20 de mayo de 2013

Feria de Coatepec y padres irresponsables

El cartel de lujo que siempre no lo fue

Pablo Jair Ortega- pablojairortegadiaz@gmail.com.- Dice un viejo dicho que “Cada quien habla de cómo le fue en la feria”. Hay quienes critican diciendo que la Feria del Café de Coatepec fue un fracaso en comparación a otros años: artistas cancelados, poca gente y pésima organización en manos de comerciantes locales, ya sin control del ayuntamiento.

No obstante, este fin de semana se pudo ver tal cantidad de gente en la zona del recinto ferial. Pese a la crisis económica, los coatepecanos y vecinos de otros municipios llegaron a divertirse: hubo rodeo, música grupera y a las 5 de la mañana, se veía bastante movimiento en la tranquila Coatepec.

Cada quien tiene sus impresiones sobre la feria. Las familias llevaron a sus hijos a los juegos, algunos disfrutaron de los pocos conciertos que valieron la pena, y otros siguieron con el espectáculo de rodeo. Los borrachines se dedicaron a comprar cerveza para embrutecerse, para convivir, y hay que decir que al menos no se reportaron incidentes graves pese al consumo del alcohol.

En la colonia 2 de Abril se supo de un incidente que no pasó a mayores, cuando una jovencita pidió auxilio y fue bajada de un vehículo lleno de adolescentes. Todos iban borrachos, y la chava seguramente le cayó el veinte de que en ese momento iba a ser objeto sexual de una bola de calientes. No pasó a mayores, llegó la Policía, llegó la familia y a la señorita no le pasó nada.

Muchas de las críticas han sido precisamente en el sentido de la venta inconmensurable de alcohol a menores de edad. Que se pudo ver a decenas de jóvenes de menos de 18 años en total estado de embriaguez, bien estúpidos, hasta altas horas de la madrugada, caminando por los alrededores de la feria y colonias aledañas.

Coatepec es un municipio que padece, efectivamente, de un gran problema de alcoholismo juvenil. Este autor es testigo de que los anexos están llenos de pacientes crónicos, algunos muy jóvenes.

Sin pretender ser moralino, la realidad es que en Coatepec ya están rebasadas las adicciones en la comunidad juvenil. No se ve tampoco que las autoridades municipales estén haciendo algo al respecto, pues hasta la misma Policía Municipal (la cual insisten en retener en el ayuntamiento contra las sugerencias de que ya sea absorbido por Gobierno del Estado) es señalada de proporcionarle los vicios a los coatepecanos, como se demostró con la detención de 10 uniformados semanas atrás.

Tampoco es que se trate de aleccionar a que la juventud sea totalmente entregada a una vida de asueto y abstemia: quién de chamaco no se embriagó a escondidas, quién no consiguió alcohol con algún proveedor alcahuete y algunos habrán probado su primera droga. Para eso es la juventud: para vivir las emociones que de grandes ya no se puede (al menos los que maduran).

Y del mismo modo, los comerciantes de alcohol no tendrán porqué responsabilizarse completamente por el consumo del alcohol entre los jóvenes. Ellos venderán porque es parte del oficio, y sería muy irresponsable echarles toda la culpa a quienes distribuyen cerveza en la feria: no obligan a nadie a tomar y lo demuestran las familias que van a la Feria para divertirse sanamente.

La realidad es que los padres de familia en Coatepec ya deberían de responder por sus hijos. Es entendible que nadie les debe decir cómo educan a sus vástagos, pero también es muy fácil culpar a otros. La venta de cerveza o cualquier tipo de bebida alcohólica puede hacerse en cualquier lado, sin necesidad de asistir a la Feria y culpar a los comerciantes de la misma. Quienes busquen consumir, lo harán sin pedir permiso.

La autoridad y los padres de familia ya deberían estar pensando en qué será lo mejor para sus hijos. La Feria no necesariamente tiene que ser centro de vicio ni tampoco la culpable de todos los males de los jóvenes viciosos.

Desde Coatepec se reitera la defensa de la deliciosa cerveza, néctar de los dioses, ámbar de la vida; que la culpa no la tiene la Indio, sino quien se deja seducir por los excesos y falta de cariño familiar… ¡Salud, bola de borrachos!

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