22 de julio de 2013
Documental de 1979: "María Sabina, mujer espíritu"
María Sabina Magdalena García (Huautla de Jiménez, 22 de julio de 1894 – 23 de noviembre de 1985) fue una curandera de la etnia mexicana mazateca, ejerció su profesión principalmente en el poblado de Huautla de Jiménez ubicado en la sierra Mazateca, al sur de México, en el estado de Oaxaca.
Luego de que sus conocimientos tradicionales sobre el uso ceremonial y curativo de los hongos alucinógenos, que ella llamaba “niños santos”, los cuales crecen en su región, fueron difundidos por el banquero y micólogo amateur Robert Gordon Wasson, María Sabina fue convertida en una celebridad nacional e internacional, sobre todo entre las personas que pugnan por el uso abierto y legal de sustancias psicoactivas.
Biografía
Nacida en la hoy ciudad de Huautla de Jiménez el 22 de julio de 1892, en una familia de curanderos tradicionales que curaban usando plantas y hongos, recibió desde muy joven una educación rigurosa sobre su uso, lo cual le permitió perpetuar los conocimientos tradicionales de su pueblo.3
Hija de María Concepción, queda huérfana de padres a los tres años y es criada, junto a su hermana, por sus abuelos maternos; quienes se dedicaban a la cría del gusano de seda y a la agricultura tradicional. Como era la costumbre de la época, es dada en matrimonio a Serapio Martínez a los 14 años de edad, y su primer hijo nace al año. Más tarde, su esposo se unió a las huestes revolucionarias y quedó sola durante unos dos años. Al regresar su esposo, tuvo con él dos hijos más, pero quedó viuda en 1914.
En 1952, el banquero y micólogo amateur estadounidense Robert Gordon Wasson encontró un recorte de prensa de un reportaje de Robert Graves en el periódico Ciba en Nueva York sobre el uso de unos hongos en México. Según la descripción de los frailes que llegaron durante la conquista de México, estos hongos se ingerían durante un culto. Esto interesó a Robert Gordon Wasson, quien realizaba estudios amateurs sobre el uso de los hongos en diferentes culturas desde 1927.4 En 1955, en compañía de su esposa Valentina Pavlovna realizó un viaje a la sierra Mazateca donde, luego de varias negociaciones, es recibido por María Sabina quien realiza con ellos una vigilia nocturna, enseñándoles parte del uso y proporcionándoles muestras de los hongos. Durante varios días, grabaron pláticas en cintas magnetofónicas , las cuales fueron transcritas a un sistema fonético de escritura y traducidas al español e inglés, y tomaron fotografías de las ceremonias con luces estroboscópicas. El 13 de mayo de 1957, la revista Life publicó un extenso artículo ilustrado de Robert Gordon Wasson en el cual describía las veladas con hongos con María Sabina. Esto dio lugar a que un gran número de personas se aventurara a las regiones montañosas boscosas de México para descubrir por sí mismos las setas con poderes visionarios.5
Quince años después, en 1968, Robert Gordon Wasson publicó el libro El hongo maravilloso: Teonanácatl. Micolatría en Mesoamérica, donde expone al público estadounidense el ritual y uso de los “niños” en la cultura Mazateca. Como el pivote del libro era María Sabina, esta recibió una fenomenal publicidad en la época de apogeo de la cultura estadounidense hippie, que entre otras cosas, se caracterizaba por el uso de sustancias alucinógenas. Este libro marca un vuelco en la vida de María Sabina quien empieza a recibir la visita de personas ajenas a su comunidad, tanto de mexicanos como extranjeros, muchos de los cuales viajan en la búsqueda de una experiencia psicodélica con los hongos y algunos otros como parte de un trabajo de investigación.6
Esto proporcionó en parte una cierta estabilidad económica a María Sabina, pero es acusada por miembros de su comunidad de lucrar con la cultura de su pueblo. Además, el mal uso de sus conocimientos por parte de muchos de sus visitantes la llevó a considerar como un error el darlos a conocer a los extranjeros, ya que solamente buscaban diversión.7
En 1986 se publica un reportaje titulado “María Sabina de Huautla ¿Isis sin velo?”, de Ramón Mendez Estrada, donde se describía otra parte de la vida de Maria Sabina, prácticamente los últimos meses de ella. Según la entrevista el reportero comentó: «La última vez que vi a María Sabina, en septiembre de 1984, unos catorce meses antes de su muerte, la vi muy cansada, muy pequeñita. Estaba impaciente. No quería conversar. Iba y venía continuamente por la habitación. Estaba cansada, creo yo, de escuchar las mismas preguntas de curiosos impertinentes por treinta años consecutivos, y de tener que defender sus mismas respuestas milenarias». Pues con la difusión, por parte de Wasson, logró, entre muchas cosas, mandar a una gran cantidad de visitantes hacia Huautla. A algunos solo los movía el deseo de alguna aventura psicodélica, faltando al respeto a esta forma de proyección espiritual. Ella, molesta por la falta de respeto, expresó: «Mucha gente se aprovechó de mí. Recuerdo aquella vez cuando volvió a llegar Wasson. Me regaló un disco en el que venían mis cantos. Le pregunté cómo le había hecho. Nunca imaginé oírme a mí misma. Estaba disgustada porque en ningún momento le había autorizado a Wasson que robara mis cantos. Mucho tiempo anduve llorando por esto y el insomnio no me dejaba dormir». Al inicio de la década de los sesenta los hongos se había convertido en una droga narcótica, lo que le causó una persecución policíaca. Llegaron hasta su casa agentes federales, esculcaron su vivienda y a ella la llevaron en un automóvil con lo que habían encontrado en su choza, aunque fue inmediatamente puesta en libertad. María Sabina le dijo al presidente municipal en ese entonces, Genaro Teran: «Tú sabes que nuestra gente no usa el tabaco que ese desdichado afirma que yo vendo. Me acusa de traer gringos a mi casa. Ellos llegan a buscarme. Me toman fotografías. Platican conmigo. Me hacen preguntas, las mismas que ya he respondido muchas veces… y se van después de tomar parte en una velada». Por último ella decía que la fuerza de los “niños santos” había disminuido ya que se les había tomado literalmente como un juego y ella sería la que pagaría, pues ella se quedó con todas las enfermedades que curó y fue el costo por su don.
María Sabina murió en 1985 en una condición económica de pobreza, ya que no tenía ningún sistema de cobro establecido por sus servicios. Solo recibía de sus pacientes lo que estos querían darle.
A pesar de morir en la pobreza, su figura es usada por cientos de comerciantes en el mundo para la venta de artículos varios, como camisetas, tazas, libros del más variado contenido, música, etcétera. Sobre todo entre la comunidad de usuarios regulares de enervantes, como se puede observar cada sábado en el tianguis del Chopo.9 10 11 Hay varios locales y comercios en México bautizados en su honor, así como personas que lucran descaradamente con su imagen. En México el grupo de rock Santa Sabina adoptó su nombre y la banda El Tri le dedicó la canción “María Sabina”. La canción “Cosas de un soñador”, de Lisandro Aristimuño, hace alusión a María Sabina. Es, además, una figura emblemática en su ciudad natal Huautla de Jiménez.
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