¡Amá, ese es el avión que quiero que me compres!
Sin pretender ser cargado hacia un partido, pero fue claramente una estrategia clara desde que Vicente Fox y Felipe Calderón asumieron el poder como presidentes de la república: el empoderamiento de la Secretaría de Seguridad Pública.
Los últimos meses del priato de 72 años fueron para crear la Policía Federal Preventiva, misma que se fue integrando por elementos de las fuerzas armadas y por policías federales de caminos. Incluso la primera generación de civiles que entró a la Academia ubicada en San Luis Potosí donde se entrenaba a estos últimos, considerados elementos de élite, cuentan que eran vistos con discriminación, porque no cualquiera era Federal de Caminos y ahora ya cualquiera era Federal Preventivo.
Fue Vicente Fox quien creó la Secretaría de Seguridad Pública y le dio forma y mando propios a la Policía Federal, misma a la que le fue incrementando su poder, quitándole lo de “Preventiva”. En este sexenio, Genaro García Luna (el superpolicía favorito de los panistas) fue el jefe de la Agencia Federal de Investigaciones y se hizo famoso por aquella detención de la francesa Florence Cassez que fue un montaje televisivo.
Desde este espacio se habló que la muerte de Ramón Martín Huerta, secretario de Seguridad Pública y persona muy cercana al presidente Fox, mejoraría la carrera profesional de Genaro García Luna (proveniente del CISEN en el área de investigación), especialmente porque su sucesor Eduardo Medina Mora no tendría un papel relevante como titular de SSP, pero sí incrementaba las facultades de la Policía Federal como pieza importante para la aplicación de la justicia en tiempos del panismo.
Al asumir la Presidencia Felipe Calderón, el secretario Medina Mora fue nombrado como procurador general de la república, con el mismo papel gris que llevó desde que fue director del CISEN y secretario de Seguridad Pública. En los años venideros, la carrera meteórica en el área de seguridad de Genaro García Luna pasó a ser de ser un simple investigador del CISEN a ser fundador y director de la extinta Agencia Federal de Investigaciones, para luego tomar protesta como secretario de Seguridad Pública con Calderón.
García Luna, como supersecretario, obtuvo más poder y recursos que nunca. Los panistas, deseosos de transformar y desmantelar la infraestructura de seguridad dejada por los priístas por su corrupción, desde Los Pinos dieron todas las facilidades para que la Secretaría de Seguridad Pública se convirtiera en la nueva supersecretaría: desde combate a terrorismo, hasta tareas de inteligencia, operativos especiales e investigación. Facultades que tenían otras áreas del gobierno, pero que fueron concentradas en la SSP.
La PGR pasó a ser una simple agencia de guardaespaldas, como este jueves expresó su titular actual, Jesús Murillo Karam. La prueba más risible y ridícula fue cuando a artistas televisivos y comediantes de pacotilla como Adal Ramones le dieron guardaespaldas de la Procuraduría por haber sido secuestrado, o como cuando le dispusieron de personal de la PGR para cuidar a un farsante que presentó en su programa una pulsera de extraterrestres. A ese nivel llegó la Procuraduría.
No es que se le reste mérito a la dependencia: no es fácil ingresar y mantenerse en PGR, incluso en los tiempos del panismo desdeñador. Se sabe que las pruebas de confianza son extenuantes y que tuvieron que llevar a cabo la tarea de acusar a los detenidos por las fuerzas armadas y la Policía Federal, aunque ni siquiera supieran de qué estaban acusados.
Ahora con Peña Nieto se hizo lo mismo que hicieron los panistas: desmantelaron su supersecretaría de Seguridad Pública y le apuestan a retomar los trabajos coordinador de investigación y operatividad que tenían en el priato.
Y es que no se explica cómo es que la Policía Federal tiene mejores aviones y equipo que la Procuraduría General de la República.
Ahora el error puede estar en que todo se está concentrado en una nueva supersecretaría: la de Gobernación, cuando bien las agencias de inteligencia mexicanas pueden reportar directo con el Presidente, sin necesidad de intermediarios.
Los priístas buscan retomar el camino que sea de la información y estrategia, no de las caravanas vistosas llenas de soldados y marinos. En dos años dicen que habrá resultados.
Veremos.
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