércoles, debilitada su posición ante los padres de familia de dicha escuela, los disidentes volvieron a mandar un grupo a bloquear la entrada de la Rébsamen, pero cometieron un error: mandaron a personas muy jóvenes, que además desconocen de prudencia, porque se enfrentaron con los reporteros que se acercaron al lugar.

A los padres de familia les entregaron un volante (qué raro: a nadie se le ha ocurrido volantear por el lado oficial) donde explicaban sus “razones” de “lucha”. Con esto pretendían convencer a los padres y hasta pedían --ingenuamente-- si podían firmar el papelito a manera de apoyo. Los padres, que ya están hartos, los mandaron olímpicamente al carajo.

En dicho volante, acusan que el gobierno y medios de comunicación han llevado a cabo “una campaña de desprestigio y linchamiento, ignorando por completo las demandas y acuerdo tomadas en mesas de diálogo con las autoridades”.

Seguidamente, amenazan: “Volvemos a cerrar las escuelas durante 72 horas manifestando nuestro apoyo incondicional a los compañeros que han visto atropellados sus derechos y dignidad mediante el uso de la fuerza pública, el hostigamiento y amenazas para dejar de lado la lucha magisterial y regresar a sus aulas”.

Después, con todo respeto, sigue una sarta de mamadas más que se anexan en imagen, por la pereza de no reescribirles todo su discurso de hueva.

La respuesta fue velada desde ayer con las declaraciones del gobernador de reconocimiento al Movimiento Magisterial, pero también con la advertencia de que se aplicaría la ley: se anunció que, este jueves, maestro que falte a su trabajo, será descontado de su salario o de plano corrido de su trabajo. Así de simple.

La toma de la Rébsamen es un simbolismo muy fuerte en esta guerra entre autoridades y maestros renuentes. Es la escuela, junto a la Normal, fundada por el ilustre educador que en Veracruz sentó las bases de la educación moderna con otros grandes como Laubscher y Justo Sierra. Tomar dicha escuela es como tomar Rectoría en la UNAM o, en un caso poco ortodoxo, tirar la estatua de Saddam Hussein en Irak.

La medida de gobierno se da en la rebatinga que dio como fruto que el gobierno federal se lavara las manos en el conflicto para entrar en otro: la Reforma Hacendaria. Mientras, que sean los gobernadores quienes discutan y arreglen los asuntos con la disidencia. Por eso Veracruz responde y parece que funcionó en automático, porque la caseta de Fortín que estaba tomada por maestros este miércoles, de inmediato se liberó y se retiraron.

A todo esto, y con el anuncio hecho por la Secretaría de Educación de Veracruz ¿Y qué querían los maestros? ¿Qué les siguieran tolerando una protesta que no ayuda en nada a la educación? ¿Qué pensaban que la liga que estaban estirando no se iba a romper? ¿Qué el mundo lo iban a resolver a punta de redes sociales y radicalizaciones?

¿En verdad pensaron que no iba a haber represalias por parte del Gobierno? ¿En verdad se la querían jugar contra el sistema de manera cómoda: “protesto, pero también págame”? Si van a luchar, tengan por lo menos el valor para entender que una lucha tiene sus consecuencias.

Si los maestros disidentes hubiesen sido inteligentes en sus protestas, la sociedad y hasta los medios los apoyarían, pero simplemente regaron el tepache: ¿qué ganaban cerrando escuelas? ¿Qué ganaban cerrando PEMEX, comercios, calles, carreteras? ¿En serio pensaban que se les iba a aplaudir? ¿Nunca pensaron que sus protestas sólo afectaron a padres de familia que tuvieron que modificar sus hábitos para dejar a resguardo a sus hijos? ¿No pensaron que muchos padres hacen el sacrificio para llevar a sus hijos a las escuelas públicas como para que salieran con sus cierres?

Ya así más claro: ¿no pensaron que sus protestas estaban afectando a los padres y a los niños más que al gobierno contra el que dicen manifestarse?

¿En verdad pensaron los maestros que sus movilizaciones doblarían al gobierno? Digo ¿saben algo de historia al menos? Porque no se recuerda que una revuelta haya sido triunfante en México, ni siquiera la Revolución Mexicana, que no cambió nada y sólo puso a una bola de corruptos sonorenses en el poder.

Y es verdad cuando se defiende su derecho de manifestarse, pero pues se equivocaron en la manera de protestar. Se equivocaron y muy feo. Podrían haber tenido el apoyo de la sociedad y hasta de la prensa, pero decidieron confrontarlos como si la unidad magisterial fuese la fuerza más inquebrantable y absoluta en el universo.

Ya les respondieron, ahora no chillen como periodistas madreados por policías lo que no supieron defender como maestros “aguerridos”.

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